cinco ciudades en cinco años y una madre que sufre por él en Senegal

cinco ciudades en cinco años y una madre que sufre por él en Senegal
cinco ciudades en cinco años y una madre que sufre por él en Senegal

Al portero Cheikh Sarr le gustaría aparecer en las portadas de los medios deportivos por otros motivos. Sin embargo, desde el pasado sábado es protagonista por haber sido la última víctima del racismo en el fútbol. Sarr tiene sólo 23 años, en junio cumplirá 24 y está en nuestro país desde los 18, adonde llegó procedente de Senegal.. Allí está toda su familia, incluida su madre, muy preocupada y a quien intenta calmar cada vez que ve una publicación sobre lo que sufrió su hijo.

Relevo pasó con él en las horas posteriores a lo ocurrido en Sestao, cuando hasta ese momento no se había expresado públicamente. En una reunión posterior de la Junta Directiva del Rayo Majadahonda, a última hora del lunes, se decidió que podría conceder dos entrevistas. Uno en El Mundo y otro, en ‘El Partidazo’ de la Cadena COPE, además de la rueda de prensa de la mañana del martes. Hasta entonces le habían recomendado que no hablara hasta ver la defensa que podían hacer desde el propio club para evitar la sanción de varios partidos por haber sido expulsado en el partido contra el Sestao River.

Desde su llegada a España ha jugado en diferentes clubes y vivido en tArragona (Nástic), Oviedo, Castellón, Granada (Recreativo Granada) y Madrid. Actualmente reside en Majadahonda., a sólo cinco minutos del campo municipal de La Oliva, donde entrena con su equipo desde su llegada al Rayo Majadahonda el pasado verano. Durante estos cinco años se ha acostumbrado a recibir diversos insultos, aunque admite que nunca antes habían sido tan agresivos y por parte de tanta gente, y de forma continuada. No le importaron los otros insultos. Los del sábado dolieron demasiado. No podía soportarlos más.

Cuando llevaba muchos minutos escuchando todo tipo de aberraciones por el color de su piel, algo que Sestao desmiente, se acercó al lateral de la portería a beber agua. Cheikh está en pleno Ramadán y no bebe ni come entre las 5 de la mañana y las 8 de la noche aproximadamente. Ya era de noche y fue a buscarle la botella. Fue entonces cuando asegura que uno de los presentes se enojó aún más con sus insultos. Cheikh lo agarró por el pañuelo pidiéndole explicaciones. Acto seguido, el árbitro le mostró la tarjeta roja. Esto fue, para el senegalés, casi peor que los insultos que recibió. Se sintió decepcionado, o ‘muy jodido’ como él mismo dice, por la persona que supuestamente debía protegerlo, y que ni siquiera, según él, quería hablar con él para explicarle lo que estaba pasando.

Ya en el vestuario, se desplomó. Sus compañeros intentaron animarlo pero ni siquiera podía hablar. Inmediatamente accedió a acudir a comisaría a denunciarlo, acompañado del capitán Jorge Casado y del vicepresidente del club.

Una vez en Madrid, no salió de casa en todo el domingo hasta el lunes cuando acudió a entrenar. No saltó al campo con sus compañeros, aunque Permaneció en el gimnasio y reclamó unas molestias que experimenta desde hace un par de semanas. Todavía estaba afectado, abrumado. por las cámaras que lo esperaban y por los artículos que le mandaban a su celular, aunque intentó no mirar ni meterse en sus redes sociales. Ha recibido miles de mensajes, pero por ahora no había tenido fuerzas para responder y lo hizo hoy a través de un comunicado en el que comenta que por nuestros niños espera que se acabe el racismo. En concreto, Sarr, internacional en todas las categorías procedente de Senegal, es padre de una niña de tres años junto a su pareja, a la que conoció en Granada.

Sonríe tímidamente, escondido detrás de su capucha, recordando el Palabras de apoyo de Viniciusaunque no lo hizo directamente, “ojalá”.

Habla perfecto español, lo aprendió en la calle y ha preferido no estudiarlo. Su idioma, el francés, se lo puso más fácil, afirma. Tiene las expresiones de cualquier joven de su edad, aunque No sale por Madrid, apenas conoce la ciudad y nunca ha probado el alcohol. Con Ramadán ha perdido algunos kilos e incluso sus piernas parecen más largas, con lo que alcanza el 1,93 de altura..

Ama a España, no la considera un país racista, su pequeña es española y sólo espera que alguien, por fin, sienta la empatía que cree que no tuvieron con él el sábado. Aún así, se siente mal por la reacción que tuvo y no intenta excusarla. Él permanece atónito, esperando que todo esto pase lo antes posible. Como todos.

 
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