Es médico, hace dos años fue condenado por abusar de su hijastra y ahora por violar a su sobrina

Es médico, hace dos años fue condenado por abusar de su hijastra y ahora por violar a su sobrina
Es médico, hace dos años fue condenado por abusar de su hijastra y ahora por violar a su sobrina

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El juicio acababa de pasar a la historia. El Tribunal Oral en lo Penal (TOC) N° 1 de San Isidro había sentenciado al 11 años de prisión para el médico intensivista Walter Zambón por violación de su sobrina María Milagros Hobecker. El abogado de la víctima, Juan Pablo Gallego, con amplia experiencia en casos de abuso sexual como causa que llevó a prisión sacerdote Julio César Grassino dudó y afirmó: “Fue espeluznante. “Rara vez he visto una situación tan salvaje”..

Los jueces Alberto Ortolani, Gonzalo Aquino y Sebastián Hipólito Urquijo declararon culpable a Zambón, de 58 años y exdirector de una clínica de Beccar, de “Abuso sexual agravado por tener acceso carnal y causar graves daños a la salud mental de la víctima.”.

“Es un alivio. “Es el final de un ciclo muy difícil para mí”.dijo la víctima luego de la audiencia donde se anunció la sentencia.

Como se dijo, en 2022, Zambón, conocido como el “Doctor Terror”, había sido condenado a 13 años de prisión por los abusos sufridos por B., la hija de su pareja, cuando la niña tenía 10 años.

La violación por la que ahora fue condenado Zambón, según la sentencia a la que tuvo acceso LA NACIÓNocurrido entre las 9 de la noche del día 18 y la 1:30 de la madrugada del 19 de marzo de 2018 en un departamento del piso 14 de un edificio ubicado en Avenida Centenario 2050, Beccar, San Isidro, donde se encontraba el médico. “tomó a la víctima contra su voluntad, le tocó libidinosamente la pierna y el rabo por encima de la ropa y sin perjuicio de la insistente negativa de la joven, que lloraba, el imputado la besó en la boca, la desnudó y la agredió sexualmente. su.” vaginalmente y luego masturbarme junto a ella y eyacular en su cuerpo”..

Hobecker, al igual que Zambón, es oriundo de la ciudad correntina de Curuzú Cuatiá. En el juicio, la joven contó que en 2016 vino a vivir a Buenos Aires, “impulsada por su deseo de estudiar una carrera universitaria”. Su tío, a quien conocía desde que nació, fue quien la recibió en su casa de country San Jorge, en Los Polvorinesdonde vivía con su esposa Leticia, su hija común y los dos hijos de su pareja.

La víctima “amplió sobre la relación afectiva que, en ese momento, tenía con su tío. Si bien preliminarmente lo calificó como un vínculo tío-sobrina, no dudó en resaltar que lo apreciaba mucho e incluso ocupaba, de alguna manera, el rol de padre, ante la falta de una figura paterna presente en la vida de Milagros”. él recordó. El juez Ortolani en su votación.

La joven recordó que una tarde, mientras tomaban mate, el acusado le contó cómo engañaba a su pareja con otra mujer. También contó que, en una ocasión, se enojó porque ella había llevado a una amiga suya al campo. “Ahí se enoja conmigo y empieza a decirme quién era yo para meter chicos en su casa, que no iba a hacer lo que quería y que ella me estaba echando” de la propiedad, dijo la víctima.

Walter Raúl Zambón, el médico condenado por abusar de su sobrina

Poco después fue expulsada de su casa familiar y, tras unas vacaciones en Corrientes, se mudó a Recoleta. Poco después se enteró que Zambón se había separado de su esposa y que lo estaba pasando mal.

Sobre la noche del ataque sexual recordó: “Ese domingo de marzo, a las 9 de la noche, cuando salía de misa, Zambón me llamó al celular y me dijo que se encontraba mal emocionalmente y me preguntó si podía haberlo hecho”. cenar con él. Fui a su departamento de Beccar. Cuando llegué, él estaba bebiendo cerveza. Salimos al balcón y hablamos de la separación con Leticia. Me habló de su nueva pareja. Al rato entramos al comedor porque hacía frío, estábamos sentados frente a frente en la mesa, él hablaba por whatsapp con su novia y me dijo ‘aquí escribe lo que quieras’. Le pregunté qué quería que le escribiera, y me hizo escribirle ‘¿Cuál fue la cosa más loca que hiciste en toda tu vida?’ y me respondió: ‘Estuve con mi tío cuando tenía 19 años’. Fue entonces cuando comencé a asustarme, porque la conversación era rara, y le dije que me iba a ir porque al día siguiente tenía que ir temprano a la escuela. Me dijo que se sentía mal, insistió en que me quedara con él. Le dije que iba a llegar tarde, pero no me dejó ir. Me dijo que me fuera a dormir para poder descansar el día siguiente. Era un departamento que tenía un balcón, el comedor, y al costado estaba la habitación con una cama matrimonial. No tenía silla ni ningún otro lugar donde dormir. Cuando llegué a la habitación, él ya estaba acostado, cubierto con la colcha. Me tumbé en el borde de la cama, bien al borde, vestida, encima de la colcha. Él estaba del otro lado, cubierto. En ese momento su novia lo llamó al celular, conversaron un rato y él se despidió con un ‘buenas noches’”.

