Algo peor que un asesino en serie – .

Algo peor que un asesino en serie – .
Algo peor que un asesino en serie – .

En la sociedad actual se nos pide que dejemos atrás nuestros miedos. Tenerlos significa no avanzar, quedarse anclado, te impiden lanzarte, arriesgarte, triunfar. Todos estos grandes gurús de la autoayuda olvidan un pequeño detalle: los miedos no los eliges tú. Es una emoción que aparece de forma instintiva. Los miedos son algo íntimo de cada persona, a veces indescriptible. Y, sin embargo, vivimos como si no los tuviéramos.

No ocurre lo mismo con los niños. Los miedos infantiles se dan por sentados. A la oscuridad, a los fantasmas, al examen de matemáticas. Parece como si de mayores nos pusiéramos una armadura que nos impidiera mostrar miedo delante de los demás. Una máscara que tarde o temprano se cae. Entonces, ¿a qué le tenemos miedo los adultos?

Con esta premisa comencé a escribir el hombre sin rostro (Destino, 2024). Intentar asustar al lector de manera realista fue todo un desafío. Sin elementos sobrenaturales, sin sobresaltos de telefilm, sin momentos espectaculares. Sólo miedo cotidiano, familiar y cercano. Allí emergen los personajes de Roberto, Inés, Leo y Jaime, una familia diferente, con grandes cicatrices y un presente frágil que enfrentaría una amenaza que los sobrepasaría por completo. Porque, aparte del terror, ésta es una novela negra.

Nada supera a Loscomprachicos, los personajes creados por Víctor Hugo en El hombre que ríe

La novela policíaca de hoy está llena de asesinos en serie. Los autores a veces bromeamos diciendo que hay más psicópatas en la ficción que en la realidad. Sí, hay psicópatas entre nosotros, pero el número de ellos que matan es mínimo. Las novelas están repletas de tipos que ponen en jaque a la policía con sus asesinatos rituales, con un plan muy inteligente e infalible… o eso espera el autor.

De esta reflexión surgió una pregunta: ¿hay algo peor que un asesino en serie? La respuesta la tenemos en la Ley Orgánica 10/1995, o lo que es lo mismo, en el Código Penal. Ya te puedo decir que sí, el infierno tiene muchas caras diferentes. Charles Manson, por ejemplo, pasó a la historia como un asesino en serie sin escrúpulos, pero nunca mató a nadie. Pero creo que nada supera a “Loscomprachicos”, los personajes creados por Víctor Hugo en El hombre que ríe.

Los escritores actuales, y me incluyo, a menudo creen que somos muy inteligentes. Pensamos que nuestro estilo es ágil, que nuestras tramas son atractivas, que nuestros conceptos son novedosos… cuando los clásicos están llenos de lecciones que debemos aprender. En El hombre que ríeVíctor Hugo desarrolla un grupo mafioso llamado “Loscomprachicos”. Estas personas, de raíces españolas, cogían niños para deformarlos y luego venderlos como bufones, mendigos o monstruos de feria.. Por ejemplo, Víctor Hugo cuenta que en China colocaban a los niños en jarrones para que crecieran allí, y cuando ya no podían desarrollarse más rompían el frasco, resultando un pequeño cuerpo maltratado.

Una familia herida. Un psicópata que no mata a nadie. Los horrores de Víctor Hugo. Una mezcla de género negro y terror. Faltaba el escenario

Eso asusta a los niños. Eso les da pesadillas a los adultos. Y no matan a nadie. Estamos hablando de un libro publicado en 1869 al que cualquiera tiene acceso. Entonces surgió la tercera variable de mi novela: ¿qué pasaría si alguien, inspirado por El hombre que ríe¿Decidiste emular hoy a “Loscomprachicos”?

Las piezas estaban sobre el tablero. Una familia herida. Un psicópata que no mata a nadie. Los horrores de Víctor Hugo. Una mezcla de género negro y terror. Faltaba el escenario.

He estado dando vueltas toda mi vida. Ahora mismo me siento más como una persona sin hogar que como alguien con un hogar. En los últimos dos años me he mudado siete veces. La única constante es que siempre vuelvo a Murcia. Y, por alguna razón, nunca había ambientado una novela en mi tierra.. Con el hombre sin rostro Saldo una deuda que tenía pendiente conmigo mismo. El lector encontrará una comarca que merece ser conocida, paseará por zonas boscosas, calles pintorescas e inmensos puertos, verá el amanecer en las salinas de San Pedro, descubrirá las pinturas del Santuario de Totana y decenas de monumentos históricos. edificios. Hay quien sitúa sus obras en pueblos perdidos, yo he utilizado una Región entera para la mía.

Estos son los mimbres con los que he tejido mi novela. He intentado ofrecer algo diferente al mercado del cine negro, quizás también al mercado del terror. El lector descubrirá el resto sumergiéndose en sus páginas.

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Autor: Claudio Cerdán. Calificación: el hombre sin rostro. Editorial: Destino. Venta: Todos tus libros.

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