San Isidro 2024, multitud de espectadores para una fiesta taurina desnaturalizada | El toro, por los cuernos

San Isidro 2024, multitud de espectadores para una fiesta taurina desnaturalizada | El toro, por los cuernos
San Isidro 2024, multitud de espectadores para una fiesta taurina desnaturalizada | El toro, por los cuernos

¿Qué es lo más destacado que pasó en la última Feria de San Isidro? Pues depende del lente con el que cada uno lo mire. Y habrá quien piense, muchos quizás, que casi nada de lo que hemos visto en Las Ventas en el último mes ha sido relevante.

Pero si. Ha habido sorpresas, algunas alegrías, decepciones también, mucha gente en las tribunas, tribunas y barracas, tardes aburridas, fuertes rachas de viento, toros que no hubieran sido aprobados como toros fuera de feria, otros con vestimenta imponente, muchos mansos, pocos feroces y consolidados, nobles a raudales, toreros derrotados por el miedo escénico, otros que no han podido mantenerse a flote, héroes reconocidos, artistas inspirados… Y súmale la pachorra de los alguaciles, convertidos por la modernidad en acomodadores (los espectadores rezagados encuentran su lugar). asientos mientras los uniformados pasean como almas en pena a lomos de dos caballos muy tristes), y el gesto antihigiénico de los recolectores de arena, que esconden los excrementos de toros y caballos junto a las tablas en lugar de depositarlos en un contenedor de basura.

No ha sido una feria redonda -habría que bucear en la historia para encontrar una así-, pero sí ha estado salpicada de pinceladas para el recuerdo, protagonizadas por los personajes más destacados de este espectáculo, el toro y el torero.

Y añadimos la nota más sorprendente, quizá, que ha sido el público, que ha acudido masivamente a la plaza: 13 tardes de no hay entradas y seis llenos casi llenos sobre un total de 26 festejos es una cifra extraordinaria—y es la mayor responsable de la degeneración taurina que, desde hace algunos años, se vive en las ferias más importantes.

Al no haber demanda de los toros, el nivel del toreo ha disminuido, los toreros se han vuelto muy cansados ​​y la vulgaridad ha ganado terreno en las profundidades.

Pero si no hubiera público no habría fiesta, ni Feria de Sevilla, ni Feria de San Isidro ni tantas otras; de ahí la extrema importancia del hecho de que la taquilla no haya podido dar abasto. Pero como en esta vida no se puede tener todo, esta multitud ha conseguido cambiar la imagen y la esencia de Las Ventas.

Son pocos, muy pocos, verdaderos aficionados, sabios y generosos, los que ya se acercan a la plaza madrileña. La epidemia se llevó a muchos veteranos, y otros han decidido no volver, cansados ​​de las injusticias, mentiras, fraudes y oscuridad que corrompen el mundo del toreo. Los que quedan, una minoría selecta, se debaten entre reivindicaciones permanentes, protestas y exigencias, y el cansancio.

Todos tienen claro que la batalla de la afición está perdida. Y deben aceptar que ha sido sustituido por un público diverso que, en términos generales, desconoce las cuatro reglas de esta fiesta, busca el disfrute, es fiestero y amante del oído, de tal manera que la integridad , la pureza del espectáculo y la búsqueda de la emoción son ya valores del pasado.

¿A qué se debe este cambio?

Afortunadamente, el mundo está en constante evolución y la fiesta taurina no es una excepción. Podría haber desaparecido tras la pandemia, pero, felizmente, está despierta y bien, a pesar de las múltiples y graves enfermedades que padece.

Los alguaciles de la Plaza de Las Ventas.Alfredo Arévalo (Imagen proporcionada por Plaza 1)

Los toros continúan porque son parte de la vida, el trabajo, la economía y el ocio de gran parte de este país; Los toros continúan, también, como gesto de rebelión ante la despiadada avalancha de ataques que sufre este espectáculo por parte del impenitente movimiento animalista y de muchos políticos de todo pelaje, algunos porque han hecho de su oposición a los toros una vana señal de progreso. , —en su opinión, los que van a los toros son de derechas—, y otros por un complejo flagrante respecto a la inconsistencia de sus apoyos.