El juez Ortolani, en su voto, sostuvo: “Al llegar esta instancia de su memoria, En su discurso se vio una notable afectación que denotó el arrepentimiento que aún hoy le genera recordar el hecho abusivo del que fue víctima., que reprodujo de la siguiente manera: “Estaba boca arriba en la cama, y ​​de repente se dio vuelta, me agarró del brazo y me atrajo hacia él sin decir nada. Le dije que me dejara ir, pero no me escuchó. Allí empezó a tocarme la cola y las tetas, y a besarme. Tenía la boca cerrada, pero él seguía besándome. Le dije que no, comencé a llorar, pero él no paró. Se descubrió, empezó a quitarme la ropa, recuerdo que tenía una remera blanca y boxers. deslizar. Se bajó la ropa interior y empezó a penetrarme vaginalmente. Estaba paralizada, mi cuerpo no funcionaba. Ella le dijo ‘no, basta, por favor’. Pero él continuó. Me dijo ‘tranquilo estúpido, yo te voy a cuidar’, ‘¿Con quién quieres hacer un trío?’ Después de un rato de penetrarme salió, empezó a masturbarse y eyaculó sobre mi vientre. Cuando ella hizo eso, reaccioné porque sentí arcadas y fui al baño que estaba al lado del dormitorio. Logré agarrar mi ropa, que estaba tirada en el suelo, y en el baño comencé a limpiarme con papel higiénico tanto como podía. Me cambié y cuando salí ya se había ido al comedor. Le dije que quería ir y me dijo ‘¿estás seguro de que quieres ir?’, y le dije que sí. Y en ese momento me abrió la puerta del departamento y bajé sola por el ascensor, llorando. “El personal de seguridad de abajo me abrió la puerta de entrada al edificio”.

También recordó que dejó a Beccar en un auto que encargó a través de una aplicación y que apenas subió al vehículo se puso a llorar. “El conductor me dijo que era policía, que se lo podía decir, pero seguí llorando. Me llevó a mi apartamento, subí, me quedé sentado un rato… estaba en shock. Hasta que pude calmarme me bañé y me acosté”, dijo la víctima.

Posteriormente, la joven contó lo difícil que le resultó contar a otras personas lo que había sufrido. La primera persona a quien se lo contó fue la hija de Leticia, ex esposa de Zambón, y ella le recomendó que se lo dijera a su psiquiatra. También habló de la violación con su mejor amiga.

La víctima también sostuvo que fue acosada por el “Doctor Horror”. “Tomé medicación psiquiátrica hasta el año pasado, concretamente un antidepresivo. Poco a poco sentí que estaba mejor: recordando el evento, ya que siempre lo tuve presente, pero tratando de pensar cada vez menos en él. En estos años pude graduarme como Técnico en Diagnóstico por Imágenes. Actualmente vivo en Colón, Entre Ríos, aunque me gradué en Corrientes. Pero desde que me anunciaron la fecha de este juicio, retrocedí. Se me aparece su cara con la camiseta blanca. Los ataques de pánico regresaron, esa sensación de hundimiento en su pecho. “Cierro los ojos y lo veo claramente, con la camiseta blanca”.

Tras resumir el relato de los testigos, el juez Ortolani afirmó: “Habiendo analizado el relato de la víctima, no noto que ella se haya manifestado con otro interés que el de la búsqueda de la verdad, expresando únicamente aquellas circunstancias que en desgracia tendrán que vivirla. , por eso Doy pleno valor probatorio a sus declaraciones.. De hecho, no tengo ninguna duda de que Hobecker habló con sinceridad cuando narró lo que le pasó. Su discurso parecía creíble, acompañado más allá del lenguaje verbal, por expresiones faciales y corporales acordes con sus manifestaciones.. Ella dio respuestas sencillas, directas y modestas al responder, mostrando cuidado verbal al referirse a su intimidad sexual, y directamente relacionada con el hecho de que él la lastimó.

El magistrado añadió: “Fue corroborado a lo largo del debate, a través de múltiples elementos probatorios, tanto reportados como documentales, y por las declaraciones de los testigos oídos en el marco de la oralidad del adversario, que de manera parcial, según “su participación y conocimiento de los hechos reafirmaron cada una de sus expresiones”..

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