Cuatro casos de éxito del enoturismo en La Rioja – .

Cuatro casos de éxito del enoturismo en La Rioja – .
Cuatro casos de éxito del enoturismo en La Rioja – .

El enoturismo está en auge en la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja. Actualmente es una actividad plenamente integrada en el día a día de las bodegas y cada vez son más las bodegas que la desarrollan con éxito y con una elevada facturación. lo que contribuye significativamente a su cuenta de resultados. Diario LA RIOJA ha repasado la opinión de cuatro bodegas representativas: Franco Españolas en Logroño, Lecea en San Asensio, Tritium en Cenicero y La Bodega del Tesoro en Cuzcurrita de Río Tirón.

Bodegas franco-españolas Logroño

Hemingway, Alfonso XIII y Marcos Eguizábal, nombres de un modelo de éxito

Un grupo de visitantes recorre, entre barricas, la sala de la Virgen en las instalaciones de Bodegas Franco-Españolas.

JUSTO RODRÍGUEZ

El año 2023 también fue un año récord para el enoturismo franco-español. Un total de 64.938 personas visitaron las instalaciones de esta bodega situada a cinco minutos a pie del centro de Logroño, “lo que para nosotros supone una ventaja competitiva incomparable”, destaca Elena Pilo, directora de enoturismo, área de negocio dentro de la compañía y que aporta el 10% a la cuenta de resultados. “Para 2024 se espera que (esta actividad) genere 1,6 millones de euros y un tercio de los ingresos provendrán de la venta de vino”, añade orgullosa.

Desde 2009 el enoturismo se desarrolla profesionalmente, pero hay que remontarse mucho más atrás para “tener visitantes extranjeros” y también para tener renombre. Pilo hace referencia a dos presencias ilustres en una bodega que acumula ya 134 años de historia, la más antigua de Logroño. King Alfonso Diamante, Royal y Rioja Bordón fueron los vinos que se dice que cata el escritor y periodista estadounidense.

“Fueron nuestros primeros enoturistas”, confirma Pilo, que introduce un tercer nombre cuando la bodega abre al público: Marcos Eguizábal. “Cuando compró la bodega -en 1984- siempre apostó por comunicar más de cerca el vino”. Y ese sigue siendo el principal objetivo de la empresa y, en concreto, del departamento de enoturismo ya que acogen multitudinarios eventos culturales como los festivales MUWI o Actual.

60.000 metros bajo tierra

El visitante que recorre el franco-español completa el recorrido natural que realiza la uva al llegar a la bodega. Ya conoces la pisada, puedes tocar las tinas originales centenarias y allí es donde antaño fermentaba el vino. La ruta enoturística continúa por las salas Virgen, Trasiega o Diamante, donde se encuentran dos de los vinos míticos: Bordón y Diamante. El botellero es otra joya histórica, aunque lo que realmente llama la atención está en el sótano. “Cuando llegas a la bodega por el Puente de Hierro no te esperas encontrarte con 60.000 metros bajo tierra” que van desde ese puente hasta el de Piedra, explica el responsable de enoturismo.

Pilo exige a la dirección general de las bodegas una apuesta “decidida, real y con recursos económicos” por una actividad que “todavía no tiene techo”. Pero también reconoce que el crecimiento puede tener un límite “cuando un destino alcanza su techo”. Este no es todavía el caso de la Denominación Rioja porque también entró en el enoturismo “más tarde que otras regiones”. Una vez llegue ese momento, “tendremos que ser capaces de reinventarnos para seguir captando la atención de un público cada vez más exigente”.

Bodegas Lecea San Asensio

50% de sus ventas, directamente en bodega

Tres jóvenes madrileños brindan durante su paseo por los viñedos de Lecea.

SONIA TERCERA

Quince años, en 2024, se cumplirá el primer estrujado de la uva para elaborar Corazón de Lago, el vino de maceración carbónica que se ha convertido en un icono en Lecea. Luego, en 2009, el enoturismo comenzó a desarrollarse en esta bodega familiar cuya quinta generación continúa con la filosofía de conservar la tradición, pero con nuevos proyectos como un ‘wine bar’ con terraza o con una sexta bodega que, como las otras que han ido adquiriendo, también van a restaurar. Porque la recuperación de este patrimonio subterráneo -a catorce metros bajo tierra- del siglo XVI “es una de nuestras señas de identidad”, destaca Estela Lecea, responsable de enoturismo.

En esta bodega “hemos entendido la necesidad y la importancia de dar a conocer nuestro producto” y ofrecen diversas actividades como paseos entre viñedos con bicicletas eléctricas a bordo de clásicos coches 4×4 descapotables. “Intentamos generar experiencias divertidas y novedosas entre nuestros clientes, es una buena manera de fidelizarlos y darnos a conocer”, añade una de las hijas de Luis Alberto Lecea que, junto a sus hermanos Pablo y Lidia, se encarga de la empresa.

