‘La última frase’, el libro póstumo de Camila Cañeque que reivindica y reflexiona sobre el fin de las cosas

‘La última frase’, el libro póstumo de Camila Cañeque que reivindica y reflexiona sobre el fin de las cosas
‘La última frase’, el libro póstumo de Camila Cañeque que reivindica y reflexiona sobre el fin de las cosas

Fallecida a los 39 años por muerte súbita, Camila Cañeque nunca podrá ver publicado su primer libro La última oración (El clavo roto, 2024), una bella y muy personal reflexión filosófica, pero también artística y humorística, sobre el fin de las cosas, ya sean los libros, la vida de los individuos o el mundo en general.

En cierto modo, su muerte prematura el pasado 14 de febrero ha dado un significado artístico definitivo a la obra que ahora se publica y que Cañeque nunca verá en las librerías. Como si ella, sobre todo una artista conceptual con gran dominio de la performance, hubiera puesto el colofón al proyecto con una última acción del corte extremo que tanto le gustó durante su vida.

Pero más allá de la dramática desaparición de un artista con tanto potencial y talento, La última oración Adquiere valor propio por ser, como asegura el pensador y ensayista Eloy Fernández Porta en la presentación del libro, “una experiencia que supera la literatura para mezclarse con el arte”. Porta quiere definir así el juego que desarrolla Cañeque en la obra entre su voz y las distintas frases finales de las 452 novelas que aparecen citadas.

Un tejido artístico, poético y filosófico

Formalmente La última oración Se trata de una combinación de párrafos del propio texto de la autora con otros creados a partir de distintas “últimas frases” de novelas leídas por ella, con los que en ocasiones intenta crear una narrativa paralela colocándolas consecutivamente, pero en otras también busca proporcionar una continuidad alternativa. a sus reflexiones, como si usara muestreadores para darles una dimensión sonora, práctica muy utilizada en la radio.

A partir de entonces nada es formal en el libro. Como señala Carlos Rod, su editor, “recibimos la propuesta de poner la contraportada del libro al frente y la portada al final, para que el título quedara como última frase; Me preocupó mucho, pero a Camila le encantó, así que lo aceptamos”.

Eso es La última oración Se presenta en su contraportada, un artificio que no continúa en las páginas interiores, que se estructuran en su orden lógico, pero que logra un juego estético que ya anuncia que estamos ante un libro diferente, que jugará desde el principio. con los malentendidos que las propuestas del autor puedan provocar en nuestra mente.

Por otro lado, La última oración Es un duelo de voces, quizás una conversación imposible entre dos que tejen un tejido artístico, poético y filosófico. La primera voz, pero no necesariamente la principal, es la que estructura la mente de la artista, la que desarrolla su pensamiento entre las distintas facetas del fin de las cosas. Como señala el filósofo Rafael Agullol, “Camila trenza consecutivamente tres finales diferentes pero relacionadas: la de la obra del artista, la del individuo como ser vivo y consciente, y la del mundo de manera genérica”.

La importancia del final como corazón de toda aventura literaria

Así, Cañeque nos habla del miedo del artista al fin del proceso creativo y el consiguiente vacío, pero también de la dificultad de encontrar la frase adecuada que cierre toda historia literaria y que en su traducción al arte, Porta define como “la última pincelada.” ”. Cañeque reivindica la importancia de esta última frase como definitiva para que la obra en su conjunto, y por extensión todo tipo de procesos vitales, adquiera sentido.

No importa si es un final triste, feliz o enigmático -como cita el autor en el libro, Orson Welles decía que el tipo de final elegido dependía sólo del momento en el que se decidía concluir la trama-, lo fundamental es que el final debe ser coherente con lo escrito previamente y sobre todo debe estar a la par del resto del texto. De ahí la gran y abrumadora responsabilidad de formular esta última frase.

Para demostrar la solemnidad que pesa en cada frase final, la artista nos ofrece estas últimas 452 frases y las clasifica en el texto escrito por ella añadiendo ejemplos de cada tipología, pero también las utiliza para, como ya se ha dicho, dar una dimensión artística y sonora a sus propias palabras.

El humor como herramienta filosófica

Una dimensión que también es humorística, porque el humor es parte fundamental de este libro, un humor tan lleno de delicada ironía como de profunda carga filosófica. Así, por ejemplo, escribe Cañeque: “Durante el mes de agosto de 2010 decidí pasar mis vacaciones en la terminal de salidas del aeropuerto de Barcelona”. A este texto asocia la última frase del cuento de Nicolás Gogol. Nariz: “No digas quién ni qué, pero episodios como este suceden en el mundo, rara vez pero suceden”.

