
¿Cuál es el principal reto de la AECC para este año?
Nos marcamos siempre objetivos a corto y largo plazo. Para 2025, buscamos aumentar nuestra presencia territorial en la provincia, abrir más juntas locales y ampliar nuestros servicios a más personas. Pero el gran objetivo está en el horizonte de 2030: lograr una tasa de supervivencia del 70% en todos los tipos de cáncer. Actualmente, en hombres estamos en torno al 55-56%, y en mujeres en el 62%. Pero hay cánceres con un pronóstico muy complicado que bajan esa media. Por eso, hay que seguir invirtiendo en investigación tanto en esos casos difíciles como en el resto. Sin investigación no hay avance, y sin avance no hay esperanza.
La investigación es clave. ¿Se está notando esa inversión en los resultados?
Sí, sin duda. La relación entre más investigación y más curación es directa. Lo vimos con el cáncer de mama: una gran preocupación social derivó en más estudios, y eso nos ha llevado a una de las tasas de supervivencia más altas. Los cuatro investigadores premiados hoy por la AECC están trabajando en áreas estratégicas. No se les ha premiado al azar: han pasado una evaluación científica rigurosa entre centenares de proyectos. Lo que están desarrollando es relevante no solo para la asociación, sino para la medicina y la sociedad en su conjunto.
¿Qué avances destacaría en el ámbito de la prevención?
Aquí el gran reto no es tecnológico, es cultural. Se trata de crear una conciencia social fuerte sobre los hábitos saludables. Alimentación, ejercicio, descanso, gestión del estrés… Pero también controles periódicos. El cáncer muchas veces no avisa. Cuanto antes lo detectes, mayores son las probabilidades de curación. Debemos entender que prevenir no es solo evitar, es también revisar. Y eso tiene que convertirse en una rutina para todos.
¿La atención sanitaria es igual en todas las autonomías?
No, y ese es uno de los temas más preocupantes. Hay diferencias notables en el acceso a cribados, tratamientos o recursos. Como dice nuestro presidente nacional, a veces influye más el código postal que tus marcadores genéticos. Aunque hay mejoras, especialmente en programas de detección precoz, no avanzamos a la misma velocidad en todo el país. Desde la AECC exigimos equidad: que el lugar donde vives no determine tus posibilidades de curarte.
¿Hacia qué áreas se dirige en estos momentos la inversión en investigación?
La Fundación AECC lanza convocatorias anuales con líneas prioritarias muy claras: cáncer infantil, tumores raros y los más prevalentes. Queremos que los cánceres menos frecuentes también tengan oportunidades de estudio. Dicho esto, no se trata solo de seguir una línea, sino de apostar por la calidad. Si un proyecto demuestra un enfoque innovador y potencial real de mejora, apostamos por él. Lo importante es que tenga impacto, especialmente en los cánceres más difíciles.
¿Cómo puede colaborar la ciudadanía con la AECC?
Haciéndose socio o voluntario, participando en nuestras actividades y, por supuesto, con aportaciones económicas. Tenemos más de 600.000 socios en España, pero siempre hacen falta más manos y más recursos. Gracias a esas aportaciones, ofrecemos servicios gratuitos como atención psicológica, apoyo social para personas en riesgo de exclusión, asesoramiento nutricional o deporte oncológico. Cubrimos muchas áreas donde la sanidad pública no llega.
¿Qué nuevos proyectos tienen previstos en la provincia?
Estamos en plena fase de expansión. Este verano abriremos una nueva sede en Elche, con el respaldo del Ayuntamiento, y pronto estrenaremos otra en Benidorm. Además, reactivaremos la sede de Elda, que ha estado en obras. Queremos estar presentes en más localidades, porque eso nos permite estar más cerca de las personas que lo necesitan. Las sedes no son solo oficinas, son espacios vivos donde se ofrece ayuda, se genera comunidad y se humaniza el acompañamiento.
¿Qué papel está jugando la inteligencia artificial en todo esto?
Un papel cada vez más determinante. La IA está acelerando los procesos de investigación y de desarrollo de tratamientos personalizados. Gracias a ella, se obtienen resultados más rápidos y eficaces. En el futuro, su papel será clave también en la prevención y en la detección precoz. La inteligencia artificial está transformando la medicina, y en oncología puede marcar un antes y un después.
¿Qué le pediría a los responsables políticos?
Que sean conscientes de la magnitud del reto que tenemos. El cáncer afecta a cada vez más personas y a edades más tempranas. Necesitamos más inversión en investigación, prevención y diagnóstico precoz. Si invertimos bien en esas tres áreas, reduciremos los costes futuros en tratamientos complejos. Es una cuestión de eficiencia, de humanidad y de justicia social.
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