Seamos realistas: por muy buenos libros que hayamos leído últimamente, ¿cuál fue el último que realmente nos sorprendió? La forma de narrar, a pesar de que todavía existen autores con estilos inconfundibles, tiende a estandarizarse, normalmente hacia un estilo escueto y de fácil asimilación. Sin embargo, todavía hay autores que se atreven a torcer la narrativa, utilizando diferentes puntos de partida o adaptando la forma de escribir al origen y forma de hablar de sus personajes. Uno de los últimos ejemplos es Preferiblemente consumiren el cual Andrea Genovart Recrea el fluir mental de su protagonista, intercalando frases que le vienen a la cabeza y mezclando expresiones en castellano y catalán. Pero hay muchos más. Seleccionamos diez libros sorprendentes que juegan con el lenguaje.
Preferiblemente consumir
Andrea Genovart
Editorial Anagrama
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Novelas experimentales clásicas
Desde principios del siglo XX, con las vanguardias, se extendió la intención de encontrar nuevas formas de expresión en la literatura, especialmente en la poesía, pero también en la novela. Especialmente en Francia, varios autores aplicaron una perspectiva lúdica a su estilo, e incluso propusieron juegos acrobáticos como el que nos propone. Georges Perec en Secuestro. En él, bajo una trama de misterio, el autor de Las Instrucciones de Uso de la Vida suprime por completo el uso de la letra e, que en la traducción al español se traslada a la a. Un juego menos arriesgado, pero con resultados igualmente brillantes, realizó Raymond Queneau en zazie en el metro, en el que reproduce fonéticamente el habla popular parisina en distintos puntos de la novela. El juego polaco Jerzy Andrzejewski en Las puertas del paraíso es diferente: sus 112 páginas se componen de sólo dos frases. Uno que ocupa casi toda la novela, y otro de cinco palabras.
zazie en el metro
Raymond Queneau
Ediciones Marbot
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Secuestro
Georges Perec
Editorial Anagrama SA
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Las puertas del paraíso
Jerzy Andrzejewski
Editorial Pre-Textos
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Libros que inventan su propio lenguaje.
Otra arma narrativa que han explorado distintos escritores es la creación de nuevos lenguajes, que les permita crear una atmósfera y un mundo propio para sus creaciones. El Nadsat de La naranja mecánica es un ejemplo clásico, esa jerga que hablan sus protagonistas y que tantos quebraderos de cabeza ha causado a los traductores de la novela de Antonio Burgess. Otra novela básica del siglo XX británico es 1984, cuya neolengua sirve George Orwell para reflejar esa sociedad de dominación social y mental. En caso de William Burroughs es diferente: el americano aplicó la técnica del taza cortadaese collage verbal, a varias partes de almuerzo desnudo. Y no en el lenguaje, sino en la forma, innova Héctor Bianciotti en La búsqueda del jardínuna novela presentada a través de definiciones, como si de una enciclopedia se tratase.
Una Naranja Mecánica
Antonio Burgess
Minotauro
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almuerzo desnudo
William S. Burroughs
Editorial Anagrama
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La búsqueda del jardín
Héctor Bianciotti
Tusquets Editores SA
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Novelas que recrean el discurso popular
Hay libros, finalmente, que se distinguen por su manera de reflejar la manera en que sus personajes hablan (y, por tanto, piensan). Lo hemos visto recientemente en Mosturitola última novela de Daniel Ruízen el que el protagonista es un chico de un barrio periférico de la Sevilla de los años 80. Pero también en el célebre vientre de burroel libro de Andrea Abreu que reivindica el habla canaria para convertir en ficción sus recuerdos de infancia.
Mosturito
Daniel Ruíz
Tusquets Editores SA
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vientre de burro
Andrea Abreu
Editorial Barrett
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