Un joven palestino escribe: “Gaza, prometemos que la reconstruiremos”. Lo hace en la pared de un edificio destruido por el ejército israelí en el barrio de Shuja’iyya, en la principal ciudad de la Franja, el 21 de mayo de 2024.
Es la decisión y resistencia de un pueblo que desde 1947, intensificada desde 1948, comenzó a ser despojado de sus tierras y hogares, se le ha negado la existencia como Estado libre, independiente y soberano y ahora está siendo masacrado en una operación criminal. limpieza genocida y étnica que ha llegado al día 240, u ocho meses.
Al 7 de octubre de 2023, la escala de destrucción en la ciudad de Gaza y otras ciudades, campos de refugiados y pueblos de la Franja se considera una de las peores del mundo moderno.
A los derribos de edificios mediante bombardeos aéreos y de artillería, donde se han utilizado 78.000 toneladas de bombas de enorme poder destructivo y casi todas de fabricación estadounidense, el ejército israelí ha sumado la acción de sus excavadoras para garantizar tierra arrasada.
Las víctimas mortales del genocidio hasta la fecha suman 36.439 muertes (incluidos 147 trabajadores de la prensa, 70 miembros del personal de la defensa civil y 498 trabajadores del sector de la salud), y la mayoría son niños y mujeres. Los heridos y mutilados ascendieron a 82.627 y de ellos, 11.000 necesitaron viajar urgentemente para recibir tratamiento en el extranjero. Hay 10.000 enfermos de cáncer registrados, unas 60.000 mujeres embarazadas en el enclave costero están en riesgo por la falta de atención sanitaria y 350.000 pacientes crónicos por la falta de medicamentos.
La Oficina de Información de las autoridades de Gaza también informa de estos daños materiales en ocho meses de agresión implacable: 88.300 viviendas completamente destruidas y 303.000 dañadas; 192 sedes de gobierno, 109 escuelas y universidades fueron destruidas y otras 318 entidades sufrieron daños. El ejército sionista atacó 35 hospitales del enclave y 55 centros de salud, y destruyó al menos 131 ambulancias.
