El milagro del compango desgrasado y otros misterios de Oviedo, capital gastronómica de España

El milagro del compango desgrasado y otros misterios de Oviedo, capital gastronómica de España
El milagro del compango desgrasado y otros misterios de Oviedo, capital gastronómica de España

El plato regional asturiano, la fabada, es una invención reciente. No aparece en el regente en el que se cuenta en varias ocasiones lo que comían los personajes de la novela de Clarín. Se trataba de una comida con mucha grasa, aportada por el compango, es decir, chorizo, morcilla y tocino, necesaria para combatir el frío invernal o para acometer tareas que exigieran esfuerzo físico. El milagro de aligerar la fabada para que la pudieran comer hasta los señores se lo debemos, en parte, a Nacho Manzano, que modernizó la cocina regional.

Oviedo, que este año ha ganado el premio a capital gastronómica de España, cuenta con tres restaurantes del maestro: Gloria, en la calle La Gascona, y N’Astura Y NM, en el Bulevar del Vasco, donde también destaca Terra Astur. Ambas zonas, en el centro de la ciudad y cercanas entre sí, concentran la oferta gastronómica local. La centenaria Casa Fermín se mantiene en su señorial independencia.

Cada año a principios de junio, este año fue el domingo día 2, La Gascona la prueba de la sidra. Miles de personas Ocupan la calle, participan en el concurso de sidra y comen magníficos bocadillos que compran en los puestos al aire libre. Allí pudieron admirar otro de los milagros de Oviedo: la transmutación de los sidreros locales en hábiles sidreros hispanoamericanos o etíopes.

En la céntrica Plaza del Fontán, con su mercado de abastos, se concentran los turistas, abundantes en esta época del año. Allí reina Casa Ramón con más de 50 años de historia.

A finales de los años 40, época de hambre, en el Bar Pelayo inventaron el humilde cachopo, un sencillo filete de ternera que envolvía unas lonchas de jamón y queso. Milagrosamente, con el paso de los años, ha ido creciendo de tamaño y modificando el relleno.

Otro de los milagros de la gastronomía local es convertir la tosca torta de maíz en la exquisita tortilla que sirve de base para albergar picadillo de jamón, morcilla o lo que la imaginación sugiera. El pescado, quizás debido al precio, es menos popular. Destacan la merluza a la sidra, el pixin -pequeño rape-, la empanada de cabracho y el bonito del norte. No debemos olvidar los distintos quesos locales. Y de postre, el infaltable arroz con leche.

Por supuesto en todos esos lugares la sidra mana a raudales. Sólo se vierte un culín, pero se repite asiduamente. Ayuda el precio asequible al que lo venden en todas partes. La costumbre de compartir copa se ha perdido con la pandemia.

Cuando hay algo que celebrar y el grupo es numeroso, los ovetenses acuden a una de las bodegas de las afueras, donde elaboran una espicha con comida sencilla y contundente como tortilla de patatas, huevos duros, chorizos y mucha sidra. . En el lagar de Casa Herminio vi otro de los milagros de Oviedo, un grupo de más de 30 británicos estudiando la cultura de la sidracandidato a formar parte del patrimonio inmaterial de la humanidad, si la UNESCO lo decide en noviembre.

Oviedo es una ciudad agradable para pasear. Las distancias son cortas y hay muchas zonas peatonales. Más de 100 estatuas, normalmente de bronce, esperan a los turistas, quienes, alentados por los guías, acarician a Woody Allen, Mafalda, el perro Rufo, el viajero de Úrculo y la gorda –Maternidad– de Botero. En la plaza de la catedral el regente Le da la espalda a la torre desde la que era espiada. Como sacar fotos y subirlas a Instagram es barato, los turistas no descansanexcepto los más informados que se han detenido en alguna de las numerosas confiterías para hacerse con unas moscovitas, unas exquisitas galletas de almendras y chocolate.

Ya has leído eso La ecléctica catedral, prerrománica, románica, gótica, renacentista y barroca, es una de las más destacadas de España.con su panteón real –asturiano por supuesto– y una Cámara Santa repleta de reliquias y hasta un sudario que seguramente sea fruto de otro milagro. La UNESCO lo ha reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Como también ha hecho con el resto de joyas locales y exclusivas: las iglesias prerrománicas de San Julián, en el casco urbano y Santa María del Naranco y San Juan de Lillo en las afueras.

En la plaza de la catedral se inicia el camino primitivo, que fue el que siguió el llamado primer peregrino Alfonso II a principios del siglo IX. Como reinó durante unos sesenta años y no fue tentado por las mujeres, tuvo tiempo de hacer muchas cosas además de inventar la peregrinación para ver los restos recién descubiertos del apóstol. Numerosos peregrinos, debidamente disfrazados de peregrinos, deambulan por la zona esperando iniciar su aventura.

Gracias al soberbio Palacio de Congresos, al que llaman simplemente Calatrava, la ciudad, con aceptables conexiones aéreas y conexión de tren con Madrid en poco más de tres horas, acoge interesantes eventos. Si los congresistas tienen tiempo libre, los llevan a visitar el Museo de Bellas Artes, uno de los mejores museos provinciales de España.

El teatro Campoamor -temporada anual de ópera y zarzuela- acoge la entrega de premios Princesa de Asturias. Los ganadores y quienes puedan permitírselo se alojan en el Hotel de la Reconquista con aires de exquisito Parador. Los demás utilizarán el eficiente AC Forum, Marriott, al lado de la estación u otro de los cuatro estrellas de la ciudad. El tranquilo Vetusta de Leopoldo Alas Clarín, que era zamorano, es hoy una ciudad dinámica, burguesa y agradable para vivir.

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