La casa sigue viva

La casa sigue viva
La casa sigue viva

Bajo la órbita del Instituto de Opinión Pública y Políticas Sociales, el 23 de mayo de 2014, la denominada Sala Z abrió sus puertas por primera vez. Fue concebido como un centro cultural independiente que albergaba teatro, danza y otras disciplinas artísticas. . También se consolidó como un espacio de formación con talleres de teatro y fue el nicho de ciclos de cine temáticos considerados “de culto” en la ciudad. Como ya existía la sala original del IOPPS y el Patio de las Artes “La Lechuza”, la Sala Z se complementó perfectamente con esa red de espacios culturales. Su mentor y gerente, Antonio De Tomasso, dijo en su momento que la letra “Z” que da nombre al complejo hace referencia al griego antiguo y está ligada a la expresión “estamos vivos”. De hecho, la Sala Z sigue siendo, una década después, una plataforma y un refugio donde las artes locales pueden expresarse y hacerse visibles.

Proyecto ambicioso. En mayo de 2014 se completó la construcción de la habitación en lo que era un terreno baldío. Actualmente es un espacio reconocido en el ámbito cultural.

Su mentor, De Tomasso, compartió con DIARIO DE CUYO lo que significa mantener esta casa en pie, levantada y sostenida con su propio esfuerzo: “Vengo de una generación que hacía teatro en los años 70. Nuestra misión era tener un centro cultural para la comunidad, donde cobraran vida la danza, el teatro, la música y el cine. En ese momento había una fuerte demanda de elencos de teatro independiente y de otros sectores, porque necesitaban un espacio no tan grande como el Cine Teatro Municipal de San Juan o el Teatro Sarmiento, pero que pudiera albergar a 200 o 300 espectadores. Hasta ese momento sólo estaba autorizado a actuar El Avispero (en Trinidad); y el Teatro Bicentenario era apenas un proyecto de futuro. Pero el contexto general fue favorable para la provincia, porque las actividades culturales cobraron impulso en propuestas y espectáculos de todo tipo, además de conferencias y exposiciones.

“En esos años la escena se fue enriqueciendo de cosas, al punto que cuando abrimos en mayo de 2014, teníamos una agenda llena de eventos hasta diciembre. Nunca tuvimos subsidios públicos del INT ni del gobierno provincial para construirlo. Nos sosteníamos de manera autogestionada con recursos generados por los propios espectáculos. En tiempos de crisis, la cultura sobrevive gracias al público. Así fue en nuestro caso. Muchas otras salas que subsistían con fondos del INT están experimentando ahora un ajuste desesperado”, afirmó De Tomasso.

Teatro San Juan. Numerosos elencos llenos de contenido y arte, con obras y estéticas muy diversas. Un ejemplo es Anfitrión, del Teatro del Oeste, en 2018.

Paralelamente, la Sala Z también trabajó duro en su reputación. “Fuimos forjando credibilidad en cada paso hasta convertirnos en un núcleo cultural que concentra artistas del teatro y la música local y nacional también”. Esto fue gracias al “boca a boca”, destacó el sociólogo, docente y consultor. Así, por esta etapa pasaron artistas nacionales como Horacio Fontova, Víctor Laplace, Alejandra Darín, Ana Prada, Yamila Cafrune, entre muchos otros; Sin embargo, la oferta de San Juan, su razón de ser original, nunca fue desatendido.

El complejo tiene capacidad para 250 plazas. En su totalidad, la edificación tiene unos 400 m2 y 8 metros de altura. Levantar este edificio requirió 3 millones de pesos, los cuales financiaron mediante un crédito bancario. La construcción fue realizada por el arquitecto Renato Torresani. Antes de levantarse, el terreno donde se ubicaba era un terreno baldío que llevaba años abandonado. Cuando se instaló el edificio, paulatinamente se fueron abriendo nuevos negocios en lo que antes se consideraba un “rincón muerto”, en las calles Pedro Echagüe y Avenida Alem. Hoy es un conocido referente de la actividad cultural fuera del clásico microcentro urbano.

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artistas nacionales También han llegado a la Sala Z. Uno de los más recordados es Horacio Fontova, quien en 2015 ofreció varias funciones con entradas agotadas.

“Queremos que tenga una larga vida y pueda expandirse en el futuro. Estamos hablando con los dueños de los terrenos vecinos para ver si podemos llegar a un acuerdo y poder crear un estacionamiento o una cafetería a cada lado del complejo para mejorar el lugar”, dijo su propietario. Desde que entró en funcionamiento, la Sala Z le ha cambiado la cara al barrio. Y es innegable que se crea una atmósfera especial cuando se encienden las luces delanteras para una actuación nocturna.

> Las celebraciones

El décimo aniversario de la Sala Z se celebrará con la representación de la obra La Sanata, el sábado 25 de mayo a las 21 horas. Espectáculo humorístico basado en textos de Fontanarrosa con Ernesto Suárez y Marcelo Lacerna (Mendoza). Entrada: $5.000. Y el martes 28 de mayo, a las 21.30 horas, se estrenará la película Cinensangre / Cine en Zonda, de Eduardo Spagnuolo, con Fabián Arévalo y Nilda Oyola. Entrada libre.

 
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