En La Rioja hay 5.600 hogares sin ingresos laborales que sobreviven mal con subsidios

En La Rioja hay 5.600 hogares sin ingresos laborales que sobreviven mal con subsidios
En La Rioja hay 5.600 hogares sin ingresos laborales que sobreviven mal con subsidios

Detrás de las estadísticas del mercado laboral se esconde el drama de muchas familias que sobreviven mal gracias a subsidios y ayudas públicas. En demasiados hogares, hasta el capricho más pequeño es un artículo de lujo que no pueden permitirse. El dinero apenas llega y quien ingresa está predestinado a cubrir las necesidades básicas.

La Encuesta de Población Activa (EPA) publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) esconde una de esas realidades que eclipsan cualquier dato positivo de empleo. El resumen de los datos del primer trimestre de este año no deja lugar al optimismo: 2.300 parados más y menos ocupados, 1.300 empleos destruidos y 4.000 ocupados menos. Pero más allá de las grandes cifras, hay un dato que ofrece una imagen de la verdadera dimensión del calvario que están pasando muchos riojanos y es el de hogares con al menos un miembro activo en los que todos están en paro.

Al cierre de marzo pasado, 5.600 hogares de la región no tenían ingresos laborales, los mismos que a fines de 2023, aunque algunos menos que al cierre del primer trimestre del año pasado. Entonces eran 6.700, 1.100 más que ahora, aunque en aquel momento tampoco se superó el récord de familias que vivían de subsidios. El techo se alcanzó en 2013 con 9.600 hogares con todos sus miembros en paro, cifra que se repitió al año siguiente. En ese momento se arrastraban las consecuencias de la crisis económica de 2008, que tuvo su origen en la burbuja inmobiliaria.

En términos relativos, los 5.600 hogares en los que todos sus miembros están en paro representan algo más del 4% del total de hogares de la región, algo por debajo de la media nacional (4,76%) y lejos de las tasas que registran autonomías como Extremadura. donde este drama se vive en el 7,58% de los hogares, o en Canarias, donde afecta al 7,41%. Los mejor posicionados son Aragón (2,67%), seguido del País Vasco (3,14%).

Familias que no levantan la cabeza

Independientemente de que aumenten o disminuyan los hogares que subsisten de ayudas o subsidios, la realidad es que 5.600 hogares están atravesando su particular viaje por el desierto. Lo preocupante, explica José Andrés Pérez, director de Cáritas, es que no hay un descenso significativo, es decir, que “hay un número importante de familias que no pueden salir de la situación por falta de trabajo y en ocasiones por falta de trabajo”. de un trabajo que “les proporcione recursos suficientes para vivir”.

Los perfiles de la pobreza han cambiado. Lo saben perfectamente en Cáritas, donde cada día son testigos de la tragedia. Los hogares en los que nadie trabaja suelen estar formados por personas mayores que han perdido su empleo y tienen dificultades para reincorporarse al mercado laboral. En general, explica, son españoles de nacimiento, no tienen una gran cualificación profesional y tienen más de 50 años, edad en la que “es francamente difícil encontrar trabajo o, al menos, un empleo estable”.

Muchas familias monoparentales, compuestas por una madre con hijos, también sufren esta situación, sumándose a la dificultad para encontrar trabajo lo complicado que resulta conciliar ambas vidas, familia y trabajo, cuando se está solo.

“Hay familias que no salen de la situación por falta de trabajo y en ocasiones por falta de un empleo que les dé recursos suficientes”

José Andrés Pérez

Director de Cáritas Diocesana de La Rioja

Otro grupo que engrosa las estadísticas que ofrece la EPA bajo el frío epígrafe ‘Hogares con al menos un activo en los que todos están en paro’, está formado por inmigrantes en situación administrativa irregular. “Es un colectivo que no para de crecer y que no funciona, al menos oficialmente, porque no puede porque no tiene permiso de residencia ni de trabajo o solo permiso de residencia”.

Al mismo tiempo, también son cada vez más las personas que, debido al aumento de los precios, especialmente del alquiler y de la cesta de la compra, no cubren todas las necesidades de la familia con lo que traen a casa. “Cuando una familia gasta entre el 50 y el 60% en pagar el alquiler, les resulta imposible cubrir el resto”. “Esto ocurre con bastante frecuencia”, afirma José Andrés Pérez, “cuando la recomendación es que el gasto en vivienda ronde el 30% de los ingresos, pero si se duplica es difícil llegar a fin de mes aunque tengas trabajo”.

Cáritas presta asistencia desde todos los frentes: ayuda inmediata para cubrir necesidades urgentes, asesoramiento, formación y reinserción laboral.

 
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