A falta de apenas siete meses para las elecciones presidenciales que definirán su futuro, Donald Trump se presenta como un candidato arrollador, seguro de sí mismo y dispuesto a luchar contra todo. Sin embargo, quizás esté descuidando cosas que no debería descuidar. El expresidente sigue consolidado en su núcleo duro y no decide hablar con el electorado independiente. Tampoco a los republicanos moderados que votaron por Nikki Haley en las primarias. Más importante aún, según distintos analistas, Trump no desarrolló una estrategia para hablar con los hispanos, el electorado que puede definir el nombre del futuro presidente.
Según informa LPO, el líder republicano lanzó hace unas semanas su primer vídeo dirigido a latinos, pero la novedad duró poco. Unos minutos después, los estrategas de comunicación de la Casa Blanca salieron a denunciar que el spot de trumpismo era antiguo y había sido utilizado en la campaña presidencial de 2020, la que Trump perdió ante Joe Biden.
Del lado de los demócratas, sin embargo, Biden se beneficia de una inversión sin precedentes destinada a hacer campaña –en español e inglés– entre la comunidad hispana. Para ello se han destinado desde hace meses millones de dólares.
Sorpresa: Biden revierte la tendencia y avanza sobre Trump en 6 de los 7 estados indecisos
Hace dos semanas, el lanzamiento de la campaña de reelección de Biden-Harris en Arizona mostró ambos lados de los demócratas. Consciente de las dificultades y atento a los números de las encuestas que no le sonríen, el presidente hizo un llamado desesperado a los latinos para que lo ayuden a vencer nuevamente a Trump. Pero también demostró que tanto él como el equipo liderado por Julie Chávez Rodríguez están 100% enfocados en ganar el voto latino y alentar a los desencantados a votar nuevamente.
Según Vox, el lanzamiento del esfuerzo latino con Biden-Harris fue planeado tanto de manera intencional como simbólica. El restaurante que visitó Biden, El Portal, fue inaugurado y propiedad de dos miembros veteranos de la política hispana de Arizona, y ha servido como sede de facto de los propietarios de pequeñas empresas demócratas latinos de Phoenix durante años. Dio sus frutos durante la era Trump, cuando los votantes moderados, progresistas, blancos, negros y latinos votaron por los demócratas.
Mientras Biden destina una inversión sin precedentes a hacer campaña -en español e inglés- entre la comunidad latina, la gran mayoría de los 20 centros comunitarios hispanos que los republicanos habían abierto en Arizona para las elecciones de mitad de período de 2022 están cerrados.
Arizona es ahora el estado campo de batalla por excelencia, y en su centro está Maricopa, el condado que ha visto algunos de los mayores aumentos de población en Phoenix y sus suburbios más ricos y en expansión. Una combinación de un electorado joven latino en rápido crecimiento, el giro del Partido Republicano hacia la derecha MAGA y más votantes suburbanos independientes y de mentalidad moderada concentrados en Maricopa han hecho que el bastión conservador sea competitivo para los demócratas.
Desde que comenzó la era Trump de la política nacional, Arizona ha elegido dos senadores demócratas, un gobernador demócrata y un fiscal general demócrata, y votó por Biden, después de no votar por ningún candidato presidencial demócrata durante 20 años.
“Los demócratas dan por sentado a los votantes hispanos y queremos ganarnos su voto y construir un futuro mejor para nuestros hijos”, dijo Trump cuando el Comité Republicano, junto con una campaña del Senado de Estados Unidos, abrió una extensión del centro en el condado de Maricopa. El lugar estaba destinado a ser parte de un “juego terrestre permanente basado en datos en Arizona” y un “lugar para reunirse, organizar eventos y generar conversaciones con los hispanos de Arizona”.
Menos de dos años después, según informó el periodista Christian Paz, ese centro fue cerrado, junto con la gran mayoría de los 20 centros comunitarios hispanos que el RNC había abierto antes de las elecciones de mitad de período de 2022. Cinco permanecen abiertos hoy, incluidos dos que, según informó The Messenger, se abrirán en 2023.
El movimiento marca una tendencia que podría costarle cara a Trump y generar una sorpresa, como la que permitió a Biden en 2022 ganar las elecciones al Senado en Arizona y otros estados estratégicos de la frontera sur. Los expertos advierten que los cierres parecen ser parte de una retirada más amplia del Partido Republicano, que parece estar renunciando o dando por sentado a los votantes negros, asiáticos y nativos americanos.
El desempleo entre los latinos ya se ha reducido a casi la mitad durante la administración Biden
En Arizona, la oferta republicana no fue la mejor. Dos negacionistas extremos como Kari Lake y Blake Masters compitieron y perdieron. Lake perdió por poco el cargo de gobernador y todavía quiere dar pelea.
Después del cierre del centro de Phoenix, por ejemplo, algunos informes noticiosos sugirieron que el RNC abriría una nueva sucursal en Tucson, otra área urbana de Arizona con una gran población hispana y una base de apoyo demócrata en el estado. Pero desde el trumpismo nadie lo confirmó.
Trump no hizo campaña durante la semana en que se lanzó la operación Biden-Harris en el suroeste y hasta ahora solo ha encabezado dos eventos de campaña desde el Súper Martes en Georgia y Ohio. O la falta de financiación te está atando las manos o estás demasiado confiado.
Si bien la campaña de Biden se acelera en estados como Arizona, Georgia, Nevada y Wisconsin, en estados indecisos como Arizona no se transmiten anuncios de Trump específicos para hispanos en televisión o radio, ni en inglés ni en español. Trump no realizó ningún evento de campaña durante la semana en que se lanzó la operación Biden-Harris en el suroeste, ni transmitió ningún mensaje específico dirigido a sus votantes. Hasta ahora, sólo ha encabezado dos eventos de campaña desde el Supermartes en Georgia y Ohio, con el objetivo de impulsar a sus candidatos preferidos en las elecciones primarias. O la falta de financiación te está atando las manos o estás demasiado confiado.
Como recuerda Vox, cada uno de los últimos tres ciclos presidenciales ha dado a los demócratas márgenes de apoyo consistentemente más pequeños entre todo tipo de votantes no blancos, pero especialmente entre los latinos: durante la campaña de reelección de Obama de 2012, por ejemplo, la ventaja demócrata sobre los republicanos con estos votantes era 39 puntos en preferencia de voto; para 2020, esa ventaja se había reducido en 16 puntos.
