Es probable que Westminster trate los comentarios de Greenway con cautela.
Uno de los principales puntos conflictivos en las conversaciones han sido las importaciones agrícolas y la resistencia británica a abrir su mercado a la carne vacuna tratada con hormonas y al pollo clorado, un tema que también hundió las conversaciones comerciales del Reino Unido con Canadá en enero.
“Espero que se puedan resolver los detalles”, dijo Greenway, un ex oficial de inteligencia que ahora se desempeña como director del grupo de expertos conservador Heritage Foundation. “Creo que es una posibilidad muy real”, añadió, señalando que Trump “es un presidente que aprecia los acuerdos”.
“Existe un enorme potencial económico en una nueva relación económica entre Estados Unidos y el Reino Unido, especialmente después del Brexit”, explicó Greenway. “Espero que esta sea la primera de muchas conversaciones para que eso suceda”.
A última hora de la tarde del lunes, el secretario de Asuntos Exteriores británico, David Cameron, voló a Mar-a-Lago, Florida, para cenar con Trump antes de dirigirse a Washington. La campaña de Trump dijo que ambos discutieron las próximas elecciones en Estados Unidos y el Reino Unido y la política Brexit, entre otros temas.
Sin embargo, una segunda administración Trump bien podría tener que lidiar con un gobierno formado por el líder laborista de centroizquierda Keir Starmer, ya que las encuestas muestran que su partido está en camino de derrotar a los conservadores.
Los laboristas “no tienen apetito” por reducir los estándares alimentarios para los exportadores estadounidenses, dijo a principios de este año el secretario de Negocios en la sombra, Jonathan Reynolds, lo que hace “difícil” concretar un acuerdo comercial entre el Reino Unido y Estados Unidos en el futuro.
