“Veo el mundo con ojos de economista, pero vivo por amor al arte”

“Veo el mundo con ojos de economista, pero vivo por amor al arte”
“Veo el mundo con ojos de economista, pero vivo por amor al arte”

Ligar arte y mercadotecnia, a priori, puede parecer forzado. Aquí no se habla de un interés por aplicar los trucos del mercado para vender arte, sino de llegar a algo mucho más profundo, nunca superficial: la creatividad que deben tener detrás ambas disciplinas para salir adelante. Y en este aspecto Natalia Martínez Falcó (Avilés, 1985) es una experta en lo que supone dar rienda suelta a la imaginación. Martínez parte de una instrucción académica tan concreta como la carrera de Administración y Dirección de Empresas (Universidad de Oviedo) hasta llegar a tocar la pintura de manera vocacional, lo que le ha llevado a retomar, de unos años ahora, su gusto por las artes, cultivado desde niña. Actualmente participa en la Noche Blanca de Avilés 2024, justamente a través de su pintura.

–¿Cómo decidió volcarse en el arte teniendo una formación relacionada con el mundo empresarial?

–Desde muy pequeña asistí a clases particulares de pintura, cerámica y, también a ballet. Registros muy artísticos que me permitían ya con pocos años desarrollar capacidades plásticas. Luego uno se centra en sus estudios y piensa en su futuro laboral porque vivir del arte es muy complicado. Nunca me desligué de mi faceta artística pero, a nivel académico, el mundo de la empresa y del marketing también me llamaron la atención. Afortunadamente puedo compaginar el marketing y la economía con el arte. Podría decirse que veo el mundo con los ojos de una economista y “marketiniana”, pero creo con las manos de una artista. Desde luego que, vivir, vivo por amor al arte.

–A grandes rasgos, es posible afirmar que su pintura es abstracta. ¿Cómo definiría su trabajo?

–Sí, es una pintura totalmente abstracta, encaja en la abstracción lírica, en la que pretendo transmitir la emoción, jugando con los colores, las texturas, las sombras, rechazando representar la realidad objetiva y que sea el público el que saque sus propias impresiones, sentimientos e inspiraciones. Son creaciones que distan mucho de la pintura paisajista, los retratos o el arte abstracto al que estamos acostumbrados. La idea que tengo en mi mente termina siendo realidad en la mente de quien la observa.

–¿Cree que su pintura ha ido evolucionando de unos años hasta la actualidad?

–Por supuesto, en la evolución está el progreso y el éxito, el constante cambio; la transformación y la evolución son necesarios, la pintura es un arte que está vivo. Para mí, el color es el motor que impulsa la construcción de mis cuadros, no es ilustrativo ni decorativo, es su fundamento. Y jugar con las texturas e innovar con las mezclas de acrílicos es una gozada. Ahora siento que estoy trabajando de una forma más limpia que al inicio, manteniendo los colores más vivos y puros, mucho más auténticos, las composiciones más atrevidas e intensas, a la vez que sigo manteniendo espacios con capas y texturas que se asemejan al estilo de mis anteriores obras.

–¿Cómo es su participación en la Noche Blanca de Avilés?

–Expondré mi nueva colección denominada “Herrumbre” en la galería Octógono, Avilés –que dirigen Emilio Suárez Lanzas y Ana–; galería en la que participo por segundo año consecutivo. Hoy viernes, a partir de las 18.30 horas, haré una visita guiada de la exposición, en el marco precisamente de la Noche Blanca de Avilés. En esta ocasión, será una exposición colectiva en la que tengo el enorme placer de compartir espacio con el artista, escultor y comisario Faustino López.

–¿Y más proyectos en mente?

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–Actualmente estoy exponiendo en “La Esquina del Peso” hasta el 30 de junio. Además de tener la nueva colección colectiva en paralelo en Avilés, en la galería Octógono. Para finales de año expondré de nuevo en Gijón y, de cara al 2025, ya tengo Madrid en mente; soy una persona con inquietudes que no deja escapar cualquier oportunidad.

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