12 niños y niñas menores de 4 años han muerto por desnutrición en Antioquia este año

12 niños y niñas menores de 4 años han muerto por desnutrición en Antioquia este año
12 niños y niñas menores de 4 años han muerto por desnutrición en Antioquia este año

07/06/2024

Los datos son alarmantes. Doce niños y niñas menores de 4 años murieron por desnutrición aguda en Antioquia entre el 1 de enero y el 24 de mayo de este año, según informes oficiales. Es alarmante porque no son sólo cifras, son doce vidas que no se pudieron salvar debido a un mal que persiste aunque es evitable. Si bien el departamento es uno de los que registra menos de estos casos en el país, la situación muestra una vez más la necesidad de que el gobierno dé en el clavo a la hora de ejecutar los recursos con los que combatirá el hambre en este cuatrienio. , una bandera del plan de desarrollo. Y esa no es una tarea fácil.

En todo 2023, según el Sistema de Vigilancia de Salud Pública (Sivigila), 17 niños y niñas menores de 5 años fallecieron en Antioquia por desnutrición aguda, moderada y severa, mientras que en todo 2022 fueron 11. Por lo tanto, el departamento Las autoridades están en alerta con las muertes de este año, ya que se registraron sólo en cinco meses. Urabá es la región con más muertes este año, con un caso en San Pedro de Urabá, dos en Turbo, dos en Vigía del Fuerte y dos en Murindó. Los demás se registraron en Cáceres (Bajo Cauca), San Pedro de los Milagros (Norte), Frontino (Occidente), Medellín y Bello (Valle de Aburrá), con un caso por municipio.

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Ante este panorama, el gobierno informó que recibieron a un Antioquia con un aumento del problema. Mientras que en 2017 la desnutrición aguda tenía una tasa de 263,8 casos por cada 100.000 niños menores de 5 años (1.173 casos), en 2023 casi se duplicó con 2.281 casos, cifra que ratificó el Ministerio de Salud en enero pasado.

Consecuencia del hambre severa

El doctor Javier Díaz Amaya, pediatra social y especialista en derechos de la niñez, explicó que hay enfermedades que pueden causar desnutrición, pero que la mayoría de los casos se presentan como una consecuencia médica más grave de la inseguridad alimentaria y el hambre que muchos aún viven. hogares. “Es inaceptable en materia de derechos humanos que un niño o una niña muera por razones prevenibles y tratables. Aunque a la muerte se le llama desnutrición aguda, generalmente es un problema de varios meses o años de carencia nutricional y hambre”, expresó.

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Hay que tener en cuenta que en el departamento también persiste la desnutrición crónica, denominada enfermedad silenciosa, pues en apariencia el niño puede lucir normal, aunque más bajo para su edad. pero puede ser fatal si no se ayuda a tiempo o puede dejar consecuencias hasta la edad adulta.

Según el índice de desnutrición crónica de la Fundación Éxito, Antioquia ha mantenido niveles destacados en los últimos años; Sin embargo, algunos municipios han llegado al nivel más bajo del medidor, incluidos aquellos que tuvieron muertes este año. Y para que esto ocurra, explicó Díaz Amaya, se necesitan meses o años de deficiencia nutricional y hambre: “Las muertes por desnutrición suelen revelar una cadena de violaciones y errores en la prevención, detección, atención y seguimiento en el sector salud, e incluso incumplimientos de la garantía integral de los derechos de la niñez desde otros sectores. ”.

Hablando de hambre, según Antioquia Como Vamos, en el departamento hay 490.000 hogares en inseguridad alimentaria, casi 2 millones de habitantes, lo que aumenta el riesgo de desnutrición infantil. Además, hay determinantes que influyen: el bajo peso al nacer (en 2020 el porcentaje de niños nacidos en Antioquia con bajo peso fue del 9,2% y en 2022 ascendió al 10,7%); madres muy jóvenes (solo en 2022 hubo 11.052 embarazos en menores de 19 años) o con bajo nivel educativo; Falta de agua potable; ruralidad dispersa; y prácticas de negligencia o ignorancia en las familias.

Comunidades indígenas, entre las más afectadas

En Vigía del Fuerte, donde dos niños han muerto este año por desnutrición aguda, la situación es compleja, especialmente para las comunidades indígenas que viven en zonas muy remotas y de difícil acceso. Joni Olea, asistente de atención a usuarios de las EPS y líder comunitaria, dijo que aunque aún pueden acceder a alimentos como pescado, plátano, maíz, arroz, lentejas o frijoles, Los alimentos escasean porque son hogares muy grandes, en los que pueden vivir hasta tres familias con muchos hijos.