Sea como fuere, la Plaza de Las Ventas se ha ido llenando tarde tras tarde, pero el espectáculo visto pertenece a un nuevo toreo. Al no haber demanda de los toros, la presentación de los toros ha disminuido, los toreros se han vuelto muy cansados, la vulgaridad ha ganado terreno en profundidad y el toreo ha perdido una parte fundamental de su esencia natural.

Pero debe ser el signo de los nuevos tiempos.

Junto a esta realidad, que ha venido para quedarse, han entrado al ruedo toros muy interesantes, como toda la corrida de Fuente Ymbro, con Orgulloso a la cabeza; Bastón de Baltasar Ibán; las corridas de Montealto, Guadaira y nuevamente Fuente Ymbro; Periquito, de La Quinta; Vaticano y espadachín, de El Torero; Estafador y abono, de Conde de Mayalde; Rebeco, de Juan Pedro Domecq; Perito y Tejonero, de Santiago Domecq; la difícil e interesante corrida de Victorino, y Dulce, de Victoriano del Río.

Han entrado al ruedo toros muy interesantes, y algunos toreros, toreros a caballo y subordinados a pie han dejado su huella.

Y toreros que han dejado huella: el torero Jarocho, el primero, el único que ha cortado las dos orejas a un toro; Borja Jiménez, declarado ganador del ciclo, Román, David Galván, Tomás Rufo, Perera, Emilio de Justo, Isaac Fonseca, Manuel Escribano, Talavante -siempre con la miel en los labios-, y los toreros Alejandro Peñaranda, Ismael Martín y Alejandro Chicharro. . En la zona más baja está Roca Rey, que ha fracasado decisivamente en la feria, hasta el punto de escuchar cinco amonestaciones la tarde del 24 de mayo.

Como es habitual, el toreo andante está decidido a acabar con el tercio de varas, pero ha habido buenos toreros a caballo: Alberto Sandoval, Pedro Iturralde, Ángel Rivas, Juan Francisco Peña, Luis Alberto Parrón, Manuel José Bernal, Paco María , Germán González y Juan Melgar, entre otros.

La lista de subalternos ordinarios que se han lucido con las banderas o la capa es muy larga; Entre ellos, y a riesgo de algún olvido involuntario, Joao Ferreira, Alberto Zayas, Curro Javier, El Víctor, César Fernández, Víctor Hugo Saugar Pirri, Candelas, Juan Carlos Rey, Víctor del Pozo, Pascual Mellinas, Fini, Rafael Viotti, han destacado. Juan José Trujillo, Luis Cebadera, Sergio Blasco, Fernando Sánchez, Daniel Duarte, El Algabeño, Morenito de Arles, Juan Navazo, Javier Ambel, Juan Rojas, José Magaña, José Chacón, Iván García, Jesús Arruga, Antonio Chacón, Joselito Rus, Lipi, David Adalid, Raúl Ruiz, Jarocho, Álvaro Montes, Jesús Robledo Tito, Marc Leal y Rubén Sánchez.

Un joven aficionado de apenas 17 años, José Enrique Castro Mestre, ha enviado una carta a este blog en la que dibuja fielmente el preocupante momento que atraviesa el festival a raíz de la terminada Feria de San Isidro, y concluye : “Aunque las Estadísticas han mostrado un gran crecimiento tanto de la actividad económica como social (en Madrid), quizás por las ganas de hacer callar a Urtasun y demostrarle que el toreo no es irrelevante, los toreros sabemos muy bien que si nada cambia en la fiesta , La gente acabará aburriéndose, y poco a poco la tauromaquia irá desapareciendo. Y no precisamente porque un grupo de diputados lleve una propuesta al Congreso, sino porque no provocará sensaciones que atraigan a la gente”.

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