Seguramente la autora busca reírse de sí misma y de su loca intención: pasar agosto en un aeropuerto durante el agobiante agosto barcelonés cuando todos están en la playa o la piscina. Curiosamente, Agullol relata que conoció a Camila Cañeque cuando vino a contarle a la universidad su intención de “hacer un trabajo de campo en la terminal de salidas sobre las diferentes formas en que la gente se despedía al emprender un viaje”.


El filósofo destaca que no habló muchas más veces con la artista, pero que “en ese momento, en 2010, ella ya tenía este libro en la cabeza, porque me habló de hacer algo que uniera las últimas frases de los libros, no sólo de novelas, sino también de ensayos”. Agullol reconoce que “me parecía una idea maravillosa, que podía ser muy fructífera y que iba dirigida a uno de los corazones de la propia creación literaria, que es el fin”.

El pensador también destaca como descubrimiento de Cañeque que la tipología de la última frase más utilizada es la de final acuoso: “Según Camila, la mayoría de los libros terminan con lluvia, y si no es con lluvia, es con agua o con un medio acuoso. Para el filósofo “es como si esto significara que el fin conduce al origen, que lleva en sí mismo el comienzo implícito en un círculo que incluye un retorno a la matriz”.

Un artista siempre en fuga

“Desde que la conocí tuve una imagen de Camila como alguien que está marchando, alguien que estaba en la rampa de salida”, observa Eloy Fernández Porta sobre su relación con su exalumna del colegio. Destaca que “a los 28 años ya había realizado una cantidad sorprendente de viajes y tenía un historial lector impresionante”, lo que explicaría en gran medida la lista de últimas frases escogidas para su obra, todas ellas cerrando obras de enorme calidad. .

Explica que en una ocasión, cuando Cañeque era estudiante de Filosofía, la artista expresó su deseo de dejar la universidad para trasladarse a Madrid, cosa que finalmente hizo hasta su regreso a Barcelona años después. Y añade que también le comunicó, como a Agullol, su intención de escribir La última oración, aunque llegó a Porta por correo y con un texto ya preparado. “El 22 de diciembre de 2022 recibí un correo electrónico en el que Camila me decía que había escrito unos textos que quería que los leyera si tenía tiempo”. Porta asegura que el texto era una versión previa de lo que finalmente es el libro.

Sobre la obra, el ensayista destaca que se trata de “un libro muy potente, que rompe las barreras que separan la literatura del arte, dos escenas muchas veces demasiado aisladas o que se miran desde la distancia y con recelo”. Así, destaca que en la última parte de la carrera de Cañeque, “que adquirió justa fama como artista conceptual”, se cruzó la literatura, que ella incorporó a su actividad, dando lugar a lo que Porta llama “literatura conceptual”.

Es un libro muy potente, que rompe las barreras que separan la literatura del arte, dos escenarios muchas veces demasiado aislados o que se miran desde la distancia y el recelo.

“Lo que digo ciertamente se puede ver en el La última oracióncon estos más de 400 finales de textos novedosos separados, ensamblados, empalmados y vueltos a contar”, añade sobre el término que ha creado y añade: “para que formen un final que nunca termina, una sensación de final sostenido, tal vez el más largo que jamás haya existido en nuestra literatura, ya que tiene más de cien páginas”.

Finalmente Agullol destaca La última oración “Este tipo de acercamiento complejo al tema del tiempo, que es muy hermoso porque no solo hay lágrima, sino que también hay una nota muy interesante sobre la ficción, sobre cómo constituye una especie de venganza que el ser humano tiene contra la fugacidad del tiempo. tiempo” . Agullol destaca también la “profunda madurez filosófica” del artista, así como “el gran amor por la vida que, a pesar de la temática, desprende el libro”.

Como ejemplo de lo expresado por ambos mentores, sirva este fragmento de Cañeque: “Me pregunto. ¿Querías finales? Bueno, toma los exámenes finales. Estoy en un paisaje final, intentando terminar un proyecto al final. Pienso en lo que me ha llevado a esto, en lo que me ha atraído tanto durante tanto tiempo. Ahora siento algo cercano al terror, como un espejo de aumento que lo realza todo”. Como contraste a este texto lleno de vértigo y tensión dramática, el autor propone la frase que cierra la novela El umbral de la noche de Stephen King: “Mientras esperas, mira televisión y bebe mucha agua”. Sin duda un acierto porque su autor es un genio de la tensión y el suspense extremo, pero también porque refleja irónicamente lo que es la monotonía vital de muchos seres humanos a medida que se acerca el día en el que pronunciarán su última frase.

 
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