El modelo turístico se cobra una nueva víctima, las librerías de barrio

El modelo turístico se cobra una nueva víctima, las librerías de barrio
El modelo turístico se cobra una nueva víctima, las librerías de barrio

El librerías independientes, Además de estar bajo la sombra de las grandes superficies, luchan por sobrevivir en ciudades ya dominadas por el turismo. El caso más extremo lo reflejan aquellas librerías, como La Galatea en Salamanca, que han tenido que cerrar sus puertas porque sus instalaciones se venden por construir más pisos turísticos.

Un librero sevillano, que vivió recientemente el cierre de la emblemática librería Verbo, declara en conversación con Público que en las ciudades “cada vez hay menos residentes de toda la vida” y, en este sector, ““Es fundamental que la gente del barrio te responda”.

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Para caer de nuevo.

El Los tejidos urbanos se están desmoronando. Todos los comercios y comercios se ven obligados a homogeneizarse y concentrarse, cada vez más, en el público turístico, olvidándose de los vecinos. En este sentido, ““Las librerías pueden ser un espacio de resistencia” dice Pablo Cerezo, que forma parte de la plantilla de la librería Pérgamo, la más antigua de Madrid.

Un negocio ahogado por Amazon y el turismo

Sólo en la ciudad de Sevilla, desde junio hasta hoy, se han realizado 11 las librerías que han tenido que cerrar sus puertas. El cierre más reciente y sonado fue el de la emblemática librería Verbo, donde cientos de personas al día hojeaban los libros ubicados en las que antiguamente eran las butacas del Teatro Imperial. El 19 de febrero colgó el cartel de liquidación por su inminente cierre.

Juan, librero en Sevilla durante casi 20 años, vivió los inicios de la librería Verbo y también su final. El cuenta Público que ha visto cómo “el turismo ha expulsado a la gente del centro de Sevilla”, lo que ha provocado “cerrar una librería tras otra“.

“Si los turistas compran libros, lo hacen en la Casa del Libro”, según el librero sevillano

“Cada vez hay menos residentes de toda la vida”dice Juan. Y, en un negocio como una librería, “es fundamental que la gente del barrio te responda”. Los turistas generalmente no buscan literatura, especialmente en un establecimiento de barrio. “Si compran libros, lo hacen en el casa del libro“, al tratarse de otro modelo de negocio basado en “exponer nuevos productos, como un supermercado”. Además, estas superficies “pueden ofrecer obras en más idiomas”, respondiendo mejor a las necesidades del público turista.

La llegada de turistas también se refleja en los precios de alquiler, que “no paraban de subir y se chupaban gran parte del presupuesto”, afirma Juan. Una subida de precios que no sólo está expulsando a la gente del centro de la ciudad, sino que también está haciendo insostenible disponer de un espacio para montar un negocio local. “Si no hubiéramos tenido que afrontar estos precios de alquiler, las librerías seguramente permanecerían abiertas“, Agregar.

Una librería a la que le pasó algo parecido a la de Salamanca es una situada en la misma calle que Verbo, que tuvo que convertirse en apartamentos turisticos parte de sus instalaciones para sobrevivir. Se trata de un proyecto de rehabilitación de las plantas superiores del edificio de la librería, que seguirá abierta al público en la planta baja.

“La gente ya no quiere esperar tres o cuatro días, prefiere tener el ejemplar en casa al día siguiente”, según el librero

La sociedad de consumo y Necesidad de inmediatez en la compra de productos. También se han apoderado del sector. El librero afirma que “ahora la gente ya no quiere esperar tres o cuatro días, prefiere tener el ejemplar en casa al día siguiente”, un servicio que sólo grandes cadenas como Amazonas.

La librería más antigua de Madrid sobrevive

Sin embargo, las librerías independientes ofrecen una “Experiencia y comunidad en torno al libro.“, más allá de lo que significa acudir a puntos de venta más comerciales, donde los lectores “simplemente buscan comprar títulos y listo”. Así lo cree Pablo Cerezo, un librero de Pérgamo, que fue un reducto rojo en el barrio de Salamanca fundado en 1946.

