“Un año se puso flaco y volvió cuadrado; su cuerpo cambió”

“Un año se puso flaco y volvió cuadrado; su cuerpo cambió”
“Un año se puso flaco y volvió cuadrado; su cuerpo cambió”

Siempre en segundo plano, sin hacer ruido ni miradas exigentes, Lucas Vázquez (32 años) Vuelve a llegar a la recta final de temporada convirtiéndose en una pieza imprescindible para el Real Madrid. El lateral será titular este martes en Múnich (21.00 horas) debido a la sanción de Carvajal por sanción, pero nadie lamenta la ausencia del titular: Lucas viene de completar una actuación prodigiosa en el Clásico (gol, asistencia y penalti provocado), brilló en Manchester y empieza a entrar en las quinielas de la Eurocopa. Lo ha hecho todo en apenas dos semanas, desde que apareció como lateral en la prórroga del Etihad y ayudó a rematar al equipo de Guardiola con un alarde de orgullo, inteligencia y templanza desde el punto de penalti.

Quienes mejor le conocen no se sorprenden del nivel del gallego, un tipo “muy normal” que vive obsesionado con su físico. y que no falte tu almuerzo dominical con el núcleo duro que acogió a un chico de Curtis (un pueblo coruñés de unos 2.000 habitantes), y que venía de jugar en el modesto Ural, en la intimidante capital. “Las reuniones las solemos organizar en su casa, que es la grande. No nos perdemos una semana“, dice entre risas Carlos Expósitoun canterano del Madrid que dejó el fútbol en 2021 para centrarse en otro escenario habitual de esas veladas: su restaurante El Picaporte, en la zona de Gregorio Marañón y a poco más de dos kilómetros del Bernabéu.

exposición, Ignacio Boto (convertido en fisio del primer equipo), David Mateos (mirlo que debutó en la Champions) y Andy Rodríguez (centrocampista del Cartagena) forman el apoyo de confianza de Lucas, su apoyo en los buenos y en los malos momentos. Con todos, menos con Mateos, al que conoció después, coincidió con su debut en el Juvenil C. “Recuerdo que vino a un torneo de pretemporada en Italia, fue como una prueba. Ya tiene demasiadas tablas (sonríe), pero cuando llegó era un niño muy tímido. Y Madrid te despierta muy rápido. A los dos meses empezó a aflojarse”, recuerda el ahora hotelero y ex Toledo o DUX Internacional.

Allí, en un escalón todavía bajo, empezó a germinar el gen de Lucas, siempre talentoso y atrapante: “Viste algo diferente en él, que te podía dar cosas diferentes”. Curó su nostalgia con exposición: “Andy, Boto y él vivían en la residencia, pero todos los fines de semana venían a mi casa. Mi madre aceptó la de dar la bienvenida a todos. Estábamos juntos las 24 horas del día.“. Y a su calidad añadió algo entonces excepcional: un cuidado exagerado con cuidados físicos y sesiones extra de gimnasio, algo poco habitual en aquella época. También fue uno de los primeros futbolistas de Valdebebas en empezar a trabajar con un entrenador personal en su tiempo libre, práctica que no abandonó en los veranos en el Curtis.

“Es bajito y cuando llegó a Madrid parecía más flaco que los demás, pero el bastardo se recuperó de un verano. Recuerdo que su cuerpo cambiaba cada pretemporada. Se tomó en serio el gimnasio y físicamente dio un gran giro. Ahora cualquier niño lo hace, pero en aquella época era raro”, subraya Expósito, quien destaca su capacidad para arremangarse: “En Valdebebas hizo cinco dominadas más que los demás, no regateó ni una repetición“.

