Hay triunfos que van más allá del tiempo y la clasificación. El de Andrey Amador, en el Titan Desert Marruecos 2025Es uno de esos. El Costa Rican, de 38 años, ganó la victoria general en su año de debut en esta exigente carrera, solo doce meses después de haber estado al borde de la muerte después de ser atropellado por un camión en Barcelona. “Fue como haber nacido de nuevo”, repite una y otra vez, ahora que la camiseta roja se agita de espaldas con orgullo y cicatrices en las piernas.
Esa curva que cambió su vida todavía lo persigue. “Tomé una curva a la derecha y salió un camión. Las fracturas eran tantas que los médicos ni siquiera podían operar: solo estaba esperando que los huesos soltaran solo. Y así fue.
Después de una recuperación tan dolorosa como es lenta, en la que el pronóstico fue devastador (“me dijeron que tomaría un año volver a ensamblar normalmente”), Amador reapareció poco a poco, primero con salidas cortas y luego en las pruebas de montaña. Hasta que llegue aquí. “He dado un paso importante, pero hasta la última etapa no quería cantar la victoria. Aquí las cosas pueden suceder todos los días”, dijo en el Jorf, aún con la tensión de la etapa decisiva.
Un regreso entre amigos
Durante la gira, él no estaba solo. En Marruecos compartió pedaleo con viejos conocidos. Entre ellos, Luis León Sánchez, con quien compartió el equipo en 2009, y que fue clave el día en que Amador despegó en el general. “Fuimos juntos a la línea de meta. El otro día, ordenando recuerdos en casa, encontré un reloj que Luisle me dio cuando ganó el París-Nice en 2009. Ahora, 15 años después, aquí estamos, luchando en el desierto. Ambos llevamos el ciclismo en las venas”.
Luis Ángel Maté, socio del KH-7, protector del líder en vientos de viento y aliado silencioso en momentos clave, también fue vital. “Debes saber cómo distribuir, y no necesitaba ganar una etapa, necesitaba ganar al general. Sin ellos, no habría tenido éxito”, confesó.
El propio Amador tuvo que mantener la cabeza fría en días complicados, como cuando sus rivales Fran Herrero y Noel Martín tomaron un atajo. “Tuve que mantener la calma, ver a dónde fueron y seguirlos hasta que los alcancen. Todo puede cambiar de un momento a otro”.
Un segundo joven sobre ruedas
Duerme en esteras, haz frío, hincha su propia bolsa … lejos de los lujos de la gira mundial, Amador ha redescubierto su pasión. “Viví un ciclismo profesionalizado, de mucho estrés: correr al autobús, al hotel, al masaje … siempre en hoteles con sábanas limpias. Ahora dormimos con el puesto, con una manta térmica si es necesario. Me ha devuelto a mi juventud, cuando fui de colonias. Es hermoso”, dice. Incluso sueña con hacer que la carrera sea “más salvaje, más autosuficiente. En el escenario del maratón podríamos llevar a la comida en la cima”.
-El adiós no deseado
Cuando Amador se retiró del ciclismo profesional en 2024, después de dos años en EF Education, no quería. “El accidente les dio la excusa perfecta para no renovarme. Dirigieron la espalda. Preferían a los jóvenes y no confiaron en mí para recuperarme”. Quería despedirse con una última carrera, no con un camión involucrado. Pero el destino tenía otro final.
El ciclismo, como la vida, ofreció una segunda oportunidad. “Dije que no tomaría un avión para el ciclismo. Pero esto es pasión. Al final vuelves. Ibiza, Los Monegros, ahora Marruecos …”.
Un embajador de Costa Rica
Ganador de la etapa en el Giro, líder de la ‘Maglia’ Rosa y el ex hombre de lujo en Movistar, Sky e Ineos, Amador ahora mira hacia su país. Quiere volver a andar en bicicleta todo lo que le ha dado. “Costa Rica vivió solo el fútbol, pero ahora hay una ola de ciclismo. Hay niños con una profesión de profesionales, aunque llegar a Europa no es fácil. No es solo querer, tienes que tener oportunidades”.
Es por eso que entrenas a los jóvenes sin cobrar un euro. “Soy el entrenador más barato del mundo”, dice con una sonrisa. Sueña con tener un velódromo para que los niños no dependan del clima, y trabaje en la organización de la evidencia como un tributo a los referentes locales, como Federico Ramírez, el ‘Lycus’, un campesino que no podría postularse en Europa por falta de recursos.
El círculo que cierra
De barro a arena. De la frustración a la gloria. Desde el quirófano que nunca alcanzó el podio de Maadid. Andrey Amador ha cerrado su círculo. No es el del ciclista profesional que luchó en los grandes puertos del turno o el recorrido, sino el del hombre que entendió que vivir es pedalear, incluso si es cuesta arriba.
“Hoy me siento muy feliz, muy orgulloso. Dedico esto a mi familia, a todos los que creyeron en mí. Nunca imaginé que volvería a vivir. Pero aquí estoy. Ganando el desierto de Titán. Viviendo de nuevo”.