“El libro es una muy buena excusa para juntarse con la gente”, argumenta Pablo Cerezo

“La relación con el librero, las relaciones que se establecen entre los propios clientes, Son aspectos que sólo este tipo de librerías puede ofrecer por su alcance”, y en eso apuestan los jóvenes libreros que gestionan Pérgamo, la librería más antigua de Madrid y que cuenta con un gran apoyo de su fiel clientela, los vecinos del barrio. . “El libro es una muy buena excusa para reunirse con la gente, hablar, debatir, pensar”, y por eso la librería ofrece experiencias como vermú literario o presentaciones de libros.

Contenido adicional o infografía: ver la versión completa del artículo.

Pérgamo, que ahora vende “más libros que nunca”, también tuvo que cerrar sus puertas durante unos meses en 2021, hasta que un empresario y antiguo cliente de la librería decidió rescatarla. Y la capital no ha sido una excepción en cuanto al cierre de estos negocios: rincones literarios históricos como Nicolás Moya, que también sobrevivió a la Guerra Civil, pero no Amazon, pusieron el cartel de liquidación en 2019. Áurea Clásicos, la librería de referencia sobre música clásica cultura, cerró sus puertas en 2023; el mismo año en que cerró Vitorio, especializado en libros antiguos y abierto desde los años 50.

“Los cambios en los tejidos urbanos son dejando ciudades muy fragmentadas”, Cerezo argumenta, “donde la gente no tiene experiencias comunitarias que no necesariamente impliquen consumir o tomar una cerveza. En este sentido, las librerías pueden ser un espacio de resistencia.“.

“Una sociedad cada vez más empobrecida y ‘low cost’”

Se podría pensar que el problema es que los libros son caros. Cerezo cree que tiene más que ver con que avanza hacia un modelo de sociedad “cada vez más empobrecidos, bajo costo, de alto consumismo y muy baja calidad”, en el que “alguien puede pagar 2,5 a un pasajero para que le lleve comida a casa”. De este modo se puede olvidar que el trabajo de esa persona vale mucho más que 2,5 euros y, en comparación, un libro puede parecer caro.

Pablo Cerezo: “El ritmo del libro es lento. Y la sociedad capitalista no lo es”

En este sentido, cuando Cerezo vende un libro, siente que la gente “no sólo te confía el coste del libro, “Él te está confiando su tiempo”.. Y eso, afirma, “es un compromiso muy grande en la sociedad actual”. La lógica del libro va contra la corriente de los ritmos. a la que estamos sometidos en nuestra vida diaria, en la que cada vez es más difícil escapar de los estímulos y simplemente parar y abrir un libro, porque como reflexiona Cerezo, “El ritmo del libro es lento. Y la sociedad capitalista no lo es”.

Pablo Cerezo, librero: “La literatura nunca ha sido fútbol”

También se cree que el cierre de librerías está más relacionado con la “muerte del libro“, pero, según Pablo Cerezo, “la La literatura nunca ha sido fútbol.. Nunca ha sido algo masivo”. Estamos hablando de que “la población alfabetizada no tiene más de un siglo y nunca ha habido una mayoría de población que lea”.

Los discursos que romantizan los libros perjudican a las librerías como sector económico

Con estas narrativas, afirma el librero madrileño, hablamos de “un pasado idílico que nunca existió”. Son discursos que, en una supuesta defensa del libro, acaban romantizándolo y “perjudicar a una librería como sector económico”, que tiene que sobrevivir como cualquier otro negocio. “Hay que problematizar el debate y saca el libro de estas lógicas estrictamente románticas que tenemos del mundo del libro como esa entidad que está por encima del bien y del mal”.

Comprender bien los problemas a los que se enfrentan las empresas literarias también ayudará a que las soluciones ofrecidas por las administraciones públicas sean más adecuadas a su realidad. Muchos de los subsidios ofrecidos tanto a nivel regional como nacional giran en torno a digitalización de librerías. Al respecto, Cerezo afirma que no le sirve de nada que le den “un ordenador cada seis meses para digitalizar”, ya que le convendría “hacer habría un límite de alquilero que estaba exento del pago de impuestos sobre el alquiler”.

El libro no está muerto. El Barómetro de Hábitos de Lectura 2023 reflejó que los lectores frecuentes, aquellos que leen al menos una vez por semana, alcanzan el 52%. Pero ahora es más importante que nunca luchar contra la lógica consumista que nos lleva a querer todo en uno. hacer clic y acercarnos a las librerías de barrio, y evitar así que las ciudades se conviertan en espacios vacíos de cultura y comercio local.

 
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