un concierto protegido por la ley – .

El colegio Sagrado Corazón (Jesuitas) de Logroño observa desde el margen la polvareda que levanta el anuncio de la ayuda de 800 euros anuales para alumnos que cursan Bachillerato en un centro privado de La Rioja, una subvención que, por cierto, fue suspendida por El anterior. Responsable de Educación Luis Cacho.

En el caso del colegio de Logroño, el concierto de las unidades de este nivel educativo está tutelado judicialmente desde hace ya 23 años. Hasta seis sentencias del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja (TSJR) y una del Tribunal Supremo (TS) fallaron a favor del centro, paradójicamente, en contra del criterio del entonces Ejecutivo de Pedro Sanz. Corría el año 2001 y la ley educativa vigente en aquel momento, la Logse, que sustituyó el BUP y el COU por Bachillerato, permitía el traslado del concierto de unidades de Formación Profesional II a Bachillerato.

Los jesuitas aprovecharon esta posibilidad y solicitaron que las seis unidades de esta etapa educativa sean subvencionadas con dinero público. El colegio encontró oposición por parte del Departamento de Educación, dirigido en ese momento por Luis Alegre, por lo que acudió a los tribunales para reclamar lo que consideraba permitido por la ley.

Lo hizo hasta en siete ocasiones, una por cada uno de los cursos en los que se topó con la negativa de la Administración, en concreto desde 2001-2002 hasta 2007-2008, hasta que el Tribunal Supremo zanjó el eterno litigio y le dio la razón. lado jesuita.

El alto tribunal puso fin a las posiciones encontradas entre el Ministerio, que consideraba que la legislación autonómica no contemplaba la transformación de las unidades de FP II en Bachillerato, a la que quería acogerse el centro Sagrado Corazón, y que no había presupuesto para ello gasto, y el del centro que reclamaba un cambio amparado por la Logse que permitiera el paso de las líneas de Formación Profesional de Segundo Grado a Bachillerato, sin cambios en el ordenamiento económico.

En el enfrentamiento intervino la defensora del Pueblo de La Rioja, María Bueyo Díez Jalón, que en un escrito remitido al Ministerio les acusó de vulnerar el derecho a la igualdad de los padres. Por ello, recomendó que se reconozca el convenio de seis unidades de Bachillerato y solicitó formalizar el convenio para el curso 2008-2009.

Al Ejecutivo no le quedó más remedio que ceder y reconocer el derecho del colegio de Logroño a tramitar el Bachillerato. Quedaba por saber cómo afrontar la orden judicial, que también debía tener efectos retroactivos, es decir, debían devolver el dinero adelantado por los padres durante seis años para que sus hijos pudieran estudiar en los jesuitas, pero también debían pagar a los docentes la diferencia entre lo que les pagaron por trabajar en un centro privado y lo que realmente deberían haber recibido por trabajar en uno público.

El PSOE se convirtió en PP.

El 16 de junio de 2008, el presidente del Ejecutivo, Pedro Sanz, eligió al Parlamento para anunciar que el siguiente curso sería un Bachillerato Jesuita. Respondía a una pregunta de Francisco Martínez Aldama, entonces portavoz del grupo socialista en el antiguo convento de La Merced. El presidente no perdió la oportunidad de señalar lo que calificó de “incongruente y patético”: que fueran los socialistas riojanos quienes pidieran el concierto para un centro privado. “Tomo nota”, retó Sanz. Meses después, el Consejo de Gobierno aprobó un convenio con el centro educativo para pagar 2,2 millones de euros en cinco cuotas anuales tanto a familias como a profesores. El centro estimó que unas 700 familias se habían visto afectadas durante esos años.

Tres de cada cuatro estudiantes de secundaria, en la red pública

Los 712 alumnos matriculados en el colegio privado podrán beneficiarse del cheque de Bachillerato, todos excepto los 203 jesuitas que ya disfrutan del concierto. Los nuevos beneficiarios representan el 18% del total de estudiantes que cursan este nivel educativo en la región para lo cual la ratio este año es de 35 alumnos por aula y de 30 para el próximo 2024-2025. En la red pública hay 3.019 chavales matriculados, es decir, tres de cada cuatro, repartidos en 144 grupos y si se cumple a rajatabla el ratio sin tener en cuenta los itinerarios, sobrarían 57 este año y alguno menos el próximo año. Algo similar ocurriría en los colegios privados, los grupos sobrantes, en este caso, ascenderían a 14 actualmente y una decena a septiembre.

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