“El amor no se busca, te choca” – .

“El amor no se busca, te choca” – .
“El amor no se busca, te choca” – .

Volver a sentir el destello de aquello que aún se nombra con la palabra “amor”. Gustavo Blázquez dice que la chispa de de mi esposo, su flamante libro, fue el regreso a las cosas del amor, lo que le hizo retomar el camino del corazón. Luego vino la pandemia, un momento oscuro que, sin embargo, creó un espacio para la escritura.

de mi esposo (El Brote Editora) es un conjunto de cinco historias sobre vínculos homoeróticos, sexo, emociones, encuentros y fracasos con protagonistas masculinos. Como etnógrafo de sus propias vivencias, poniendo sus ojos y oídos en las tramas emocionales y carnales de los demás, Blázquez compone un friso narrativo que se adentra en los laberintos sentimentales sin perder los placeres y sobresaltos que provoca el humor.

Hay consejos de caza de “osos” y veinteañeros en la jungla gay, lecciones de anatomía para expertos en las artes del deseo homosexual, escenas de travestismocitas entre hombres que se quieren, pero no concretan ni buscan marido, noches locas en un apartamento lleno de jóvenes a la carta, es decir: un catálogo abigarrado de los caminos de ese amor que no se atreve a decir su nombre, como lo definió Oscar Wilde.

Pero la investigación de la galaxia homoerótica, con sus guiones sexuales más o menos establecidos, podría extrapolarse a un universo sexual-afectivo más allá de los géneros.

Antes de integrar el libro, dos cuentos del volumen tuvieron versiones teatrales: “Mi novio tiene marido” y “Busco marido”, que se estrenó con el título Sólo por hoy. El autor confiesa que sueña con que alguna otra historia pueda ser un éxito de la temporada de verano en Carlos Paz.

Gustavo Blázquez (1965) es investigador del Conicet y doctor en Antropología. Se formó y enseña en la Universidad Nacional de Córdoba, a la que regresó después de vivir muchos años en Buenos Aires, donde dirigió el complejo histórico-cultural Manzana de las Luces. Él es el autor del libro. Lo bailé. Género, raza y erotismo en el cuarteto de Córdoba.

Truco

de mi esposo Está fuertemente relacionado con la pandemia –revela Blázquez–. Ese tiempo que se detuvo o se ralentizó me permitió tener el silencio para encontrarme con otro aspecto de lo que siempre hice: escribir. Teoría, análisis. Nunca me había interesado la ficción. Entonces, en ese paréntesis que abrió la pandemia, pude encontrar esa voz y esa necesidad de convertir en ficción las vivencias propias y ajenas. Antes de la pandemia, el amor había vuelto a llegar. O amor y me reencuentro. Me enamoré y eso desató un proceso de escritura primaveral, que dio origen a la primera historia”.

–¿Tenías una idea de lo que querías escribir?

–No tenía idea previa. Fue un ejercicio de escritura, elaborando con las claves de lo que pasa en el corazón, de lo que pasa en el cuerpo, de lo que nos ha pasado desde la adolescencia. No había ningún plan. Esto también surgió del aburrimiento con la escritura académica, con ese mundo de la ciencia, fundamentalmente en sus versiones más institucionales, todos esos discursos meritocráticos, los chistes de la vida universitaria. Esas cosas siniestras que los humanos nos hacemos a nosotros mismos y que, creo, la película Puánen clave muy porteña, logra contarlo, pero que no es muy diferente a lo que viví en la Facultad de Filosofía y Humanidades, una hoguera de vanidades por dos pesos con 50.

–¿Es un salto a la ficción sobre temas que vienes desarrollando teóricamente?

–Es un salto a la ficción de lo que venía produciendo en clave etnográfica, y a la vez no lo es. No busco elaborar cuestiones teóricas antropológicas a través de otro registro, sino, de alguna manera, utilizar todos esos instrumentos y recursos que me brinda la etnografía y hacer algo más. No necesariamente tenemos que seguir escribiendo artículos aburridos que nadie lee. de mi esposo Es un libro escrito desde el profundo deseo de hacer algo más. Cansado de la repetición del congreso, del papelde la vida académica y toda esa grilla que nos impide pensar.

–¿Cuánta autobiografía hay en los cuentos?