El año pasado, esta bodega de San Asensio recibió alrededor de 12.000 visitas, lo que “es la primera que aparece recomendada en Tripadvisor”, web estadounidense especializada en viajes. Por ello, el mercado angloparlante es el principal emisor de visitantes de Bodegas Lecea “y cada vez recibimos más norteamericanos y británicos pero también más sudafricanos y australianos”.

El impacto del enoturismo para esta familia es tal que “el 50% de nuestras ventas se realizan directamente en la bodega”. Pero quieren seguir creciendo, pero para ello “hace falta unidad de acción entre todos los agentes de Rioja”, concluye Estela Lecea.

De recibir turistas en el garaje a vender vino en ánforas de barro

La guía Itziar Calleja explica la cata a unos norteamericanos en la vinoteca Tritium.

J. RODRÍGUEZ

Una bodega del siglo XV con 200 metros de profundidad y viñedos de más de 90 años son “algunos de nuestros principales encantos” de Bodegas Tritium, destaca Francis Rubio, que junto a su socio Javier Fernández lideran este proyecto “muy ligado al vino turismo.” . Llevan ejerciendo esta actividad profesionalmente desde hace unos ocho años, “pero nosotros la practicamos desde hace mucho más tiempo”, recuerda, “cuando recibimos clientes, proveedores y distribuidores extranjeros”. Entonces, la atención fue en un garaje “pero ya abrimos nuestras puertas al público”.

Ahora estas visitas se han profesionalizado “y entendemos el enoturismo como una parte importante de nuestro negocio”, que genera aproximadamente la mitad de las ventas de Tritium. “Y estamos en una calle que apenas tiene 2,5 metros de ancho y Cenicero, turísticamente, no es Laguardia ni Haro”, confiesa Rubio. Pero su bodega ha ido creciendo con atractivos como la elaboración de parte de sus vinos en ánforas de barro, cerrando así el círculo dado que las uvas proceden de una zona (Tricio, cuyo topónimo romano era Tritio) donde la cerámica era un material común.

Algunas de estas ánforas reposan en bodega y otras son depositadas en el mar Mediterráneo para envejecer durante once meses en el fondo de la costa tarraconense. “Vendemos el vino en ánforas pequeñas, son botellas de barro de tres cuartos de litro pero vidriadas por dentro”, explica Francis Rubio.

La diferenciación tiene que ser “nuestra seña de identidad, tenemos que centrarnos en cosas exclusivas”, añade. Y en este sentido ya están trabajando en nuevos proyectos como otra bodega anexa a la bodega, cuya restauración ha sido encargada al reconocido interiorista y diseñador catalán Francesc Rifé. “Queremos ampliar las instalaciones para ofrecer la mejor atención posible a los visitantes”, concluye.

La bodega del tesoro Cuzcurrita del río Tirón

Comer en lagares de madera y con vinos de diferentes enólogos.

Cámara explica las características de un vino a unos turistas británicos.

SONIA TERCERA

“Vendo turismo, no vendo vino”. La frase corresponde a José Ramón Cámara, quien está al frente, junto a su esposa Yosune de Francisco, de La Bodega del Tesoro, en Cuzcurrita, donde tampoco se elabora vino pero sí tienen referencias de algunos enólogos distinguidos “que nos hacen exclusivos”. botellas”. , como Juan Carlos Sancha, Abel Mendoza o Pilar Fernández Eguíluz.

Cámara apostó por este concepto único de turismo y vino hace siete años y “desde el primer momento he querido diferenciarme y ofrecer cosas diferentes, porque quien le gusta este mundo de las bodegas y viene a Rioja seguramente ha pasado antes por Francia o Italia. ” o por Chile, Argentina o el Valle de Napa.

Se refiere principalmente a turistas extranjeros, su cliente casi exclusivo. Su trayectoria profesional organizando viajes con extranjeros le avala “y desde que hace siete años decidimos poner en marcha La Bodega del Tesoro teníamos claro qué queríamos ofrecer y a quién nos queríamos dirigir”.

La tradición es el elemento diferenciador de su propuesta “y para ello qué mejor que ofrecer al cliente unas patatas con chorizo ​​y unas chuletas y la posibilidad de comer en lagares de madera”. Es uno de los ‘tesoros’ que posee esta bodega que data de 1881 pero fue en 2017 cuando Cámara la adquirió. “Llevaba treinta años cerrado pero aún conservaba su encanto”, recuerda. Un calado histórico, las grandes tinas de madera originales donde se elaboraban los vinos… Tradición vitivinícola en estado puro.

José Ramón Cámara quiere que su bodega, con una vinoteca y vinoteca abierta los fines de semana y verano, sirva también como vía para que los pequeños productores se den a conocer. “Porque en Rioja hay sitio para todos, pero unos necesitan más ayuda que otros”, afirma. El compromiso con la calidad “tiene que ser una prioridad para todos los que estamos dentro de esta Denominación de Origen”.

 
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