“Ahora cualquier niño hace trabajo extra, pero en aquella época era extraño. Lucas no regateó por una repetición”

Carlos Expósito
Amigo y excompañero de Lucas Vázquez

Todo ese esfuerzo le sirvió para ascender en la Casa Blanca, paso a paso y sin saltarse etapas: Juvenil C, Juvenil B, Juvenil A y de allí al Castilla, en ocasiones eclipsado por Morata, Sarabia, Álex Fernández, Óscar Plano y compañía pero sin nunca. bajando los brazos. “Su principal virtud es él, y lo que le hace grande, es que nunca se rinde. Se ha mantenido fiel a sus principios.; “Es el perfil de persona que, como entrenador, siempre quieres tener”, afirma Andrés Prieto, su cuñado y portero de la Ponferradina.

Desde hace años es otra de las personas que asiste de lleno en el día a día de Lucas y conoce de sus gestiones. “La parte que ves es: ‘Guau, qué buen jugador’. Pero eso no significa que, joder, muchas veces le cueste no jugar tan bien. Intenta escapar de esa falta de minutos con trabajo. La estabilidad familiar que encuentra en casa, con su mujer y sus hijos, le da fuerzas para seguir adelante cuando las cosas van mal”, admite. También juvenil del Real Madrid, Prieto destaca su mentalidad y ambición de “querer más”: “Lo que para otros es un sacrificio, para él es una forma de vida. Fue uno de los primeros en tener esa preocupación: ‘Oye, estoy teniendo lesiones, quiero ser más potente, mejorar mi posición…’. Buscó preparador físico y realizó su primer gran cambio. Siempre ha tenido buen físico, pero ha mejorado a la hora de prevenir problemas y afrontar la caída con fuerza. Ahora puedes ver que es muy difícil moverlo”. Durante su paso por el Juvenil A, Lucas encadenó cuatro desgarros en el tendón de la corva Lo dejaron en la enfermería durante seis meses.

Normalizar lo extraordinario

Pocos habrían predicho que aquel niño tranquilo, que se paraba en un rincón del vestuario del Juvenil para no molestar, iba a pasar a la historia del Real Madrid como uno de los jugadores con más Champions (cuatro), más títulos (19, igualados con Camacho, Chendo, Casillas, Isco y Bale al final del top-10) y más partidos (344). El éxito, todos coinciden, no le ha cambiado en lo más mínimo.

Es el mismo, ¿eh?“, advierte Pedro Mosquera, su compañero en el Castilla y con el que también mantiene relación”.Sigue siendo muy humilde, igual de discreto. Normalmente nos reunimos en A Coruña en verano”. A él, uno de los pilares del Alcorcón y con cientos de partidos en su haber entre Primera y Segunda, sí le llama poderosamente la atención “que físicamente esté tan bien”: “Cuando no tienes ritmo de competición es complicado rendir… y más en un Clásico o en Manchester. Ahí te pueden pasar por altopero siempre se ha cuidado y no ha perdido el fútbol callejero que tenía en el filial.

Yo diría que Lucas va al revés de los futbolistas; Cuando empiezan a emerger se vuelven un poco más hoscos con la gente, pero él, por el contrario. Cuanto más pasa el tiempo, más normal es”, elogia Andrés Prieto, diagnóstico que corrobora Expósito: “El pensamiento humilde viene de familia. El otro día hablaba de ello con él: hay momentos en los que, en nuestro círculo cercano, normalizamos determinadas situaciones. Cuando éramos pequeños, cuando iba al Bernabéu con Lucas y los demás, no pasábamos de octavos de final. Ahora tiene cuatro Champions, lleva nueve años consecutivos en el Madrid… Me parece impresionante. Y su carácter es el mismo”.

Para ellos, que lo han visto crecer, es “un orgullo” seguir siendo testigos de sus hazañas. “Lograr lo que él está logrando era mi sueño cuando era pequeño y él lo está cumpliendo”, afirma. exposición. Si en Múnich vuelve a darse una situación de máxima presión, Mosquera sabe que Lucas levantará la mano, como en la final de Milán y en la tanda del Etihad: “Elude las exigencias. No crece en los buenos momentos ni se encoge en los inferiores; Es muy tranquilo, tiene las ideas claras y confía en sí mismo.“Anota la receta de un ganador… que no se olvida de los suyos y que este martes, ante el Bayern, vivirá otra semifinal como titular en el infierno de Allianz.

 
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