Incluso si Trump no gana en noviembre, los fundamentos siguen siendo los mismos. Europa sigue dependiendo enteramente de la defensa estadounidense y Washington considera que eso es insostenible. Mientras tanto, la noción de autonomía estratégica –impulsada regularmente por el presidente francés Emmanuel Macron– sigue siendo a la vez ilusoria y una fuente de irritación para Berlín, que la ve como un intento de debilitar la relación transatlántica.
De hecho, el florecimiento retórico de Trump logró centrar las mentes, obligando a Europa a afrontar cómo podría defenderse por sí solo. Como dijo Bruno Kahl, jefe del servicio de inteligencia exterior de Alemania, BND: “Si Occidente no demuestra una clara disposición a defenderse, Putin no tendrá motivos para no atacar más a la OTAN”.
El hecho es que, en su primer mandato, las prioridades de Trump fueron China y el Indo-Pacífico, tal como lo fue para el ex presidente Barack Obama, aunque ambos se resistirían a admitir la similitud. Y ahora, con las tensiones en Medio Oriente al borde de la ruptura, Trump probablemente querrá deshacerse, según él, de la irritación que representa Ucrania.
Afortunadamente, existe un amplio acuerdo entre los diplomáticos europeos respecto de los pasos inmediatos que tendrían que tomar tras una victoria de Trump: es decir, persuadirlo para que asegure que en el futuro se puedan enviar algunas armas a Ucrania, ganando así tiempo para que Europa rearme tanto a Kiev como a Ucrania. y persuadirlo de no llegar a un acuerdo unilateral con Putin.
La decisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos de desbloquear 60.000 millones de dólares de ayuda militar a Ucrania, ante la firme resistencia de los republicanos de extrema derecha, fue enormemente importante, ya que proporcionará a Kiev armas y municiones vitales durante unos meses. Pero sólo sirve para ganar tiempo. Los más de 100 opositores a la medida estaban en gran medida del lado de Trump, aunque el hombre mismo terminó adoptando una postura más mesurada. O mejor dicho, optó por mantener abiertas sus opciones.
El hecho es que Trump sigue siendo transaccional y Ucrania no tiene nada que ofrecerle.
