La etiqueta del Independiente Medellín como el mejor visitante del torneo fue interrogado en el estadio Américo Montanini, donde cayó 2-0 contra Bucaramanga. Un resultado que, aunque no compromete completamente sus aspiraciones, le impidió anticipar su clasificación a los jonrones. Una caída que duele, más por la forma que la parte inferior, y eso revela el delicado momento que el equipo cruza en asuntos físicos.
Porque esta tenue, herida y elegida, parecía más una expresión de supervivencia que un equipo en busca del punto que lo depositaría en la siguiente fase. Con siete ausencias clave: Francisco Chaverra, Brayan León, Homer Martínez, Luis Sandoval, Leyser Chaverra, Francisco Fydriszewski y Yéferson Rodallega -, la nómina de Paisa llegó a la capital de Santander. Y como si el panorama ya no fuera sombrío, la mala fortuna insistió en castigar: antes de que terminara la primera mitad, Alexis Serna tuvo que abandonar la corte debido a lesiones. Un golpe más para un equipo que ya era asombroso.
Y justo en medio del desconcierto físico, llegó el golpe de fútbol. En el minuto 34, Kevin Londoño aprovechó una supervisión en la parte trasera roja y firmó el primer objetivo del compromiso, una toma seca y de bajo que desató la euforia en las puestos de Bumguesas. Esto cerró la primera mitad, con Medellín sometido por circunstancias y Bucaramanga abrazando una ventaja que defendió ferozmente.
Para el complemento, el poderoso mostró rebelión. A pesar de la falta de nombres, el alma del equipo buscó el empate. Ménder García tuvo dos oportunidades claras que podrían cambiar el curso de la fiesta, pero carecían de serenidad en la definición. Su esfuerzo fue el reflejo de un equipo que no bajó los brazos, sino a lo que la fortuna no quería sonreír.
-El dolor no se detuvo allí. Marcus Vinicius se torció el tobillo derecho y salió llorando, dejando a Alejandro Restepo con otra pieza menos en el tablero. Con pocos recursos y muchas emergencias, el entrenador apeló a La Cantera y envió a la juventud Halle Loboa, de solo 19 años, que debutó a la vez cargada de tensión.
La buena noticia fue el regreso de Joaquín Varela, quien agregó minutos después de superar su lesión, entrando en los últimos minutos cuando el rojo todavía soñaba con el empate. Porque, aunque superado por las ausencias, el equipo nunca dejó de pelear. Y en parte gracias a Washington Aguerre, quien mantuvo el breve anotación con un salvamento providencial, hasta que Leonardo Flores llegó para el último 2-0 con 90+1. Una obra que generó controversia con una mano de un jugador de Bucaramanga, en el preludio de la acción, que no sancionó al árbitro o al var.
Era la segunda derrota como visitante de El Red, el primero había sido contra Junior en Barranquilla. Con 29 puntos, el Medellín ahora debe buscar esa unidad que la separa de la incertidumbre cuando recibe Tolima y luego Pereira, antes de cerrar su participación en todos contra todos contra América de Cali.
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