Como si eso fuera poco

El señor Hirayama, protagonista de la preciosa película de Wim Wenders ‘Perfect Days’, trabaja limpiando urinarios públicos. Sabe que su trabajo es efímero y que, por mucho que limpie, los sanitarios pronto volverán a ensuciarse.

Sabes también que te pagarán lo mismo si haces una limpieza superficial que si te esmeras en dejar cada rincón reluciente. Pero ni la durabilidad ni el reconocimiento motivan su perfeccionismo: al Sr. Hirayama le importa Haz bien tu trabajo, hazlo lo mejor que sepas y puedas, da lo mejor de ti sólo por la satisfacción de hacer las cosas bien..

Esta misma idea la encuentro en otra hermosa obra, esta vez literaria: en ‘Elogio de las manos’, Jesús Carrasco escribe sobre el trabajo que realiza en una casa prestada que sabe que pronto será demolida. Como el protagonista de Wenders, sabe que la reja que suelda a la ventana no durará y que nadie aplaudirá sus arreglos. Pero a él también le importa haz esos trabajos lo mejor que puedasesforzarse en ofrecer lo mejor de uno mismo en cada tarea, sin exigir más de lo que es capaz de hacer, pero tampoco menos.

Pienso en estos dos hombres, en la dignidad de su trabajo y en la honestidad con la que se conducen en la vida, mientras de fondo oigo el ruido embarazoso de nuestros representantes políticos. Que bueno sería que compartieras con ellos algunas de estas cualidades, que fueran los que limpian y no los que ensucian., que entre peleas, insultos y gritos vergonzosos se detenían un minuto a pensar en hacer las cosas bien sin importarles nada más que eso. Como si eso fuera poco.

Eva Cosculluela es librera

 
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