Escritoras denuncian el machismo en el mundo del libro

Escritoras denuncian el machismo en el mundo del libro
Escritoras denuncian el machismo en el mundo del libro

Un columnista habla de “pequeños escritores”. Los escritores de novela negra no consideran que las mujeres sean relevantes para el género y no las leen. Un editor recomienda cambiar la etiqueta de un manuscrito a Romance paranormal “porque en España no hay autores que se dediquen a la ciencia ficción”. Un escritor publica una novela infantil y le preguntan si la siguiente “ya es una novela real”. Escritores de diversos géneros literarios relatan todo esto a elDiario.es. Los micromachismos en el mundo del libro obstaculizan el desarrollo del talento de las escritoras en un ámbito en el que leen más y publican menos.

“La literatura perdura en este país gracias a las mujeres, que leen mucha más ficción”, analiza Marta Robles, escritora ahora centrada en la novela negra, aunque tiene en su haber más de 17 libros y 30 años escribiendo. La reconocida autora confiesa que todavía le resulta difícil que los escritores negros de género la lean, un “desprecio silencioso” de “no te voy a leer porque eres tía”, desarrolla. Aunque ahora forma parte de la “familia” de la Semana Negra de Gijón, cuando se estrenó allí con Menos de cinco centímetros (Espasa, 2017) se llevó un comentario para no olvidar: “Es tan bueno que parece que lo haya escrito un hombre”, escuchó decir sobre su libro.

El género policial es un género masculinizado, con figuras como el Femme Fatale o tropos como el de mujeres en frigoríficos, pero otros más feminizados no están exentos de prejuicios. Blanca Rodríguez es autora, entre otras, de una novela infantil. “La siguiente es una novela real, ¿verdad?” le dijeron, como si las 200 páginas de Las aventuras de Ondina (Bambú, 2013) no calificará como novela, ni la literatura infantil como literatura. “Es muy difamado porque está dirigido a niñas y niños y está en manos de mujeres; Casi no se considera literatura”, denuncia Rodríguez.

Los premios no traen reconocimiento

Se podría suponer que los premios traen consigo el reconocimiento, al menos, de sus colegas profesionales. Por eso, una de las preguntas que este diario le hace a Cristina Jurado, una escritora fantástica con más de 15 años de escritura profesional a sus espaldas, comienza así: “Dijiste que, al inicio de tu carrera, nadie te acogió en cuenta. Grave. Ahora tienes varios Ignotus [el Hugo español] y es imposible negar tu valor como escritor”. Ella, educada, espera escuchar la pregunta completa. Y ella lo desmiente: “Los primeros comentarios que recibí fueron que me lo habían dado por ser mujer, por una tarifa. Que ya es una moda reconocer y publicar a las mujeres, que es una tendencia editorial. ‘Lo que has conseguido no es por la calidad de tu trabajo, sino por una moda’, me quisieron decir”.

“En los concursos literarios nos ha resultado difícil que nos den nuestro espacio, que nos reconozcan y nos premien. Seguimos anclados en muchos prejuicios y parece que la apariencia es un obstáculo para desarrollar tu talento”, considera Robles, que ha sufrido desprecios “por venir de la televisión” e incluso un ataque durante una entrega de premios. “No respondí porque [el escritor agresor] Estaba con su hija y no quería desviar el foco de la victoria de mis compañeros hacia él. Me sentí impotente a pesar de los años y del recorrido que tengo. Por supuesto, cuando lo volví a encontrar y me sonrió casualmente, le dije ‘hasta aquí hemos llegado’”, relata el autor.

Carme Chaparro también escribe no iry también recibió desprecio tras recibir un premio. No soy un monstruo (Planeta, 2017) fue su primera publicación en el género y obtuvo el premio Primavera. Cuando se le preguntó en entrevistas, dijo que había escrito la novela en un mes y medio. Un escritor “famoso” al que Chaparro admira –se corrige cuando lo dice–; admirada—no consideraba digno de mérito escribir una historia premiada en tan poco tiempo, sino todo lo contrario: escribió una columna atacando “esos pequeños escritores que dicen escribir en apenas un mes y medio y que Es imposible”, afirma el escritor.

Paternalismo

Autores como Chaparro o Robles aseguran que buscan romper estereotipos en la novela negra. Las mujeres pueden ser más de una. Femme Fatale, prostituta o desmembrada en frigoríficos. Pero los prejuicios ahuyentan de las páginas a quienes quieren cambiar el género: “un señor” quiso dejarle claro a Carme Chaparro que el no ir No era su lugar cuando recibió el premio por No soy un monstruo. “Me dijo que si quería triunfar en esta novela negra tenía que dejar de disfrazarme tanto”, denuncia el escritor.

Este paternalismo también lo ejercen algunos editores. Cuando Cristina Jurado, escritora fantástica, empezó a enviar sus obras a editoriales, una de ellas le aconsejó encuadrar su manuscrito en un romance paranormal: “Me dijeron que en España no había autores que se dedicaran a la ciencia ficción”. ”. Esta autora, que tiene la sensación de que “editores y editoras hacen muchos más comentarios sobre una obra si es de mujer”, ha sufrido más situaciones de hombre explicando: “Que dirigí mis manuscritos a una determinada editorial y no a otra porque está dirigida por hombres que no publican mujeres. Como si no fuera consciente de lo que está pasando”, afirma. “Casi siempre los editores hombres intentan guiarme como si no supiera qué es lo mejor para mí. Nunca puedes ser un experto en el campo en el que te desempeñas”, concluye Jurado.

Optimismo hacia el futuro

Los últimos datos del Ministerio de Cultura informan que, de todos los libros publicados en 2022, sólo el 37,8% tenía firma femenina. Una cifra que no ha cambiado mucho en los últimos cinco años a pesar de que el 69% de las mujeres son lectoras frente al 59% de los hombres.

Pese a ello y a las experiencias relatadas, todas las escritoras que hablan con elDiario.es se muestran esperanzadas sobre el futuro de la mujer en la literatura. “Me cuesta ser optimista, pero he visto los grandes avances del feminismo y cómo ha cambiado el mundo. Hemos logrado avances tremendos”, afirma Marta Robles.

Este avance es gracias a las alianzas de mujeres en la industria literaria, según Miren Elorduy, de la librería especializada Mujeres y Compañía de Madrid. Es librera desde hace 18 años y, desde su posición de contacto con editoriales, distribuidoras y autoras, cree que la mayor visibilidad de la mujer en los libros viene de “la intención de la comunidad [de todos los estamentos del mundo del libro] lograr un panorama más habitable para las escritoras, en el que puedan desarrollar todo su potencial”.

Por su parte, Blanca Rodríguez también se muestra esperanzada y “orgullosa” del ambiente literario feminista. Además de escritora, es presidenta de Pórtico (Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror), y desde allí ve “muchas editoriales independientes que trabajan para publicar autores nacionales”. “No se trata de no publicar hombres cisheteros, sino de tener más voces; Cuantas más, mejor: no se hace una macedonia con dos frutas”, afirma.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

NEXT El libro que Liliana Bodoc había publicado antes de morir y ni sus hijos lo sabían