Suspender la incredulidad – Últimas Noticias – .

Al igual que las novelas de terror, las novelas de ciencia ficción requieren un tipo particular de lector. Siguiendo a Coleridge, quien prescribía la suspensión de la incredulidad para afrontar textos que evaden lo que consideramos lógico, el lector de ciencia ficción debe ser capaz de evitar el pensamiento crítico y la duda sobre si realmente está dispuesto a disfrutar de lo que lee.

Sólo con esa condición debería entrarse El problema de los tres cuerpos, de Cixin Liu. Aunque el original chino se publicó en 2006, todavía se considera un hito en el desarrollo de la novela de ciencia ficción. Obsérvese que quienes juzgan este tipo de novelas son, en su mayoría, adeptos –o adictos– al género, lo que nos obliga a los demás a emitir esos juicios cum grano salis, como decían los latinos.

Primer libro de una trilogía titulada El recuerdo del pasado de la Tierra. El problema de los tres cuerpos llega a las 400 páginas, y es muy probable que sus lectores repitan la sensación de que no todos son indispensables.

La historia, pese a ser ciencia ficción, adopta, en su estructura general, el modelo de la novela policíaca, en el sentido de que hay un misterio y un conjunto de crímenes cuyas motivaciones y detalles no se descubren hasta el final. Las dos primeras partes de la novela sirven, por tanto, para sentar las bases del origen y las motivaciones de lo que sucede al final de la narración.

Lea también la crítica literaria sobre el mismo libro. Tres cuerpos frente a la hoguera por Raúl Cazal

Se ha dicho de esta novela que está construida para complacer los gustos de los lectores occidentales. La larga referencia, enteramente negativa, a un período de la historia política de la Revolución China, sin duda no el más agradable, apoya con creces esta sospecha; sobre todo porque muchas menos páginas hubieran bastado para dar pie al resto de la anécdota.

Desde la Revolución Cultural se ha afianzado una visión negativa de la humanidad y del universo en el que se mueve. Hay dos amenazas paralelas: por un lado, la propia humanidad en su incapacidad ética y moral y la amenaza del propio universo encaminado a su destrucción.

En cuanto a complacer el gusto occidental, es imprescindible destacar la figura del detective Da Shi. Este personaje responde perfectamente al estereotipo del detective excéntrico reconocible, por ejemplo, en Sherlock Holmes, y llevado al extremo por series de televisión como Columbo o Monk. Da Shi es, por tanto, irreverente y torpe; Apesta a cigarrillo y sus superiores lo miran con fastidio, quienes, sin embargo, no pueden prescindir de él debido a su talento como sabueso. Nada que no supiéramos ya.

Pese a todo, Da Shi, gracias a su pragmatismo, ayuda al narrador a dar una solución concreta a determinadas situaciones que el resto de personajes ni siquiera pueden vislumbrar.

Un elemento que funciona bien en El problema de los tres cuerpos es la estrategia metaficcional, es decir, ficción dentro de la ficción. Para ello, Cixin Liu utiliza un juego virtual que permite a uno de los personajes principales experimentar una realidad paralela y así transmitir al lector información decisiva para el desenlace de la anécdota. Dado que el juego es la creación de una civilización extraterrestre para comunicarse con los terrícolas, lo interesante es que no somos capaces de saber en ningún momento, ni siquiera al final, si la representación que los extraterrestres hacen de sí mismos es fiable o forma parte de una simulación. orientado al logro de sus objetivos.

Como toda serie, esta novela ofrece sólo soluciones parciales a los enigmas planteados.

El lector deberá decidir, una vez terminada la lectura, si está dispuesto a atacar las más de 700 páginas de la segunda parte y las casi 600 de la tercera.

 
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