Muere a los 60 años Pierre Gonnord, el retratista del espíritu humano – .

Actualizado 22/04/2024

El fotógrafo francés Pierre Gonnord, famoso por su profunda captura del alma humana a través del retrato, falleció el pasado domingo 21 de abril en Madrid a los 60 años, tras una lucha contra la leucemia.

Desde su llegada a Madrid en 1988, Gonnord se distinguió en el arte del retrato fotográfico. Mediante el uso de técnicas de claroscuro, logró un estilo único y psicológico que capturó cada detalle de la vida reflejada en los rostros de sus sujetos. Sin complementos ni adornos y frente a un fondo negro, emergieron rostros de gitanos, vagabundos y monjes, entre otros, captados en el momento más puro y efímero, generalmente al amanecer o al anochecer.

El trabajo de Gonnord fue el resultado de un minucioso proceso que comenzó semanas o meses antes del encuentro fotográfico, donde se dedicó a conocer a sus sujetos sin la barrera de la cámara. Defendió la idea de que el retrato iba más allá de una simple copia de la realidad, y buscaba captar personas con una presencia física peculiar y un carisma que transmitiera sensibilidad y dignidad. Sus retratos, que a menudo fueron comparados con pinturas de Velázquez, Caravaggio o Rembrandt, mostraban a sus sujetos con dignidad real, independientemente de su estatus social.

Además de su técnica, Pierre Gonnord era conocido por su respeto y compromiso con sus súbditos. Antes de comenzar a fotografiar, vivió y se integró a las comunidades que retrató, construyendo un vínculo de confianza que le permitió capturar la esencia de sus sujetos de una manera más auténtica y respetuosa. Este planteamiento le llevó a afirmar que “el fotógrafo tiene el compromiso de sugerir y denunciar”, principio que aplicó con realismo y poesía.

Su carrera fotográfica también estuvo marcada por el interés por capturar “personas en peligro de extinción”, como él decía, explorando comunidades marginadas y fronteras geográficas y humanas, como nómadas, trabajadores temporeros y criadores de caballos en la Franja entre España y Portugal, o más tarde monjes en lugares remotos del Alentejo y los Cárpatos. Su serie sobre los mineros de Asturias es especialmente recordada por su capacidad para transmitir la dureza y el espíritu de estas comunidades.

Pierre Gonnord, autodidacta en fotografía y estudiante de Economía en París, dejó una profunda huella no sólo en el mundo del arte, sino también en quienes tuvieron la suerte de conocerlo personalmente. Su vida, marcada por tragedias personales como la muerte de su hermano, encontró en la fotografía un “salvavidas”, como él mismo describió, que le permitió superar su timidez y conectar con el mundo como pocas personas pueden.

Vinculado a la galería Juana de Aizpuru desde 1999, su obra ha sido expuesta en importantes espacios a nivel internacional, entre ellos el Museo Reina Sofía y el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. También fue galardonado con el Premio Internacional de Fotografía Ciudad de Alcobendas y el Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid, consolidándose como uno de los grandes fotógrafos contemporáneos.

Con su muerte, el mundo del arte pierde a uno de sus más grandes retratistas, pero su legado sigue vivo en cada uno de sus retratos, que nos desafían a mirar más allá de la superficie y encontrarnos en la mirada de los demás.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV El negocio del gas ruso nunca se recuperará de la guerra en Ucrania – .
NEXT “Knicks y Pacers comparten una amarga rivalidad en los playoffs con un nuevo capítulo”