60 españoles contra 1.500 indígenas y el heroico final de su expedición

60 españoles contra 1.500 indígenas y el heroico final de su expedición
60 españoles contra 1.500 indígenas y el heroico final de su expedición

Hernando de Magallanes, protagonista de un viaje memorable, en el que acabaría perdiendo la vida

Su tripulación fue diezmada por el escorbuto, enfrentó rebeliones de sus capitanes que prefirieron regresar a España y Sentí que las dificultades nunca terminaron.

Pero aquel portugués que quedó desnaturalizado tras romper con su rey, y que cojeaba a causa de una herida que había recibido luchando contra los moros en Azamor, en la costa marroquí del Mediterráneo, decidió sí o sí. celebrar la Semana Santa en aquellas islas tan lejanas, ya que vio que el éxito de su empresa estaba casi a su alcance. Tuvo que agradecer a Dios por eso.

Hernando o Fernando de Magallanes, de 41 años, acompañado de 50 hombres, desembarcó y fue recibido por los dos reyes. Era abril de 1521 y se encontraba en Filipinas.

Nuestro sur según un mapa de 1562 del cosmógrafo García Gutiérrez

Cerca de la playa celebraron misa. Buscaron la montaña más alta y clavaron una cruz adornada con clavos y una corona de espinas.

Una semana después partieron a visitar varias islas, como Ceilán, Calagán y Cebúdonde su rey lo recibió amistosamente, les dio comida y acordaron firmar una especie de tratado de paz.

Y mientras Magallanes agradecía a Dios por esa alianza, convenció al rey de los nativos para que se bautizara. Hubo un banquete y Magallanes le regaló un paño blanco de tela fina y una copa de cristal dorado, material que era apreciado por aquella gente.

Réplica del barco Victoria. En estos barcos los conquistadores afrontaron todo tipo de retos en un mundo desconocido para ellos.

El 14 de abril tuvo lugar la ceremonia del bautismo del rey, que recibió el nombre de Carlos, en honor al emperador. A continuación, bautizaron al príncipe heredero y a unos 500 indígenas. Todo parecía ir a las mil maravillas en la relación entre Magallanes y los indígenas hasta que la situación cambió drásticamente.

El 3 de octubre de 1519 salieron de las Islas Canarias cinco naves llamadas Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago con 265 hombres a bordo, rumbo a lo que llamaron la tienda de especias.

Primero fue África y desde Sierra Leona cruzaron el Atlántico y se dirigieron a Brasil. Como llegaron el 13 de diciembre, Magallanes llamó al lugar donde desembarcaron Santa Lucía, hoy Río de Janeiro. Cuando vieron una montaña recortada en forma de sombrero, la bautizaron “Monte Vidi”. Confundieron el Río de la Plata con el paso al Pacíficoy entraron en un tramo hacia el río Uruguay.

Representación de los gigantes patagónicos durante el viaje de Magallanes

Pasaron por Puerto Deseado y permanecieron en Puerto San Julián alrededor de dos meses. Los españoles quedaron sorprendidos por los indígenas que encontraron: Eran muy altos y los llamaban Patagones.

El 1 de abril de 1520 –Domingo de Ramos– se celebró una misa, que Fue el primero en territorio argentino. Entonces Magallanes logró sofocar un motín de sus capitanes. Ejecutó a algunos y perdonó a otros, como Juan Sebastián Elcano.

La comida escaseaba y morían de hambre comiendo mejillones. Para beber, derritieron la nieve. En la zona perderían el primer barco, el Santiago, al estrellarse contra la costa. El 21 de octubre descubrieron un cabo al que bautizaron “De las once mil vírgenes”, donde se abre el Estrecho, hoy de Magallanes. El navegante había encontrado una manera de llegar a las Islas de las Especias sin pasar por los dominios portugueses.determinado por el Tratado de Tordesillas.