A esto se suma que los menores contraen enfermedades respiratorias, enfermedades diarreicas agudas o malaria, que se vuelven complicadas o menos fáciles de tratar porque ya existe una desnutrición subyacente; Ten en cuenta que hay niños que pueden enfermarse hasta tres veces al mes. Para él, es crucial que brinden capacitación, además de otras estrategias contra el hambre, que lleguen incluso a las zonas más remotas, donde a veces el solo hecho de no manipular bien los alimentos puede afectar a niños y niñas.

Urrao, por ejemplo, aunque no ha tenido muertes por desnutrición este año, es el municipio con mayor número de casos de desnutrición infantil en el Suroeste de Antioquia, con 113 en este momento, según reportes de la Secretaría de Salud municipal. No es el pueblo más crítico, pero El hospital local recibe frecuentemente a menores con esta condición y saben que detrás de cada uno hay razones estructurales, como pobreza, madres solteras sin oportunidades o falta de acceso a servicios básicos.

La realidad se refleja mucho en las lejanas comunidades indígenas, donde a veces en las cocinas de hogares con tres y cuatro niños pequeños sólo hay plátano, a veces pescado o huevos. Y persiste incluso cuando van al área urbana a vivir en hogares temporales. Pero no es exclusivo de los indígenas, también existe en comunidades afro y campesinas.

El panorama representa un enorme desafío y muchos han puesto fe en la promesa del gobernador Andrés Julián Rendón de mantener la lucha contra el hambre como una de sus banderas. En marzo pasado, la Asamblea aprobó el Proyecto de Ordenanza 02 con el cual Los recursos recaudados por los impuestos a los vehículos (más de 300.000 millones de dólares anuales) se destinarán a reducir el hambre. El gobierno indicó que ya inició un proceso por etapas para ampliar la cobertura y calidad en la nutrición de niños y adolescentes, madres embarazadas y adultos mayores.

La estrategia contra el hambre incluye un plan de choque que ya se está implementando en zonas como Urrao, donde dos entregas de paquetes de alimentos y capacitación nutricional a 123 hogares beneficiarios del programa Arrullos, encabezada por la primera dama del departamento en todas las subregiones y que incluye acompañar a las familias gestantes y lactantes y priorizar a los niños desde la gestación hasta los 2 años en el sector urbano y hasta los 5 años en el sector rural.

Asimismo, se busca incrementar el Programa de Alimentación Escolar (PAE) a dos raciones diarias y que sea no sólo durante el año escolar, sino también durante los 365 días del calendario, así como consolidar el PAE Indígena, que es ejecutándose por primera vez en el departamento para dar un enfoque diferencial.

Entre otros aspectos, el Gobierno impulsa el Sistema Departamental de Atención, que incluye programas y estrategias con la mayoría de organismos articulados para atender a las poblaciones más vulnerables; apoyar a los hospitales públicos en la implementación de lineamientos para la vigilancia y atención de la desnutrición por déficit; Instituciones Amigas de las Mujeres y Niñez Integral; las Habitaciones Familiares de Enfermería; y el Plan para desacelerar la morbimortalidad por desnutrición, que busca fortalecer la identificación, captación, atención y seguimiento integral de la salud de niños y niñas en riesgo de desnutrición y desnutrición aguda moderada y severa.

La pediatra Díaz Amaya destacó que para acabar con el hambre es fundamental la corresponsabilidad (familia, Estado, sociedad) con la protección de los derechos de los menores; el fortalecimiento de las familias, especialmente de las mujeres; sino también en las acciones de los trabajadores de la salud. “Para lograr lo anterior, se debe priorizar en los planes de desarrollo la asignación de recursos para la niñez”, afirmó.

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En Antioquia la inversión es histórica, pero precisamente por eso trae el desafío de tener resultados mucho mejores que los de gobiernos pasados. Esto incluye garantizar el acceso al agua potable, reducir los embarazos en adolescentes, promover la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses y la lactancia materna complementaria hasta los 2 años, capacitar a las familias, garantizar controles de crecimiento y desarrollo y vacunación e incluso promover la asociatividad comunitaria en torno a los alimentos, una de las carencias que las autoridades han identificado en algunas zonas rurales, donde ya no se cultiva, pero donde existe potencial para que el plátano sea sustituido por maíz o hortalizas. para huevos.

En cualquier caso, los primeros mil días de vida son cruciales (270 días de gestación y 730 días hasta los 2 primeros años de vida del niño). Lo que se haga o no se haga durante ese tiempo tiene consecuencias irreversibles.

 
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