«Aquí no hay sello, sino abrazo al peregrino» – .

Martes, 4 de junio de 2024, 07:33

El albergue parroquial Hospital de peregrinos San Juan Bautista de Grañón cuenta desde el sábado con un hospitalero muy especial. Se trata de Manuel Calderón Hidalgo, un extremeño nacido en Villanueva de la Serena, Badajoz, muy conocido en las redes sociales por haber recorrido a pie toda la costa de España tras la pandemia.

Tras la aventura vinieron conferencias, charlas en colegios y una gran presencia en medios de comunicación de toda España. “Pero realmente lo que busco no son seguidores, por eso he diseñado este nuevo viaje de una manera diferente”, explicó mientras atendía al incesante goteo de peregrinos que llegaban al albergue, “que siempre tiene la puerta abierta. ”, subrayó una y otra vez. .

“En ese recorrido aproveché la infraestructura del Camino”, reconoció. «Fue un gran reto para él que, desde su casa (por donde pasa el camino mozárabe) hasta Irún, podía prácticamente hacer el Camino de Santiago: subir la Vía de la Plata, llegar a Santiago, Finisterre, rodear Galicia, tomar la Carretera del Norte y llegar a Irún. Cuando llegué me di cuenta de lo fácil que había sido, por la cantidad de gente que había alrededor, pero una vez que dejé el Camino me quedé solo y en el mundo. Incluso mientras caminaba por él, la gente me veía con la mochila y me animaban: ‘¡Buen Camino!’, me decían. Pero cuando lo dejé (cuando lógicamente tu apariencia no es la que parece cuando vas a trabajar), me convertí en un mendigo”, explicó.

Cuando terminó, Calderón pensó que tenía que devolver “tanto bien” que se llevó de los albergues de peregrinos. Así que, gracias al consejo de un excursionista canadiense, se apuntó a hacer un curso en Córdoba durante un fin de semana.

“Desde el curso me destinaron aquí a Grañón, y aquí estoy”, dijo alegre, acompañado de las hospitalistas australianas Déborah Mickle y Tina Piselman y el español Íñigo Escartín.

Y el albergue es, como él mismo reconoce, “uno de los mejores del Camino”. Más allá de sus instalaciones, que están cuidadas con esmero por los hospitaleros y el párroco, por la gran hospitalidad que ofrece a los caminantes. Por ejemplo, después de la cena común, se celebra un ritual especial en el coro de la iglesia: “Es un momento para reflexionar sobre lo vivido”, explicó Calderón. «Una vez finalizado se sacan unas velas y se lee una oración en las lenguas de la gente del lugar. Luego todos se ponen de pie, se toman de la mano y rezan un Padre Nuestro o lo que cada uno le rece a su dios, también pueden quedarse en silencio”, detalló.

Después de eso ocurre una circunstancia especial. «Este es el único refugio de todos los caminos donde no hay precinto. El sello es un abrazo comunitario.

En esta nueva aventura ya cuenta con un auto, donde hay un colchón y estantes personalizados con despensa y todo tipo de útiles para el día a día. Porque tiene previsto visitar 900 enclaves más en España, una veintena de ellos en La Rioja.

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