Monumento que recuerda la primera misa en 1520 (Municipio de Puerto San Julián)

Llamaron al estrecho “Patagónico”. El 28 de noviembre de 1520 se dirigieron hacia el Pacífico. Quedaron impactados por la calma de sus aguas y sus vientos. Pero tenían otros problemas de qué preocuparse: el hambre y la sed. Hacía tres meses que no tenían alimentos frescos. Lo único comestible que tenían era una especie de galleta, que se había vuelto polvorienta y tenía gusanos. El agua potable era amarillenta.

algunas piezas de las pieles secas se remojaron en agua salada cuatro o cinco días y los cocían sobre las brasas. La carne de rata se cotizaba a medio ducado. Pocos miembros de la expedición estaban sanos. Muchos habían muerto de enfermedades, entre ellos un patagónico que habían traído, y otros tenían mal aspecto.

En lo que hoy son las Islas Marianas, los indígenas se colaban en el barco y robaban. Pero a partir de entonces los vecinos fueron muy amables y en ese viaje convirtieron a muchos indígenas al cristianismo y pudo acceder a valiosos cargamentos de especias y productos diversos.

Como lo describen Roberto Litvachkes y Carlos Vairo en el reciente libro “Magallanes. El hombre que cambió el mapa del mundo”, Zula, uno de los caciques de la isla de Matán, le hizo saber a Magallanes que no pudo cumplir con el tributo acordado, pero que no fue culpa suya, sino porque Lapulapu, el monarca de Mactán.

La muerte de Magallanes. Con el agua hasta las rodillas y malherido, intentó defenderse hasta el final

Lapulapu controlaba la entrada al estrecho que conducía al puerto de Cebú. Por las características de “Punta Engaño”, los barcos que iban a Cebú se confundían y terminaban en Mactán, y el rey aprovechó para aplicarles altos impuestos e incluso se había quedado con el cargamento de los barcos.

Magallanes consideró que el tributo faltante –una cabra, tres cerdos, tres cargamentos de arroz y tres de mijo–, además de algunas provisiones para los barcos, no eran lo suficientemente importantes como para desencadenar una guerra. Pero lo que sí encendió la mecha de la discordia fue la exigencia de Magallanes de que Lapulapu aceptara el liderazgo de Huambón, su aliado. Los indígenas se sintieron humillados.

Magallanes decidió dar una lección a los nativos de Mactán para mostrarles quién mandaba. Ordenó quemar unas cincuenta casas cerca del palacio real y confiscar alimentos y muebles. Lapulapu se puso furioso.

El sábado 27 de abril fue el día del santo de su devoción.. En tres embarcaciones, Magallanes y 60 hombres se dirigieron a Mactán para enfrentarse al rey rebelde, que amenazaba con arruinar sus planes comerciales y evangelizadores. Exigiría reconocer al rey español, debían obedecer al monarca de Cebú y pagar tributo. De lo contrario habría guerra.

Juan Sebastián Elcano pudo culminar el largo viaje. Llegó a España al frente de 18 hombres

Los indígenas lo vieron venir, habían reunido muchos hombres y, por precaución, habían cavado fosos con púas entre el mar y sus casas.

Un grupo de indígenas le ofreció a Magallanes luchar junto a él y les permitió ir a comprobar la eficacia combativa del español.

Magallanes esperó el amanecer para desembarcar. Se bajaron 49 y 11 quedaron a cargo de las embarcaciones. Tuvieron que caminar con el agua hasta las rodillas debido a la cantidad de rocas que les impedían llegar a la playa con las embarcaciones.

Estaban armados con ballestas y arcabuces.. Al frente los esperaban 1.500 indígenas, distribuidos en tres batallones. En medio de gritos infernales corrieron hacia los españoles.

Magallanes dividió a sus hombres en dos grupos. Durante media hora sostuvieron un duro combate, en el que los proyectiles de los mosquetes y ballestas no tuvieron la efectividad esperada, ya que aunque penetraron los escudos, no causaron daño alguno.

Los indígenas al ver que sus lanzas y piedras poco hacían contra las armaduras, Concentraron sus disparos en las piernas más desprotegidas.

