¿Qué hay detrás de la adhesión al Grupo Ramstein? – .

¿Qué hay detrás de la adhesión al Grupo Ramstein? – .
¿Qué hay detrás de la adhesión al Grupo Ramstein? – .

Javier Milei y Luis Petri pusieron a la Argentina al borde de la guerra. Unirse al Grupo de Contacto para la Defensa de Ucraniaencargado de proporcionar armas y suministros militares a ese país, y participación en la cumbre organizada en Suiza por Volodimir Zelensky Se dieron cuenta de que la decisión política de este gobierno es profundizar la participación del país en un conflicto que le es ajeno y en el que tiene mucho que perder. La dinámica de la guerra es, por definición, impredecible, pero los actores mejor preparados, que conocen de cerca la situación, prevén una escalada en los próximos meses.lo que puede conducir al planeta hacia una conflagración a gran escala entre las grandes potencias.

El Grupo de Contacto, o Grupo Ramstein, con una sola m, tras el nombre de la base de la OTAN en Alemania donde tienen lugar la mayoría de las reuniones, reúne a 57 países que apoyan el esfuerzo militar ucraniano. Sus miembros son principalmente miembros o socios de la OTAN. Argentina es el primer país latinoamericano en sumarse. Formada en abril de 2022, cuando la guerra apenas llevaba dos meses, desde entonces ha colaborado con más de cien mil millones de dólares en armamento, entre tanques, vehículos blindados, artillería y defensas antiaéreas, además de proporcionar apoyo militar. inteligencia y otros servicios indeterminados. Este es un nivel de colaboración extremadamente estrecho.

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¿Qué puede aportar Argentina a Ucrania en este contexto? Varias publicaciones especializadas en temas de guerra informaron sobre la posibilidad de donar los cinco cazabombarderos Super Étendard de origen francés que fueron adquiridos durante el gobierno de Mauricio Macri y nunca pudieron volar debido al embargo británico que pesa sobre el país desde las Malvinas. guerra. A cambio, el país recibiría drones franceses. En verano circuló otra versión sobre el traslado de dos helicópteros Mi-171E de origen ruso. El gobierno niega ambas operaciones pero no sabe cómo explicar qué contribución hará el país para justificar su adhesión al Grupo Ramstein.

La noticia obligó a la intervención del El embajador ruso, Dmitri Feoktistov, quien el viernes pidió a las autoridades argentinas “abstenerse de interferir en la guerra enviando armas a Kiev”. Para el diplomático, “el acercamiento entre Buenos Aires y los patrocinadores militares de Ucrania provoca una profunda decepción” en Moscú. Por eso pidió que el país mantenga “su tradicional moderación”, lo que “contribuirá a preservar el carácter amistoso de las relaciones ruso-argentinas, que históricamente han sido inmunes a las tendencias políticas” de cada país. El intercambio comercial entre ambos alcanza los mil millones de dólares anuales, con un importante superávit para Argentina.

Las palabras del embajador no hicieron mella en el discurso que Milei pronunció en Suiza, en el marco de una supuesta “cumbre de paz” en la que sólo participó una de las partes. Allí, el presidente habló de un “gran giro que está dando el país después de décadas de darle la espalda al mundo”. Por su parte, Petri sostuvo que “Argentina continúa trabajando por la paz y la estabilidad internacionales, coordinando aportes en el ámbito de la ayuda humanitaria y defendiendo el principio central de la integridad territorial”. No está claro que el presidente o el funcionario comprendan plenamente las implicaciones de sus decisiones y la complejidad del conflicto en el que están comprometiendo al país.

La semana pasada el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, concedió una entrevista a los medios suizos Weltwoche, en el que advirtió sobre un panorama muy diferente al pintado por el gobierno argentino: una guerra a gran escala entre la OTAN y Rusia puede convertirse en realidad en apenas tres o cuatro meses, advirtió. La opinión de Vucic es importante porque es uno de los pocos líderes que mantiene un vínculo fluido con Moscú y Kiev simultáneamente. Además, es uno de los pocos que propone abiertamente iniciar conversaciones de paz que podrían conducir a una tregua amplia y eliminar el peligro de una conflagración entre potencias. Es instructivo revisar algunos de los conceptos de esa nota:

  • “En mi opinión, la situación está empeorando cada día que pasa. En palabras del famoso historiador Alan JP Taylor: “El tren ha arrancado y nadie puede detenerlo”. Eso es lo que parece. Podemos ver un final oscuro para todo lo que sucede en Ucrania si las grandes potencias no hacen nada. Estoy bastante seguro de que pronto viviremos un verdadero desastre”.
  • “Lo que complica aún más esta situación es el hecho de que todo el mundo habla sólo de guerra. Nadie quiere alcanzar la paz. Nadie habla de paz. La paz se convirtió casi en una palabra prohibida. Dicen que la victoria en la guerra es necesaria para asegurar la paz en el futuro. “Me sorprende que nadie esté intentando poner fin a la guerra”.
  • “¿Por qué hablo de estar cerca del abismo? Analicemos la situación de la OTAN y Estados Unidos. No pueden permitirse el lujo de perder la guerra en Ucrania. Rusia no puede triunfar. Las potencias occidentales pondrían en riesgo sus activos políticos. En segundo lugar, la posición de Europa y Occidente en términos geopolíticos se deterioraría demasiado. En tercer lugar, esto abriría una caja de Pandora para otros ataques contra Occidente en el futuro. Pero miremos al otro lado. Si Putin pierde la guerra, personalmente lo perderá todo. Su legado desaparecerá. Y en tercer lugar, Rusia dejaría de existir o de tener el diseño que tiene ahora. Entonces, si los dos bandos se mantienen tan alejados de esta guerra, de sus deseos, de sus expectativas, eso significa que todo está en riesgo para ambos bandos. Nadie puede permitirse el lujo de ser derrotado. Por eso digo públicamente que nos acercamos a un verdadero desastre. Pero tengo otra pregunta: ¿Quién está dispuesto a perder un millón, dos millones, cinco millones, diez o quince millones de personas? “No lo hago y por eso no voy a participar”.
  • “No puedo hablar de la Tercera Guerra Mundial, pero sí de un gran enfrentamiento. ¿Qué tan lejos estamos? Creo que no tan lejos. No más de tres o cuatro meses. Y existe el riesgo de que suceda antes”.
 
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