Una serie de historia histórica completamente desconocida sobre la instalación de la KGB (la famosa Agencia de Inteligencia de la Unión Soviética, a la que pertenecía Vladimir Putin) se informan en la biografía de Iosif Grigulevich, que acaba de publicar por primera vez en español, por español, Editorial Ceibo.
Subtitulado El hombre de Stalin en América Latinafue escrito por el periodista ruso Nil Nikandrov.
El libro relata la participación de Grigulevich en los ataques destinados a asesinar a Trotsky en México, la instalación del líder operativo del primer ataque, el Muralist David Alfaro Siqueiros, en Chillán, así como la instalación de lo que los estadounidenses conocían como la red de “Venona”, un aparato de espionaje basado en Aires, dirigido por Grigulvich (usa el Peseudonyonmononimento por el Peseudonyimento por el Peseudonyimento por el Peseudonmento por los Peseudonym. “Arthur”), y formado por chilenos, argentinos, entre otros, durante la Segunda Guerra Mundial.
El libro también muestra el odio de los comunistas soviéticos a los nazis (a diferencia de las historias de las redes sociales y las personas que insisten en garantizar que los nazis quedaron alados).
-De hecho, Nikandrov cuenta cómo se decidió instalar una base del NKVD (como lo era antes de la KGB) en Chile, a principios de los años 40, entre otras razones, debido a la gran actividad del NSDAP (acrónimo en alemán del Partido Socialista Nacional Socialista alemán) en el país, así como las espías de ABWEHR, las aplicaciones de la inteligencia militar dirigida por el legendario legendario. (Quién conocía a Chile perfectamente).
De hecho, el texto relata el momento en que el agente que Grigulevich envió como jefe del NKVD a Santiago, Leopoldo Arenal, mejor conocido como “Alexander”, se puso en contacto con la PC local, pidiendo ayuda. Dado esto, Galo González fue designado como su enlace, preguntándole qué necesitaba. La respuesta de “Alejandro” fue que requería que el personal “sabotee el envío de materias primas a los nazis. Debe detener el envío de salitre y cobre a los países del eje”.
Varios de los antecedentes a este respecto fueron logrados por el autor del libro en una entrevista que realizó en Santiago, el actual Secretario General del Partido Comunista, Luis Corvalán, quien le dijo que “la quinta columna actuó con la impudencia extrema en Chile”, en referencia a los nazis.
Del mismo modo, y entre otros antecedentes, la atención con la que Alfaro Siqueiros, reconocido en Chillán, mientras pintaba el famoso mural de la Escuela de México, fue contada, siguió el caso de los supuestos cajones de armas que fueron vistos llevados a una granja cerca de la ciudad, en agosto de 1941, en lo que se pensó que fueron actividades por “un grupo secreto nazi que actuó en el área y preparó un ataque armado”.