¿Cómo es el nuevo libro de Antonella Estévez? – .

20 autoresde diferentes generaciones y edades, son parte de las entrevistas que el periodista antonella estevez realizado vía Zoom durante los días en que la pandemia azotó duramente al mundo -entre abril de 2020 y diciembre de 2021-, para el programa cuestion de gusto, quien en ese momento –y todavía– conducía en el radio universidad de chile.

Como ha hecho con otros dos volúmenes anteriores (el 2 de la serie ¿Por qué filmamos lo que filmamos?), Estévez recopiló parte de sus entrevistas en formato libro, y ya se encuentra en escaparates nacionales vía La falda. Se llama igual que su programa, cuestion de gusto.

“He tenido la suerte de trabajar en Radio Universidad de Chile durante más de veinte años y por supuesto, es un medio que se piensa como audiencia y donde se celebra el ejercicio de pensar juntos”, dice Estévez en el teléfono con Culto-. Y cuando se puede dialogar profundamente y todas estas mujeres fueron muy generosas en ese diálogo. Todas estas entrevistas son también para el cuestión de gusto que es un programa que dura una hora, son entrevistas largas. Nos permitieron entrar no sólo en sus procesos personales, sino también en el proceso que estábamos viviendo en este momento, que creo que también es muy valioso para dejar constancia de: La pandemia, la revuelta, el proceso constituyente”.

Nombres muy diversos pasan por las páginas de este libro, como las poetas Elvira Hernández y Rosabetty Muñoz; las narradoras Alejandra Costamagna, Andrea Jeftanovic, Diamela Eltit y Nona Fernández; las historiadoras Patricia Cerda y María José Cumplido; la activista Constanza Valdés; y también el colectivo Lastesis.

– ¿Hay alguna afirmación que te haya sorprendido?

– Creo que todas tienen sus momentos, todas son mujeres que admiro mucho, que me inspiran mucho, que me siento muy privilegiada de haber tenido la oportunidad de hablar con ellas. Por ejemplo, valoro mucho la conversación que tuvimos con Lastesis donde hablamos mucho sobre el humo, buscando desarmar ese prejuicio de que la militancia siempre es algo enojado. Creo que a veces el activismo feminista requiere rabia para movilizar ciertas cosas, pero creo que es muy agradable hablarles de humor, de complicidad. También fue espectacular conversar con Rosabetty Muñoz, con Elvira Hernández sobre cómo llegan a tener una voz, esas voces que han sido tan fundamentales para la literatura chilena y que son tan particulares, ¿no?

– ¿Por qué te interesa tu propia voz al escribir?

– Tengo mucha curiosidad por saber cómo se llega a tener una identidad por escrito. Uno abre un libro de Diamela Eltit y sin leer la portada sabe que es ella, por su forma de escribir. Lo mismo Cecilia Vicuña, para mí esa es una entrevista definitoria para mí como persona, no solo como periodista, porque me ayudó a pensar en el tiempo de la poesía frente al tiempo productivo. Creo que había mucha sabiduría ahí y podría seguir así. Creo que la razón por la que hago entrevistas es porque necesito desafiar constantemente mis propias creencias y mi curiosidad.

– ¿Cuál fue la parte más difícil del proceso?

– Cuando te sientas con alguien y compartes espacio es más fácil generar complicidad, es más fácil ponerse en sintonía que cuando hay tecnología mediada. En este sentido, creo que tanto ellos como yo hicimos un esfuerzo por tratar de ignorar que estábamos a kilómetros de distancia, en algunos casos, en Chiloé o en Nueva York (en el caso de Cecilia Vicuña). De ambas partes hubo un esfuerzo por generar complicidad y me encantaría que eso se leyera en el libro. Que seamos dos personas aquí hablando de algo que nos apasiona, creo que ese fue el desafío. Pero por otro lado también siento que durante la pandemia todos éramos más sensibles y de alguna manera nuestras defensas estaban más bajas y estábamos en un estado de ánimo reflexivo. Creo que fue muy útil para las entrevistas, que todos los involucrados hemos estado pensando: ¿Cuál es el significado de lo que hacemos? ¿Cuál es el significado de escribir? ¿Cuál es el significado del feminismo? ¿Cuál es el significado de la revuelta social por redactar una nueva constitución?

– En el prólogo cita a Chimamanda Ngozi Adichie, quien afirma que si más hombres leyeran autoras, las posibilidades de comprensión serían mayores.

-Sí, al menos lo que me emociona como consumidor de culturas, como alguien que lee, que ve películas, que ve teatro, es que me permitan entrar en una experiencia que no es la mía. Y eso me enriquece. Y como casi todos los seres humanos en Occidente, crecí leyendo más hombres que mujeres, porque eso es lo que inicialmente nos daban a leer en el colegio y también en la universidad, y los grandes nombres que me marcaron como lector, son hombres. . Estamos llenos de discurso masculino, de la experiencia masculina de ver el mundo, porque has contado la mayoría de las historias, las ficticias y las que consideramos históricas también. Has construido el canon. Entonces, puedo entender mucho más la experiencia masculina por lo que dices. Aunque hay cosas que no cuentan. Por ejemplo, celebro mucho cuando los hombres hablan de paternidad, hablan del miedo, de sus propias inseguridades, pero en general estamos más acostumbrados a leer y escuchar el discurso masculino. Y eso –en quienes no somos hombres– genera empatía, porque podemos ponernos en ese lugar. Lo que dice Chimamanda es porque intenta invitarnos a leer a personas que son diferentes a nosotros. La maternidad me ha pasado mucho, por ejemplo, no soy madre, entonces leer libros que hablan sobre maternidad me ha ayudado a entender mejor a mis amigas.

– Me gustaría terminar con un juego de ficción. Si no hubiera límites, ni de tiempo, ni de muerte, ni de distancia, ¿qué autor te hubiera gustado incluir en este libro?

– A Marta Brunet. Obviamente Gabriela Mistral, claro. También tengo muchas preguntas para María María Luisa Bombal. Siento que ha sido muy injusto su discurso hacia ella, que era una escritora brillante. Por supuesto, Teresa Wilms Montt. Ahora nos empiezan a venir a la cabeza un montón de nombres que pocas veces escuchamos. Pensemos que ahora los otros libros de Gabriela Mistral, sus otros discursos, apenas empiezan a aparecer. Pero no hay ningún libro como este donde esas voces hablen.

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