Ellsworth Kelly y sus formas liberadas regresan a París – .

París, 30/04/2024

Liberar la forma de su contexto para que establezca nuevas y definitivas relaciones con los espacios que la rodean fue, en palabras de Ellsworth Kelly, el objetivo de gran parte de su producción. Este artista, neoyorquino en 1923 y aún mucho más conocido por el público americano que por el europeo, se formó en el Instituto Pratt de Brooklyn hasta que, en 1943, tuvo que ir como soldado a la Segunda Guerra Mundial. Tras su salida, retomó sus estudios artísticos, esta vez en la Escuela de Bellas Artes de Boston, y se trasladó, en los años cincuenta, a París, donde conoció a las grandes figuras que aún trabajaban allí, como Alexander Calder, Picabia y Brancusi. , y también la obra de los maestros clásicos de la historia del arte, inédita para él hasta ese momento.

A su regreso a Nueva York, cuatro años después, haría del color el protagonista de sus pinturas y esculturas: piezas compuestas, en muchos casos, por la combinación de fragmentos monocromáticos, cercanos a la abstracción y carentes de discurso narrativo. En su trayectoria, y en la consideración que hoy damos a su obra, sería vital su participación, en 1964, en la exposición que comisarió Clement Greenberg, primero en el LACMA y luego en otros museos americanos, bajo el epígrafe de abstracción pictórica. : este crítico había observado el nacimiento de un nuevo movimiento, derivado del expresionismo abstracto pero que favorecía la apertura o la claridad frente a las densas superficies del primero, y vinculado también a los estudios sobre la psicología de las formas de la escuela Bauhaus, que Josef Albers se extendería en Estados Unidos. Forman parte de esa exposición, junto a Kelly, los pintores Sam Francis, Helen Frankenthaler, Morris Louis, Keneth Noland y Frank Stella, autores de composiciones que no implicaban un contenido definido sino que existían por sí mismas: lienzos de gran formato basados ​​únicamente en el uso del color, absolutamente. Podemos hablar de zonas cromáticas, más que de formas concretas.

Ellsworth Kelly. atlántico1956. © Fundación Ellsworth Kelly

Con motivo del centenario de su nacimiento –y también de una década de su muerte–, la Fundación Louis Vuitton ha conseguido traer a Kelly de vuelta a París: en su primera gran exposición en Francia, organizada en colaboración con el Museo Glenstone de Potomac y En el Ellsworth Kelly Studio podremos ver cerca de un centenar de pinturas y esculturas, dibujos, fotografías y collages fechados a lo largo de siete décadas en las que, más allá de esa filiación señalada por Greenberg, permaneció al margen de escuelas y sellos. La potencia visual de este autor se hace patente, en cualquier caso, de forma habitual entre los habituales de esta institución: su auditorio alberga la última obra que le encargó, Espectro VIII, que se extiende desde el telón de su escenario hasta las paredes de la sala de conciertos y cuyos tonos rojos, amarillos, azules, verdes y violetas dialogan con la arquitectura de Frank O. Gehry. Se ha incorporado a esta propuesta, acompañado de un documental que analiza su proceso creativo y contextualiza el proyecto en su carrera.

Ellsworth Kelly. Espectro IX2014. © Fundación Ellsworth Kelly

Esta exposición, que ocupa las dos plantas de la Fundación (casi 1.500 metros cuadrados), repasa los vínculos en sus obras de forma, color, línea y espacio a lo largo de su, como decíamos, dilatada trayectoria: la sencillez de su vocabulario engaña; Nos encontramos ante composiciones muchas veces monocromáticas y aparentemente rígidas que no surgen del cumplimiento de reglas definidas, de su fidelidad a un sistema, sino de una búsqueda de caminos que permitan relacionar la paleta y las zonas que delimita el color con el hedonismo contemplativo. A veces un color contiene completamente a otro y el resultado se asemeja a una imagen sobre un fondo, a veces derivada de una forma natural; Otras veces, parece que el lienzo, a pesar de su gran escala, no puede contener toda la forma, cortada arbitrariamente a lo largo de su borde, y continuará en la mente del espectador.

Ellsworth Kelly. Chatham V: Rojo Azul1971. © Fundación Ellsworth Kelly

En el recorrido nos llamarán la atención pinturas de su juventud, como Cuadro verde (1952), el primer monocromo que Ellsworth Kelly realizó tras visitar Giverny, o Pintura en tres paneles (1956), ejemplo de su compromiso con la arquitectura; Frente a ellos contemplaremos obras pertenecientes a su serie canónica Chatham y Espectrojunto con un conjunto de dibujos de plantas, motivo que le inspiró mucho a lo largo de su carrera, y una colección de fotografías raramente expuestas.

Entre sus últimas piezas, ha llegado a París Curva amarilla (1990), la primera de una serie de pinturas de suelo de gran formato, que se pueden contemplar en un espacio especialmente concebido para ella, una instalación de más de sesenta metros cuadrados. Es la primera vez que se muestra al público en Europa desde su creación para una exposición en Portikus en Frankfurt am Main.

—Ellsworth Kelly. Shapes and Colors, 1949-2015”, que así se llama esta exposición, forma parte de “Ellsworth Kelly at 100”, una exposición itinerante organizada por el Museo Glenstone. Esta versión francesa gira precisamente en torno Espectro VIII y posteriormente viajará a la M7 de Doha, en la que será la primera presentación del cuadro del estadounidense en Medio Oriente.

Ellsworth Kelly. Curva Amarilla, 1990. © Fundación Ellsworth Kelly
Ellsworth Kelly. Curva amarilla1990. © Fundación Ellsworth Kelly

—Ellsworth Kelly. Formas y colores, 1949-2015”

FUNDACIÓN LOUIS VUITTON

8 Avenida de Mahatma Gandhi

París

Del 4 de mayo al 9 de septiembre de 2024

 
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