La ansiedad energética quedó atrás. A estas nuevas perspectivas han contribuido la rápida y eficaz respuesta de la industria y los hogares europeos, que han reducido significativamente su demanda, junto con dos inviernos más cálidos de lo habitual. Además, los esfuerzos sin precedentes de los países miembros de la Unión Europea para fortalecer su red de plantas de regasificación y diversificar las fuentes de suministro de energía han sido fundamentales para superar este desafío.
El estado de las reservas subterráneas de gas, que cerraron marzo por encima del 59% de su capacidad total, refleja esta nueva situación de estabilidad. Respecto al año anterior, donde apenas alcanzaron el 56% de su capacidad, este aumento indica una menor necesidad de almacenamiento para el próximo invierno.
Ana María Jaller-Makarewicz, del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA), destaca el papel crucial de las condiciones climáticas favorables, que han impulsado la generación de energía renovable y reducido la dependencia del gas para la producción eléctrica. Sin embargo, advierte sobre el futuro de las plantas de regasificación construidas rápidamente para hacer frente a la crisis, cuya utilidad podría verse limitada a medida que disminuya la demanda de gas.
A pesar de la relativa calma actual, proyectos como la puesta en marcha de nuevas instalaciones flotantes de procesamiento de gas en Alemania y Grecia siguen en marcha para garantizar la estabilidad energética a largo plazo.
Precios estables
Las previsiones de la consultora británica ICIS apuntan a precios estables en el mercado del gas natural para la segunda mitad del año, previéndose una subida moderada para el próximo invierno. Se espera que los países cumplan sus objetivos de llenado de tanques antes de lo previsto, lo que proporcionará un margen adicional de seguridad.
Sin embargo, persiste la incertidumbre, especialmente en torno a Ucrania, cuya importancia en las rutas de suministro de gas ruso a Europa sigue siendo significativa. Con el cierre progresivo de gasoductos terrestres, la región enfrenta nuevos desafíos en la diversificación de sus fuentes de energía.
En resumen, Europa respira aliviada por la estabilización de su panorama energético, aunque se mantiene alerta ante posibles retos futuros que puedan surgir en el horizonte. @mundiario
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