La Habana/
En las protestas del 17 de marzo, dijo el padre Suárez en esa entrevista, el dolor “se convirtió en un grito”, que fue “escuchado” y “aceptado” por “todos los niveles del país”. “Al menos todos han coincidido en considerar que ese grito reflejaba angustia, reflejaba desesperación y que evidentemente pedía una situación diferente a la que se estaba viviendo”, afirmó el sacerdote.
Los obispos “nos han invitado a orar”, recordó también Ariel Suárez, en alusión al mensaje de los prelados emitido esta pasada Semana Santa, pero no sólo eso. Además, mencionó, “han constatado el dolor del pueblo y también han invitado a la Iglesia, si los diferentes actores políticos así lo consideran, a ofrecer un espacio de diálogo”, para que “todas estas posiciones, diferentes pero no necesariamente contradictorias ,” poder ayudar. para “buscar soluciones concretas que este pueblo necesita”.
“Hay que terminar de decir más claro que los cubanos podemos amar a Cuba con visiones diferentes”
“Debemos terminar de decir más claramente que los cubanos podemos amar a Cuba con diferentes visiones, con diferentes perspectivas, y que es importante anteponer a esas diferencias el amor a Cuba y el deseo de mejorar la vida de este pueblo en su presente y en su futuro. su futuro”, concluyó el sacerdote su intervención.
Asimismo, este domingo el presidente del COCC y obispo de la diócesis de Holguín, Emilio Aranguren, aludió a ese diario en declaraciones a Radio y Televisión Martí. “En Cuba usamos el dicho, hablando nos entendemos. Es importante, por tanto, tener la voluntad y el espacio para hablar del bien común, que es exactamente lo nuestro, por eso considero que lo importante es tener la voluntad. Lógicamente la Iglesia católica quiere y está dispuesta a intercambiar con todos los grupos que componen la sociedad”, afirmó el prelado.
Una fuente de la archidiócesis de La Habana dice a este diario que lo expresado por Ariel Suárez “es un mensaje sutil” que los obispos envían al régimen para decirle que la Iglesia puede mediar “a pesar de los arrepentimientos”. La sugerencia llega, en efecto, en un mal momento en las relaciones entre el régimen y los prelados, como quedó reflejado la pasada Semana Santa.
En aquellos días, el Partido Comunista de Cuba prohibía procesiones y celebraciones en numerosas iglesias. “A nivel diocesano, la tensión con las oficinas de asuntos religiosos del Partido es peor que nunca”, afirma esta fuente.
Asimismo, explica que “si hay diálogo” es algo “muy tímido” y que, en cualquier caso, como insiste, “el Gobierno está muy tenso”. “Lo habitual en este tipo de casos es que las cosas se sepan después de la conversación, porque la condición que pone el Gobierno a la Conferencia es que mantenga el secreto y no filtre ninguna información”.
La opinión general dentro de la Iglesia católica cubana es que el Vaticano, en este momento, “tampoco está ayudando mucho”. Tras la reunión del año pasado con la COCC, los dirigentes de la isla congelaron cualquier tipo de contacto con la Iglesia.