–El primer cuento, “Mi novio tiene marido”, tiene muchos elementos autobiográficos. Si se quiere, casi todas las historias tienen elementos más o menos autobiográficos, y creo que algunos de mis maridos podrán reconocerse. Hay huellas de esas relaciones, o huellas de historias que me contaron. Entonces sí, las historias tienen un matiz autobiográfico, pero de ninguna manera esto es una autobiografía.

–El sexo y el amor son como dos series, dos líneas emocionales que no son idénticas, pero se tocan, están muy cercanas. ¿Están muy cerca?

–Tengo una frase que es “Primero follar, luego amar”. Uno está teniendo sexo, y en ese proceso a veces se encienden estrellitas, cae brillo. Creo que un problema, hablando de parejas, de amor erótico, es esa intelectualización, como si estar enamorado fuera lo primero. La búsqueda del amor… El amor no se busca, el amor es algo que te impacta, te confronta y te confronta, y sucede; y a mí me pasa sólo después del sexo. Nunca me pasó enamorarme en abstracto, bueno, excepto de Bruce Willis. Primero la carne y luego el alma. Me parece que a eso está jugando, ironizando y pensando. de mi esposo. El problema fundamental de “Busco marido”, por ejemplo, lo que le pasa a la protagonista, es que su amor es tan puro, entre comillas, que el acto de follar ofende al amor. Pero hacer el amor es eso, es hacerlo, producirlo, el amor no preexiste como sujeto al sexo. Por eso, para mí siempre es primero follar y luego, quizás, amar.

Gustavo Blázquez, antropólogo y autor de un libro de cuentos. Foto: (Pedro Castillo/La Voz)

Amor, humor, urgencia.

Hay filamentos de humor muy efectivos. Momentos que llegan al absurdo. ¿Es este efecto cómico premeditado?

–El humor y el ridículo son parte de mi forma de ser. Normalmente me río mucho, riéndome primero de mí mismo. Soy de los que nos reímos mucho con los demás, y a veces también nos reímos de los demás. El humor siempre está en juego. En este caso quizás tenga algo que ver con ese humor de Coppi, y de José Sbarra, que para mí es una de las grandes producciones de la literatura gay argentina.

–¿Es “Mis Maridos” un libro (únicamente) sobre formas de amar entre hombres?

–Es un libro que habla del amor entre hombres, no podría ser de otra manera. Pero también creo que, aunque ocurren entre hombres, cada una de estas historias podría ocurrir sin importar el género. Hay algo allí de la estructura de los sentimientos, del amor romántico, que está en juego todo el tiempo. Hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, al menos todos los que tienen más de 30 o 40 años, estamos formados por estas historias de amor. Lo que sucede aquí es como volver a esas historias de amor, seguir pensando una y otra vez en esas historias de amor. Y ahora que este amor homosexual es un amor que se atreve a decir su nombre, es también el momento de atreverse, digamos, a hacerlo presente, no a borrarlo.

–¿Crees que este libro era una cosa antes de la era Javier Milei y que ahora podría representar otra cosa?

–Creo que estos amores, como todos los amores bajo la lógica fascista, están en riesgo. La vida está en riesgo, la salud está en riesgo, el sustento está en riesgo, la alegría está en riesgo y el amor está en riesgo. Aunque la existencia es siempre precaria y el estado de excepción es la regla, como diría Walter Benjamin, y siempre estamos al borde de desaparecer, creo que en este momento histórico que atravesamos hay algo más urgente. En este sentido, el libro es un llamado hacia el amor, hacia la importancia de amar, y los flatos que existen al amar, los encuentros y desencuentros que conlleva el amor. Y de esa manera, de alguna manera, es un llamado a construir anticuerpos contra el odio fascista que se apodera de nosotros, de la sociedad, del mundo contemporáneo.

“Mis maridos”, el libro de cuentos de Gustavo Blázquez, publicado por El Borte Editora.

Presentación. Con lecturas de José Salas y Fernando Moyano, de mi esposo (que incluye un incisivo prólogo de Alejandro Modarelli) se presentará el 18 de abril, desde las 19, en el Hotel Inminente (La Rioja 556, ciudad de Córdoba). El evento promete choripán y barra de tragos, y música bailable de Fede Flores. Entrada libre.

 
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