Sr. director:
Una carta del lector Daniel Saco, “Bases Militares”, publicada en La Prensa el martes 9 de abril, se centra en las implicaciones de la presencia de bases extranjeras en territorio argentino: de Gran Bretaña en las Islas Malvinas, de China en Neuquén y posiblemente de de Estados Unidos en Tierra del Fuego. El lector recuerda que años atrás se dijo que “en el caso de una Tercera Guerra Mundial entre Estados Unidos y Europa versus Rusia y China, la Argentina supuestamente estaría a salvo por nuestra lejanía de esos posibles escenarios bélicos”.
Aquella carta me recordó un episodio ciertamente curioso.
Hace casi una década vi una manifestación en una esquina del corazón de Rosario, donde se cruzan la calle Mitre y la peatonal Córdoba.
Habría como máximo cincuenta personas. Protestaban contra que China otorgara espacio para un observatorio espacial en Neuquén, sujeto a sus leyes y contratando su propio personal, y no sé si al mismo tiempo no advertían sobre las represas que China construiría en Santa Cruz.
La denuncia fue porque esta concesión a China ponía al país en riesgo de posibles conflictos estratégicos en otras zonas del mundo, de las que estábamos lejos. Es decir, afectó la seguridad del país.
Lo curioso fue que la manifestación fue frente a la sede que siempre había sido el Banco de Boston, prototipo del capitalismo norteamericano, y que ahora es el ICBC, un banco chino, país donde cualquier gran empresa está vinculada a la Estado y más específicamente al Partido Comunista (no entremos ahora en la naturaleza o forma de las inversiones extranjeras por parte de corporaciones de otros países en ese régimen).
Y quienes protestaron ante el ahora banco chino por la injerencia china en la Argentina fueron de la Corriente de Clases Combativa y del PCR (Partido Comunista Revolucionario). Por lo general, eran jóvenes que quizás no sabían mucho sobre historia. Al menos hablando con ellos me parecía que no sabían mucho sobre su propio movimiento, su origen, maoísmo, etc.
Porque quienes protestaron contra la injerencia china en el banco chino eran de la corriente política que aquí en los años 70 se llamaba “los chinos” (o sea, los que protestaron con el banco chino, lo supieran o no, eran sus hijos y nietos, sus extensión ).
Jorge Rouillon
DNI 5.395.602
