Cuando la maternidad llega temprano – .

Cuando la maternidad llega temprano – .
Cuando la maternidad llega temprano – .

«Apenas tenía 17 años cuando fui al hospital porque no me sentía bien. “Embarazada de cinco meses”, eso dijeron los médicos. Me quedé en shock, porque no había rastros de una barriga prominente, y sentí que el mundo se derrumbaba”, dice Diana, ex deportista santiaguera, madre de dos niñas, una de ellas nacida en la adolescencia.

Vagamente comenta cómo su vida “idealizada” se detuvo debido al proceso de gestación. Simplemente lloró, recuerda, y se arrepintió de aquel día en el que decidió complacer a su pareja y no usar condón.

«Tuve que terminar la secundaria por la noche. Luego, a los 18 años, comencé a trabajar y mi novio, el padre de mis hijas, dejó sus estudios para mantenernos.

Historias como la de Diana son muy comunes en los últimos años en Cuba. Como ella, en el año 2022, 38 de cada cien mujeres tuvieron su primer embarazo siendo adolescentes, y la mayoría de forma no intencionada. Si bien esta cifra es un punto de alerta, no es suficiente para exponer el grave problema de inequidad social y sanitaria que representa la maternidad a temprana edad.

EMBARAZO Y PECULIARIDADES

La vulneración de los derechos sexuales y reproductivos de una adolescente o niña no es la única implicación que conlleva un embarazo precoz.

Ser madre sin estar metabólicamente preparada conlleva –en los casos más comunes– interrupción de estudios, limitación en las oportunidades laborales y exposición, muchas veces, a violencia y abuso.

Natividad Guerrero Borrego, psicóloga e investigadora del Centro de Estudios de la Juventud, conoce bien las encrucijadas que sustentan el fenómeno. En su opinión, el embarazo adolescente es multicausal porque confluyen varios determinantes sociales.

Desde una perspectiva interseccional, el estudio realizado por el Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana, Maternidad adolescente, dilemas de su bienestar (2024), revela que en Cuba las madres adolescentes son diversas dentro de la estructura social, pueden provenir de tanto en zonas rurales como en zonas urbanas o familias de intelectuales.

Los indicadores lo confirman. Siguiendo los números, el desequilibrio de los últimos años es visible. Según datos del Ministerio de Salud Pública (Minsap), en 2023 la tasa de fecundidad adolescente fue del 19,7%, en contraste con el 17,9% de 2022. La central provincia de Camagüey, y las orientales de Las Tunas, Granma, Guantánamo, Santiago de Cuba y Holguín tienen el mayor aporte.

Al respecto, Natividad Guerrero sostiene que “hay madres adolescentes que logran tener un respiro, sin embargo, hay ambientes familiares que las incentivan a tener un hijo. Otras veces llegan tarde, no notan los síntomas ni tienen información de adónde ir”.

Desde esta perspectiva, se visibilizan algunas brechas que, como expresa el investigador, atañen a la desigualdad entre la pareja.

«Generalmente, las parejas de estas chicas les doblan la edad, y eso significa que están presionadas. Les preocupa más tener relaciones coitales y no la adolescente y su futuro. Otro caso es que hay hombres que quieren ser padres e insisten en la idea, y la chica enamorada satisface esa demanda.

Esta idea se corrobora con datos de la Encuesta Nacional de Fecundidad (ENF-2022). De las mujeres que en ese momento tenían entre 15 y 19 años, el 28,6% estaban casadas o en unión libre, y el 17% de ellas estaba con una pareja diez o más años mayor. No en vano, el Código de Familia establecía que la edad para contraer matrimonio era 18 años o más.

El problema no se solucionará rápidamente. Para ello, será necesario comprender que el embarazo a temprana edad está precedido por el inicio temprano de las relaciones sexuales, inestabilidad en el acceso a métodos anticonceptivos, baja percepción de riesgo respecto de las prácticas sexuales y, sobre todo, insuficiente educación. sexualidad integral e información sobre anticoncepción.

¿EDUCACIÓN INTEGRAL EN SEXUALIDAD EN LAS ESCUELAS?

