Más allá del racionamiento en Bogotá, los efectos de la falta de agua se están viviendo en el campo y en los precios de los alimentos.
Foto: Cortesía Finagro
Sólo estamos viviendo los efectos de la escasez y el racionamiento del agua en el centro del país, y no precisamente por los más evidentes, como ha sido el racionamiento de agua en Bogotá –que, a decir verdad, no debería generar mayor trauma en el ciudadanía-, sino por la producción agrícola que comienza a verse afectada.
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Según datos del Ministerio de Agricultura, el PMU del sector agrícola señala que por déficit hídrico hay 193.005 hectáreas afectadas, casi el equivalente al departamento del Quindío, mientras que por heladas son 16.802.
En este orden de ideas, la baja en los precios se ha registrado en productos como papa criolla, arracacha, mandarina, limón común, lechuga batavia y cebolla cabezona, mientras que arvejas con cáscara, cebolla junca, frijol, guayaba y plátano hartón informaron. un aumento en sus precios.
Bogotá, sin duda, no puede ser ajena a este problema, ya que a la capital ingresan diariamente 7.600 toneladas de alimentos frescos, el 83% de los cuales provienen de sus departamentos cercanos que conforman la Región Central: Cundinamarca (45%), Boyacá (19%). ), Meta (12%), Huila (3%) y Tolima (4%).
Pero hay más. Según Fedegan, entre diciembre y enero se han generado pérdidas en la ganadería nacional por un valor cercano a los 122.000 millones de pesos, con caídas en la producción diaria de leche de hasta 1,9 millones de litros/día y la muerte de 9.000 cabezas de ganado en todo el país.
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Para el caso especial de la Región Central, Cundinamarca es uno de los departamentos más afectados con una reducción en la producción de leche de al menos 555.000 litros diarios, seguido de Boyacá con 229.000.
Ante este panorama, la coordinación planificada con la participación de autoridades nacionales, regionales y locales, sindicatos y organizaciones sociales es fundamental para garantizar la producción y distribución de alimentos; pero también una acción colectiva, para proteger a nuestros municipios productores.
En este sentido, el Plan de Abastecimiento de Alimentos constituye una guía para consolidar un sistema eficiente, sostenible y saludable para la Región Centro, basado en la mejora de la productividad rural, la revitalización de equipamientos, la generación de valor agregado local y la consolidación de canales de comercialización. .
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Sus estrategias también están encaminadas a transformar la oferta agroalimentaria, articulando e innovando los servicios logísticos y mejorando las instalaciones públicas para el abastecimiento de alimentos, fortaleciendo los canales institucionales de comercialización, la sostenibilidad ambiental y la gobernanza de la oferta. , principalmente.
Finalmente, el llamado que hacemos desde la RAP-E es que las respuestas a la crisis del agua no sean sólo temporales; Es necesario realizar acciones de largo plazo que trasciendan, que permitan cuidar los páramos y reforestar las zonas más afectadas. Recordemos siempre, como dijo alguna vez un autor, que el agua no conoce fronteras, por lo que su escasez tampoco debe conocer indiferencia.
