Ginebra Es la capital de los relojes y no de un reloj cualquiera, sino de auténticas obras de arte que no están al alcance de todos y que se exportan a muchas partes del mundo.
El inicio de la fabricación de estos relojes se remonta al año 1600 y gracias a la habilidad de los relojeros, su trabajo empezó a ser reconocido en todo el mundo.
En madrileños de todo el mundo hemos visitado una de estas fábricas, Raymond Weiluna auténtica empresa familiar suiza con sede en Ginebra desde 1976 dedicada a la fabricación de relojes de lujo.
Curiosamente en la dirección de esta sede de la ciudad suiza, la principal, se encuentra nuestro madrileño José, que entró en la familia al casarse con la nieta del fundador de la empresa.
José nos ha mostrado una de las piezas más exclusivas, un reloj que tiene un precio de 5.000 euros y del que sólo se han fabricado 500 ejemplares.
Ya en el laboratorio de esta empresa vemos cómo estos relojes se ensamblan pieza a pieza en un entorno totalmente cuidado para preservar su precisión. El tiempo total necesario para el montaje completo puede ser de hasta 3 semanas.