La Antártida a través de los ojos de Buenos Aires

La Antártida a través de los ojos de Buenos Aires
La Antártida a través de los ojos de Buenos Aires

Alberto Morales, de setenta años, recuerda que la casa de sus abuelos en la localidad de General Rodríguez, al oeste del conurbano, donde pasó buena parte de su infancia, estaba ubicada sobre la calle Antártida Argentina. “Estaba predestinado”, avanza este artista plástico, que desde hace casi dos décadas produce obras inspiradas en el continente blanco. Este mes, la muestra se exhibirá en la Universidad de La Matanza “Cómo llegué al sur desde el sur”una retrospectiva de sus obras inspirada en su experiencia antártica.

mi antártida

Cuando era un chaval de apenas diecisiete años, alentado por su maestro Jorge Abot, representó a las localidades de General Rodríguez y Merlo en un concurso de bellas artes de Buenos Aires.

“En 2004 yo estaba enseñando. Un alumno mío trabajaba en la BBC y estaba interesado en filmar un documental sobre la Antártida. Como su español era limitado, me pidió ayuda con los trámites”, recuerda. Así tuvo conocimiento de la existencia de la primera edición del Proyecto Cultural Antártida Argentinadesarrollado conjuntamente por los Ministerios de Cultura y Defensa.

Como resultado, Morales fue el primer artista de nacionalidad argentina que pisó suelo antártico. Allí realizó una residencia artística de cuarenta días, que resultó ser una experiencia iniciática y un punto de inflexión, tanto en su obra como en su vida.

Una de las obras que forman parte de la exposición.

“El primer filtro fueron los soldados”, se ríe. “No les gustó la idea de llevar artistas a la Antártida, porque tenemos fama de ser inestables y conflictivos y eso, en las condiciones en las que vivimos allí, puede ser problemático e incluso peligroso. Pero me hicieron un examen psicofísico y lo pasé sin problemas. Tuve que aclararles que no tengo problemas ni con la soledad ni con el silencio, porque paso buena parte de mi tiempo en esos estados. Los elijo para trabajar”, ​​dice.

Su estancia en las bases de Marambio, Esperanza y Juveny coincidió con la campaña de verano de 2005. Más de una vez intentó repetir la experiencia, pero hasta el momento no lo ha conseguido. “Me costó más adaptarme a Buenos Aires cuando regresé que a la propia Antártida”, confiesa.

Durante esos cuarenta días tomó numerosas fotografías, algo que suele hacer para documentarse antes de emprender un trabajo pictórico. “Cuando volví a mirarlas, noté que las fotografías tenían valor artístico en sí mismas. Incluso hoy sigo creando y recreando a partir de esas fotos y esa experiencia”, dice.

Lo que Morales llama “mi Antártida” es su visión personal y subjetiva de esa frontera, marcada por la inmensidad del vacío y el sonido del viento, y de la Antártida que vive en su interior. “La mía también es una visión política de la Antártida.. Hay una línea de arte plástico que es el arte territorial. Lo que desarrolla, por ejemplo, Antonio Berni con las villas y los paisajes y rostros de la pobreza o Fader con las sierras de Córdoba. Me dejé llevar por la Antártida y me convertí en un artista territorial, su artista territorial”, aclara.

Como artista territorial, Morales fue invitado a sumarse a la bienal federal de arte organizada por la UNLaM. En su caso, como representante de la Antártida, con un lugar destacado. Su exposición, titulada “Cómo llegué al Sur del Sur”, incluye 40 obras expuestas en dos plantas, curada por Viviana Oriola. Será inaugurado el 28 de junio.

La obra estará acompañada de un catálogo titulado “La Antártida enamora”, que incluye textos e ilustraciones del artista Julo Flores. Flores, egresada de la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y actual decana del Departamento de Artes Visuales de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), es una de las autoras de la primera “silueta”, para evocar a los desaparecidos, en Septiembre de 1983, cuando aún no había terminado la dictadura.

Sobre los informes de origen ruso difundidos recientemente, que confirman la existencia de petróleo en el continente más austral, Morales dice que “siempre se dio por sentado. Afortunadamente, no creo que sea posible explotarlo ni extraerlo, porque habría que atravesar una capa de hielo de cuatro kilómetros de espesor. Asimismo, la Antártida es el regulador del clima global y sufre las consecuencias del cambio climático. Desde hace algunos años vemos zonas verdes, antes era impensable”.

Antártida, Malvinas y soberanía

La experiencia antártica hizo que Morales también cuestionara su relación con las Islas Malvinas y también produjera obra alegórica. Además de una serie de pinturas, les dedicó una escultura de acero inoxidable de tres toneladas, titulada “Abrazo a Malvinas”. Dice que “el plan es instalarlo en Río Grande, en la costa, mirando al sur, pero aún no hemos conseguido los fondos para el traslado”.

Consultado al respecto por Buenos Aires/12, confiesa que “la idea de conocer Malvinas me produce sentimientos contradictorios. Por un lado me gustaría ir a rendir homenaje a nuestros caídos, pero por otro no aceptaría que me sellaran el pasaporte como si fuera extranjero. En eso soy muy Argie. El término es el que los ingleses utilizan despectivamente para designar a los argentinos, en realidad proviene de “argue”, argumentar, y se refería a los discutientes compulsivos o “contreras”.

“Cómo llegué al sur desde el sur” Se podrá ver en la sede de Posgrado de la UNLaM, Moreno 1623, CABA, a partir del 28 de junio a las 18:00 horas.

 
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