la necesidad de una poética – .

la necesidad de una poética – .
la necesidad de una poética – .

Una de las experiencias más bellas e inquietantes de mi acercamiento a la literatura fue leer las primeras páginas de La muerte de Virgilio. Allí descubrí la necesidad que tiene la creación de investigar los mismos entresijos que la configuran, o mejor dicho, la manifiestan. Seguramente este ensayo, entre poético y autobiográfico, con el que concede Clara Obligado una oportunidad más para la escritura como horizonte de creación, deja claro que, desde la poética, siempre emana un vitalismo que proviene de ese acceso a la experiencia sin evitar la mediación de las palabras, porque ahí persisten las brasas. Su motivación es también su etimología: exagio, sopesar las cosas, examinarlas: “Hay un estilo de jardín residual que crece verde en terrenos baldíos, baldíos o zonas de difícil acceso y que es un refugio. Se genera por su propio dinamismo, sin estar plantado, sin límites ni categorías definidas y modifica el ámbito de una manera inesperada y sorprendente. (…) Así es como me siento.” (págs. 59-60).

publicado por paginas de espuma, Todo lo que crece: naturaleza y escritura razones sobre la simbiosis entre modo de vivir y modo de verbalizar, ya que la logotiposél verbo, asume la semántica de epopeyadel Epifanía, de lo que se manifiesta con el mundo y a través del mundo. Los aforismos de Blanchot y las frases de Jabés Aquí se convierten en episodios biográficos en los que resulta imposible separar el material literario de la propia experiencia. Y, en esa exploración de lo que es Clara Obligadola escritura se apropia con la voluntad de trascender más allá del signo y una emoción que el escritor intenta verbalizar lo mejor que puede, sabiendo que es el inefabilidad ¿Qué causa el choque en el que la literatura deja de ser poder y se vuelve tangible por un momento hasta que lo insondable, como arroyos por los que asciende la vida, vuelve a nosotros para compadecernos y excluirnos de su esencialidad.

Pero queda una valla, un barniz, una sombra, una impostura, una costumbre, una dureza, la actitud de seguir escribiendo para completar una realidad que los sentidos infieren como cierta, pero que no lo es. Los espejismos construyen el mundo, la literatura les da corporeidad, los administra como conocimientos que escapan a la ciencia, porque son conocimientos inseguros, improbables, en los que el matiz es más revelador que la cosa misma. Y vale la pena caminar por los márgenes y márgenes. No se puede confiar en que todo sea seguro. La poesía reside en la incertidumbre, donde la ciencia no llega, pero ahí está. El padre, la lluvia, los llanos, Borgeslas lecturas, el ñandú, la luna, el sur y la igualdad de la naturaleza son evocados para no doblegarse ante un pensamiento uniforme, porque se trata de cruzar el umbral de lo kantiano, de permanecer en la prosperidad que gestiona la cuestión del ser y donde la influencia de María Zambrano alimenta cada párrafo Todo lo que crece: “Enciendo sus palabras. Nunca me ha interesado hablar de mí, pero un hilo personal fluye y me organiza. ¿Se nutre de la necesidad de reflexión a la que me empuja la edad, o es una simple técnica para hilar este discurso? ¿Es un acento híbrido? ¿Escribir desde el “yo” es una estrategia para no generalizar mis reflexiones?” (pág. 99).

Clara Obligado no peca de exceso de referencias literarias en torno al acto de escribir, sino que busca dejar que la vida misma construya la motivación de sus impresiones literarias del mundo. De alguna manera reconoce en la literatura todo lo que la realidad le ha proporcionado y que no escapa a las etimologías. Porque nadie sabe mejor que ella que el mundo existe para llegar a un libro, parafraseando mallarme a través de Borgeseso Epifanía Ser a través de lo que escribimos es una deuda que tenemos con las religiones proféticas. Religión (re-) y (coquetear), vinculando lo nuevo, vinculando lo vivido con el dios o los dioses. Profético (profemi en griego), habla en lugar del otro.

Para Obligado escribir es vincular uno mismo con el otro que es quien vive en la inmediatez y quien recuerda, y quien corrige lo que recuerda para sublimar el carácter efímero de lo carnal, para alargar la trascendencia, para que dure tanto como las palabras, para Por último lo que tanto significan: “¿Y si cada vida fuera un paisaje? ¿Si fuéramos llanuras, selvas, dunas? Hay un término que define lo que empiezo a comprender, lo que, en algún momento, representará la vida que me ha tocado: terrenos escarpados, pendientes, terrazas y terrazas trabajadas hasta el cansancio, muros de piedra que exhiben hermosas esculturas. de esfuerzo. A este tipo de cultivo se le llama “agricultura heroica”. Encuentro esta definición que, de alguna manera, me representa. ¿Qué puedes plantar cuando tu tierra ha desaparecido? (pág. 63).

El exilio, la sombra del padre, las discusiones literarias, una hija, cuadernos escritos y perdidos, algo más; Todo forma parte de un bagaje que, a veces, la escritura suma a un lastre del que no pueden desprenderse quienes preguntan, reconocen, intuyen e investigan. que se lee en gravedad y gracia: “Esa vulnerabilidad de las cosas valiosas es hermosa porque la vulnerabilidad es una marca de existencia”.

Investigar; de lo que Clara Obligado no está exenta: rastrear por dentro y por fuera: “Pienso en migraciones y semillas, en cómo un árbol inmóvil atraviesa continentes. La ligereza danzante del cachorro, la migración del pájaro que ha picoteado el suelo y defeca semillas, las vainas que explotan en la tierra, la semilla de ipomea, que utiliza el tren y llena las vías de cascabeles azules” (p. 47). @mundiario.

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