Fenómeno Taylor Swift, reseña del libro de Yeray S. Iborra (2024) – .

Fenómeno Taylor Swift, reseña del libro de Yeray S. Iborra (2024) – .
Fenómeno Taylor Swift, reseña del libro de Yeray S. Iborra (2024) – .

El abrumador éxito popular de Taylor Swift sigue siendo indescifrable para muchos periodistas. Me incluyo. Y me siento acompañado sabiendo que Yeray S.Iborra También se cuenta -o al menos se contaba antes de emprender este empeño- entre quienes presenciaron el fenómeno desde perplejidad. Tiene una ligera ventaja: es profesor de secundaria y tiene trato diario con adolescentes. Pero la transversalidad de Swiftie va más allá de cualquier delimitación por edad o género, porque compañeros docentes, familiares, amigos y allegados de todos los ámbitos declaran en algún momento su obsesión por ella. Es una fiebre que desborda. Por eso es muy apreciado, desde la perspectiva del lector, que su enfoque sea tan similar (quizás más en fondo que en forma) al que adoptó Carl Wilson para escribir sobre Céline Dion en “Música de mierda” (16) o el que Hans Laguna intentó diseccionar a Julio Iglesias en “¡Ey! “Julio Iglesias y la conquista de América” (22), dos referencias ineludibles en este expediente. Hay mucho humor aquí, sereno escepticismo y, por supuesto, ninguna intención de sermonear. Por respeto a una artista que despierta el interés de millones de personas en todo el mundo: es la mayor estrella del pop mundial en la actualidad.

Yeray utiliza la primera persona, su experiencia personal y sus vivencias, se documenta y nos regala una historia que es una disquisición desenfadada y deliciosa sobre el poder de la cultura pop en 2024. Me alegra que lo aborde de esta manera: es el más honesto, y hay una segunda lectura (anuncia en su solapa que prepara “una novela sobre crisis generacionales, música, periodismo y precariedad”, que espero con devoción) en torno al papel del periodista musical hoy. Si ésta no fuera una profesión tan bastarda ahora mismo, y el autor no tuviera que ganarse el pan impartiendo conocimientos –y supongo que poniendo orden– en un aula, tendríamos más oportunidades de disfrutar de su estilo: directo, desenfadado. , a veces un poco ácido y nunca satisfecho consigo mismo. Deseo más (buen) periodismo millennial como el suyo.

Después de leer este libro, tengo claro que el gran activo de la cantante y compositora de Pensilvania –no el único, claro, porque sería como revelar la fórmula de la Coca Cola– es su apelación a un enorme denominador común. : no es la que mejor canta, ni la que mejor viste, ni la que mejor compone ni la que monta los espectáculos más atractivos, pero ella es sumamente competente en todos y cada uno de estos aspectos, y es auténtica en su manera de manejarse en la industria y generar una identificación íntima con sus fans. No me hagas demasiado caso: el autor lo explica mucho mejor en ciento sesenta y ocho páginas. Consíguelo.

 
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