El número de personas en situaciones críticas aumentó en 24 millones respecto a 2022, según este informe elaborado conjuntamente por 16 agencias de la ONU y organizaciones humanitarias.
La vulnerabilidad de los refugiados
En América Latina es motivo de preocupación la constante llegada de migrantes y refugiados a Colombia, Perú y Ecuador, además del impacto del fenómeno climático de El Niño.
En Colombia, por ejemplo, mientras sólo el 3% de la población nativa enfrentaba una situación alimentaria grave (1,6 millones de personass), el 62% de los migrantes y refugiados (2,9 millones) se encontraban en esta situación vulnerable.
Venezuela es también uno de los países “que ha sido identificado como preocupante en todas las ediciones” de este informe, recuerdan los autores.
Preocupante situación en Haití
En América Latina destaca el caso de Haití, donde la violencia y la inestabilidad política hacen que 1,8 millones de personas se encuentren en situación de vulnerabilidad alimentaria extrema, es decir, 200.000 más que en 2022.
A nivel global, es el quinto año consecutivo en el que aumenta el número de personas en estado de inseguridad alimentaria aguda en el mundo.
Unas 700.000 personas estaban al borde de la hambruna en 2023, incluidas 600.000 en Gaza. Una cifra que ha aumentado en ese territorio palestino en los últimos meses debido a la guerra entre Hamás e Israel.
La situación es peor en Sudán, protagonista de la peor crisis mundial de refugiados y en guerra desde hace un año, y donde otros 8,6 millones de personas se sumaron a la lista de afectados por la inseguridad alimentaria (20,3 millones en total en el país).
“Hay un claro deterioro en el contexto de crisis alimentarias clave como la de Sudán y la Franja de Gaza”, explicó a la AFP Fleur Wouterse, subdirectora de la oficina de emergencia y resiliencia de la agencia de las Naciones Unidas para la agricultura (FAO).
Desde el lanzamiento del informe en 2016 por parte de la Red Global contra las Crisis Alimentarias, una alianza que reúne a organizaciones de la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y otras organizaciones humanitarias, “El número de personas que padecen inseguridad alimentaria ha aumentado de 108 millones a 282 millones, mientras que la prevalencia (la proporción de la población afectada dentro de las zonas afectadas) ha aumentado del 11% al 22%”. señala Fleur Wouterse.
Y la crisis alimentaria persiste desde entonces en Afganistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Nigeria, Siria y Yemen, destaca.
Aunque la producción de cereales aumentó, la inflación fue el gran problema en el país caribeño, donde “el precio de la canasta básica siguió siendo cuatro veces superior al salario mensual”.
“En un mundo de abundancia, los niños mueren de hambre. Las guerras, el caos climático y la crisis del coste de la vida, combinados con una acción inadecuada, harán que casi 300 millones de personas se enfrenten a una crisis alimentaria aguda de aquí a 2023”, lamenta el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en el prólogo del informe.
“Los fondos no están a la altura de las necesidades. Los gobiernos deben fortalecer los recursos disponibles para el desarrollo sostenible”, insta. Especialmente porque los costos de distribución de la ayuda han aumentado.
Para 2024, el desarrollo “dependerá del cese de las hostilidades”, señala Fleur Wouterse. “Tan pronto como sea posible el acceso humanitario” a Gaza y Sudán, por ejemplo, la ayuda podría “mitigar rápidamente” la crisis alimentaria, afirma.
