Las voces que conforman la memoria de la represión y el exilio desembarcan en Madrid en plena Feria del Libro

Las voces que conforman la memoria de la represión y el exilio desembarcan en Madrid en plena Feria del Libro
Las voces que conforman la memoria de la represión y el exilio desembarcan en Madrid en plena Feria del Libro

Habitualmente, durante las semanas que dura la Feria del Libro, todo lo que tiene que ver con la lectura en la ciudad de Madrid se recoge en El Retiro. Libreros, editores, distribuidores y autores de promoción se esfuerzan hasta el cansancio para un público lector que también tiene el gran parque como centro de referencia. El resto de la ciudad queda vacío de eventos relacionados con la literatura.

O casi. Con mucho esfuerzo, algunas librerías y espacios de lectura mantienen actividad durante estas semanas previas al verano, como es el caso que hoy nos comenta. El próximo jueves 6 de junio, a las 19 horas, en la librería Lavapiesera Contrabandos podremos asistir a la presentación de En blanco y negro. Represión y exilio durante la Segunda Guerra Mundialuna magnífica obra centrada en los recuerdos anónimos –pero inevitables– creados por el historiador catalán Josep Pimentel.

El propio Pimentel estará nuevamente allí el sábado siguiente a las 12 del mediodía. compartiendo historias de exilio y represión con la comunidad del Espacio Bellas Vistas (centro social del barrio de Tetuán en la calle Almansa, 22), que ha pedido a los vecinos del barrio que vengan a compartir historias personales y familiares con En blanco y negro como percha.


Y, por supuesto, también podrás encontrarlo firmando libros en las Ferias: el viernes 7 de junio a las 11 horas en el Pabellón Indómitas, con su editorial Piera Papel Libros.

Josep Pimentel ha publicado Barricada. Una historia de la Barcelona revolucionaria (2014); Voces críticas ilustradas (2016), sobre las ilustraciones del diario Solidaridad Obrera durante el primer bienio de la Segunda República 1931-1933; Refugiados. Una historia del exilio de 1939 (2018), también basado en historias de vida; la novela historica Maleta (2023) y, ahora, en En blanco y negrosobre el que hemos tenido la suerte de hablar brevemente con él.

–En su libro el testimonio no sirve para sazonar, sino que es el mismo hilo conductor del texto, ¿por qué eligió esta estructura?

Mi intención con esta estructura es que el testimonio en sí sea el hilo conductor de la historia que pretendo explicar. En el caso que se nos ocurre, explico basándome en testimonios la represión y el exilio que sufrieron durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial. La historia en sí no es sólo una lista de hechos, también la escriben personas con sus acciones, sus experiencias y sus emociones. Las historias de vida me permiten incorporar la parte emocional del relato a la narrativa histórica.

Por poner un ejemplo, ¿cómo explicar qué sensación tenía un preso político en un campo de concentración franquista que había visto morir a tiros a varios de sus compañeros? Pues bien, utilizando la voz en primera persona de Andreu Collell: “Una víctima de un disparo no tiene generalmente el mismo aspecto que un muerto en el campo, porque la profusión de agujeros de ese pobre cuerpo denuncia, con horror, la crueldad de sus verdugos. .”

Otro ejemplo, ¿cómo explicar la angustia que puede sufrir un condenado a muerte cuando se despide de sus hijas por carta? Pues compartiendo un fragmento de una de las cartas que Agustín Villegas envió a sus hijas María Gador y María Dolores desde la cárcel de Almería: “Pórtate bien y no dejes de ir al colegio, no le des problemas a tu madre y piensa en mí como estoy en ti, espera ese día feliz en que podamos abrazarnos y disfrutar de tu cariño. Das muchos abrazos a todos los que sufren por mi culpa”.

También he intentado mantener mi voz, la del historiador, en un segundo plano y que realmente resuenen los protagonistas de la historia.

–Usted ha hecho muchas entrevistas a lo largo de su vida a militantes, represaliados, familiares… ¿qué saca de esto el entrevistador?

El entrevistador adquiere el compromiso de que esas historias, esas voces silenciadas, esas voces ignoradas por la “Historia Oficial” dejen de ser olvidadas para que sean incorporadas a nuestra Historia.

Es satisfactorio que los entrevistados confíen en ti cuando te explican sus historias de vida, y también cuando te presionan para que investigues a sus familiares represalias. Y así contribuir a la recuperación de la memoria histórica.

Las historias de vida despiertan emociones. En muchas presentaciones, algunos asistentes, después de escuchar historias que les resultaban familiares, me han explicado su historia y en algunos casos me han pedido que les ayude a investigar a sus familiares. Había mucho miedo y demasiado silencio. Muchas historias se han perdido en el camino.

Otro elemento importante es escuchar a las personas mayores, que normalmente no son tomadas en consideración. Escuchar sus historias de vida, recoger su testimonio y prestarles atención es una forma de llevarlos al lugar que les corresponde en la Historia de nuestro país.

–Se suele diferenciar entre historia y memoria, en la vuestra parecen muy unidas bajo una perspectiva política, como explica Miquel Izard en el prólogo. ¿Qué importancia tiene hoy luchar contra el olvido?

Teniendo en cuenta que la historia la escriben los vencedores y que durante muchas décadas la narrativa histórica ha estado condicionada por este hecho. El miedo, el silencio y la represión han hecho que, durante mucho tiempo, demasiado tiempo, la narrativa histórica de este país haya estado en manos de la Historia Oficial y se haya ignorado deliberadamente a los perdedores de nuestra guerra civil.

Es muy importante luchar contra esta falta de memoria y para ello somos, en palabras del recientemente fallecido Miquel Izard, los guardianes de la memoria. Que reivindicamos la recuperación de la memoria y la memoria frente al silencio y el olvido. En palabras de Izard: “colaborar[mos] en la admirable y leal tarea de salvar de la bruma a tantas personas no sólo sacrificadas, sino también víctimas de una falta de memoria que, insisto, no es ni involuntaria ni fortuita”.

–Según su experiencia, ¿qué diferencias fundamentales hubo en la vida de quienes quedaron de un lado u otro de los Pirineos después del 39?

Las personas que se quedaron a este lado de los Pirineos tras la derrota, la gran mayoría, tuvieron que guardar silencio por miedo a la represión, pasaron muchas penurias y tuvieron que convivir con sus verdugos. Pero aun así no perdieron su dignidad, quiénes eran ni de dónde venían. En muchos casos, el silencio dejó un vacío en la historia familiar que el tiempo por sí solo no puede sanar.

Por otro lado, según mi experiencia, quienes se exiliaron al otro lado de los Pirineos perdieron todo lo que tenían, dejando en muchos casos a sus seres queridos. En algunos casos acabaron reencontrándose. Al principio muchos fueron encerrados en campos de concentración franceses. Después sufrieron los rigores de la Segunda Guerra Mundial, en muchos casos se involucraron activamente con la esperanza de que, una vez aniquilado el fascismo en Francia, el régimen de Franco en España fuera derrocado. Y como todos sabemos, no fue así. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, muchos de los exiliados tenían claro que tendrían que empezar una nueva vida y así lo hicieron. En muchos casos, no regresaron a su país excepto para visitarlo una vez muerto el dictador.

 
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