“Hay comerciantes que no piensan en los viejos, en los trabajadores que vienen apurados a cocinar y se arrancan la cabeza con los precios”, dijo Pablo, verdulero de la Intersindical.
Sucede que hay muchos comerciantes de frutas y verduras de barrio que venden a precios imposibles. Generalmente son negocios que no están autorizados, que ocupan parte de las aceras y que abusan de los precios.
Y estamos poniendo ejemplos que no tienen lógica comercial. En Cofruthos, un atado de espinacas costó, en la semana que terminó, 1.200 pesos. En una verdulería de Cerrillos era 2 mil 300 pesos, ya que los productores están al lado; pero lo peor de todo es que en San Luis se cotizaba en 3000 pesos. Habría que saber cuánto recibió el productor que vendió al tendero del mercado de abastos de Salta.
“Nos organizamos con los vecinos y nos turnamos para ir a Cofruthos porque los precios en San Luis son imposibles. Todo cuesta tres veces más. El aguacate piel de sapo cuesta 12 mil pesos el kilo. El que viene con un camión cargado de frutas y verduras y las vende a precio módico, está lleno de dinero porque aquí se abusa de ellas”, dijo un vecino.
El argumento de los costos tarifarios para el sobreprecio también es ilógico porque en general los comercios hortofrutícolas salteños no pagan facturas de servicios ni tienen salarios registrados. A los aumentos estacionales, por inflación, por la climatología, los fruteros suman una ganancia extraordinaria que es muy difícil de explicar.
Volviendo a Pablo, el verdulero del Diario La Voz del Interior de la esquina de Diario La Nación, nos dice que: “los comerciantes no piensan en el valor social de los precios de los alimentos. Los jubilados, los que nos compran (a los verduleros), los que tienen algunas dificultades para desplazarse, los que no tienen vehículo, los trabajadores que llegan justo a tiempo y tienen que cocinar para los niños. No podemos cobrarles de más, no podemos aprovecharlos. Tenemos que ser negocios de barrio. una solución y no cobrarles más. Aquí pensamos al revés, cuanto más jodido está el cliente, más le tenemos que cobrar”, dijo Pablo con toda su sabiduría.
Luego explica que los “viejos”, como los llama cariñosamente, cambiaron sus hábitos de consumo. “Ahora compran por unidad. Una manzana, un plátano, un aguacate; y eso duele mucho”, dijo con dolor.
La compra de hojas verdes también bajó mucho. Hoy es el más caro y muchos vecinos se quejan porque son productos que se cosechan en los alrededores de Salta, entre Cerrillos y San Luis. La cebolla de verdeo para locro se vende en fruterías hasta en 3.500 pesos el manojo. Lo mismo que el perejil, a 7 mil el manojo. Las lechugas volvieron a subir y alcanzaron los mil 200 pesos la unidad.
Repetimos estos precios en fruterías de barrio. En Cofruthos puedes conseguir 2 lechugas por mil pesos. Los aguacates del norte cuestan 2 mil pesos el kilo. En los barrios los aguacates del norte se venden hasta en 6 mil pesos.
Lo que también volvió a subir, y esto está muy relacionado con la frutería, son los huevos. La docena la venden a 2.500 pesos en los barrios y en Cofruthos a 3.700 la bandeja.
Lo que volvió a subir a las nubes fue el tomate. Pablo lo vende a 1500 pesos el kilo, a 1200 lo consigues en Cofruthos y en otras fruterías del barrio llegan a 2500 pesos y lo dicen sin ponerse rojos.