Los hombres de Magallanes tuvieron que soportar una lluvia de lanzas, piedras e incluso tierra. Mandó quemar algunas cabañas para asustarlos, pero esto los enojó aún más.

Una flecha envenenada atravesó la pierna de Magallanes, quien ordenó una retirada lenta. Pero sus hombres huyeron apresuradamente y él se quedó solo con siete u ocho hombres.

Habían logrado escapar con un disparo de ballesta. Estaban todos en el agua. Desde los barcos no pudieron ayudarlos con fuego de artillería porque las piedras les impedían acercarse.

Los indígenas también entraron al agua y Concentraron su ataque en Magallanes. Durante una hora lucharon sin descanso.

Un indígena le golpeó la frente con su lanza y este lo traspasó con su lanza, sin poder sacarla del cuerpo. Intentó desenvainar su espada, pero las heridas en su brazo derecho se lo impidieron. Los indígenas se dieron cuenta y corrieron hacia él, uno le dio un fuerte golpe en la pierna izquierda y Quedó en medio de un nutrido grupo de isleños que lo mataron.

Sus hombres llegaron a las embarcaciones gracias a que Magallanes había llamado la atención de los indígenas. Ocho hombres murieron y el resto resultó herido.

Los españoles nombraron Duarte Barbosa al frente de la expedición, que cometió el terrible error de aceptar una invitación del rey de Cebú, y fue asesinado junto con sus compañeros.

La carabela Concepción sólo llevaba tres hombres y se incendió. La tripulación se dividió entre los dos barcos. Rápidamente pasaron por Borneo donde intentaron matarlos, se detuvieron en las Islas Molucas. Gonzalo Gómez Fue el capitán general de la expedición, mientras Juan Sebastián Elcano -que había comenzado como capitán del Concepción- era el capitán del Victoria.

Con sus almacenes llenos de especias, partieron hacia Europa. Pero el Trinity, como tenía una fuga, decidió regresar a Oriente para ser reparado. Caería en manos de los portugueses y la tripulación vivió una terrible odisea.

Mientras tanto, en enero de 1522, Elcano tuvo que sofocar un motín y dos de sus líderes huyeron a la isla de Timor. La navegación continuó por el Océano Índico y el 16 de mayo doblaron el Cabo de Buena Esperanza. No tocaron ningún puerto y la gente sólo tenía cantidades mínimas de arroz y agua. Entonces murieron unos 25 hombres.

En Cabo Verde, Elcano envió un grupo a traer suministros. Cuando los portugueses supieron que procedían de las Molucas, dominio portugués, no les dejaron regresar. Elcano continuó el viaje con 20 hombres, de los cuales dos morirían. Llegaron a España el 6 de septiembre de 1522, al día siguiente el barco entró en San Lúcar de Barrameda. Remolcado subió el Guadalquivir hasta Sevilla. Habían recorrido 14.460 leguas. Y habían dado la vuelta al mundo.

Semanas después llegaron los hombres que habían estado prisioneros en Cabo Verde. Y cinco supervivientes de la Trinidad lo hicieron hacia 1525 o 1526.

El día de su llegada, la gente se agolpaba en el puerto. Elcano y los suyos estaban vestidos con harapos, débiles, tirados en cubierta. Al día siguiente, con más repuestos, cumplieron la promesa que se habían hecho si llegaban con vida: descalzos, fueron en procesión con velas a rezar a la Virgen Santa María de la Antigua en la Catedral de Sevilla, para agradecerle su regresar con vida y decirle que lo imposible era posible, dar la vuelta al mundo.

Cuando Magallanes fue asesinado a la orilla del mar, sus hombres reclamaron el cuerpo, pero los indígenas respondieron que no se desprenderían de sus restos, ya que para ellos era un símbolo de victoria. Nunca se supo qué pasó con el cadáver de aquel marinero cojo que murió en aquellas islas tan lejanas de mar sumamente tranquilo.

 
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