El síndrome del pato cojo – .

La noticia se ganó titulares y murmullos de asombro, aunque en realidad era -como tantas cosas- cuestión de tiempo. Concha Andreu inició su viaje a Madrid en las elecciones del 23J, cuando aceptó encabezar las listas del PSOE al Senado; un movimiento similar al de los demás Presidentes socialistas destronados por la ola azul que se desató en las elecciones autonómicas. Todos (o buena parte del mundo) imaginaban que en ese momento renunciaría a su escaño en el Parlamento de La Rioja y tal vez –sólo tal vez- abriría un proceso de renovación orgánica. Ni una cosa ni la otra: la adrenalina de un nuevo evento electoral justificaba un ajuste de filas y Andreu se disponía a hacer compatible la toga senatorial y el escaño en la cámara autonómica, aunque entregó la portavocía al alcalde de Arnedo, Javier García.

Un año después, Andreu anunció al Ejecutivo su decisión de dimitir de su escaño en el Parlamento de La Rioja y su deseo de no presentarse a la reelección en un próximo congreso ordinario. No apareció públicamente ni respondió a las solicitudes de este diario, pero prefirió publicar una carta de agradecimiento a los integrantes en las redes sociales. Un día después concedió una entrevista a la Cadena SER. Dijo que había decidido quedarse hasta que el partido se “estabilizara”, una vez superado el ajetreo electoral: gallego, vasco, catalán y europeo. “Ahora que el partido está tranquilo y queda mucho tiempo por delante, ha llegado el momento de dar un paso al costado”, afirmó.

Dimisión previa en el Ejecutivo

El tiempo es elástico y relativo, como nos enseñó Einstein, pero quizás el concepto de tranquilidad no lo sea tanto. El partido ha vivido estos meses de conmoción en conmoción y las mareas están lejos de amainar. Según ha podido saber este periódico, el pasado 15 de junio, dos días antes de que Andreu tomara la decisión de anunciar su retirada definitiva a las dulces playas del Senado, el secretario general del Grupo Municipal de Logroño, Víctor Moratinos, había presentado su dimisión irrevocable del cargo. Ejecutivo, aparentemente molesto por la intromisión del núcleo directivo en la gestión local. Moratinos no sólo es el líder del grupo socialista con mayor número de afiliados, sino que también ocupó el cargo de subsecretario de Organización. Era, al menos sobre el papel, el número dos de María Marrodán.

Se esperaba que Marrodán, concejal del Ayuntamiento de Logroño, ocupara el escaño que el expresidente dejó vacante en el Parlamento regional, pero la propia Andreu desveló en los micrófonos de la SER que no iba a recoger el acta de diputada. En su lugar estará el siguiente en la lista autonómica, Daniel Carrillo, alcalde de Brieva, secretario de Estrategia y hombre de absoluta confianza de Concha Andreu. “Es el único que supo congeniar con César Luena y su carácter valiente”, lo elogió. La dimisión del expresidente se comprobará tras el pleno de este jueves, dedicado íntegramente a la aprobación del Plan de Carreteras.

¿Y ahora eso? Los periodistas estadounidenses acuñaron el concepto de ‘pato saliente’ para definir el último año de los presidentes que no pueden presentarse a la reelección y deben abandonar la Casa Blanca. Cuando su examen final tiene una fecha fijada, el jefe pierde repentinamente buena parte de su autoridad y ya nadie le presta mucha atención. Se convierte así en el pato saliente que no puede seguir a la manada. Sus subordinados, que hasta hace cuatro días se reían de él, empiezan a ignorarlo y a buscarse una vida en otra parte. Ponen mucho más interés en adivinar quién será el próximo líder. La decisión de Andreu de retrasar su salida hasta la celebración de un congreso ordinario, que podría retrasarse más de un año, conlleva para ella el peligro de convertirse en un ‘pato saliente’ y de asistir impávida a una guerra de sucesión imposible. al control.

Todas las miradas apuntan ahora a Javier García. El alcalde de Arnedo guarda silencio, aunque nadie duda de que aspira a liderar el partido. Aún recordamos aquel tuit en el que elogiaba la “generosidad” de Ximo Puig con una frase venenosa: “El éxito de un líder no se demuestra por el final de su proyecto, sino por facilitar su continuidad”. En la SER preguntaron al expresidente por esa mención velada del portavoz parlamentario. “A veces la juventud, el deseo, puede dar lugar a utilizar frases que no se corresponden con la realidad”, concluyó Andreu.

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