Para Eugenio González Pérez, Viceministro de Educación, existe una tendencia a normalizar el embarazo adolescente. Su preocupación se evidencia al analizar que el número de bajas escolares por riesgos de embarazo, de 2018 a 2023, supera el millar de estudiantes, “a quienes se les da seguimiento hasta su regreso a estudiar”.

Confirmó que, desde el Ministerio de Educación (Mined), se realizan acciones para prevenir este problema: «Se incluyen escuelas de Educación Familiar, y se trabaja con grupos básicos de Salud; Además, estamos potenciando la preparación de docentes y promotores de salud con los propios estudiantes.

Con una línea más específica y focalizada, en febrero de 2021 el Mined emitió la Resolución 16/2021, que aprobó el Programa de Educación Integral en Sexualidad, con enfoque de género y derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo, la aplicación de esta norma quedó postergada, y subyace al paraguas del mejoramiento del Sistema Educativo, como gran objetivo de la Educación para la Salud.

La Máster en Ciencias Rebeca María Castañeda Sosín, jefa del Departamento de Salud Escolar, coincide con el papel primordial que juega la escuela en estos casos, y señala que, en el marco del actual programa, “se diseñaron objetivos específicos a nivel diferentes niveles educativos.

«En el caso de la Secundaria Básica, el propósito está dirigido a valorar la necesidad de adoptar un estilo de vida saludable y una sexualidad responsable con perspectiva de género, que les permita tomar decisiones con miras a su proyecto de vida, e incidir positivamente en el colectivo» .

Rebeca Castañeda sostiene que estos aspectos se reflejan en las diferentes materias y, al ser objetivo de mejora, son de obligado cumplimiento.

Consciente de que el peso de la cultura patriarcal está latente y debe ser erradicado, agrega que estas acciones están encaminadas a la preparación y formación de directivos, docentes, estudiantes y, sobre todo, de las familias, pues son parte fundamental en la formación.

PROTECCIÓN DE LAS MADRES ADOLESCENTES

En el camino hacia la protección de las madres adolescentes, el país ha establecido políticas públicas que garantizan su atención y reinserción educativa.

Así, recientemente se aprobó el Decreto-Ley 84/2024, que modifica el Decreto-Ley 56 sobre Maternidad de los Trabajadores y Responsabilidad de las Familias.

Entre las reformas, Virginia Marlen García Reyes, directora general del Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS), dijo a este diario que, en el caso de la madre estudiante, el derecho a disfrutar del beneficio social se le otorga a uno de los abuelos trabajadores que cuidan a sus hijos. del menor, cuya madre es estudiante, para contribuir a garantizar la continuidad de los estudios y su autonomía. Además, cuando el menor requiera una atención especial, se dispondrá de un trato diferenciado.

El sistema de Salud tampoco se queda inactivo. Un trabajo publicado en Cubadebate por la periodista Ania Terrero, reseña que, con el objetivo de perfeccionar el Programa Nacional de Atención Integral a la Salud de los Adolescentes, desde 2018 se impulsó un proyecto liderado por el Minsap, en alianza con el Fondo de Población. de las Naciones Unidas, que implementa estándares de calidad para los servicios de salud sexual y reproductiva en la adolescencia.

Francisca Cruz Sánchez, titular del Grupo de Atención Integral al Adolescente del Minsap, explicó a ese medio de prensa que: “se han publicado libros, normas, guías para que cada vez más médicos, enfermeras y promotores de salud estén preparados”.

El proyecto, que se inició en los municipios de Buey Arriba, en Granma; Cumanayagua, en Cienfuegos; San Miguel del Padrón, en La Habana; y Las Tunas, incluye el desarrollo de un paquete de servicios integrales de salud que prioricen la participación de los propios adolescentes en el diseño de los servicios.

Pero lo cierto es que, aunque estos programas diseñados existen, no siempre se implementan del todo. Asegurar su materialización es fundamental para revertir la situación.

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Cuando le preguntan a Diana si imagina a su hija en una situación similar, ella responde con un rotundo no.

«El embarazo adolescente es difícil, traumático y agotador; Psicológicamente no estamos preparados y es difícil avanzar. En la vida todo tiene su tiempo, cada etapa trae sus enseñanzas y quemarlas te roba algo que nunca regresa.

 
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