Él terremoto de Nueva York ocurrido este viernes a pocos kilómetros al oeste de la ciudad en el estado de New Jersey, llama la atención porque esta ciudad se encuentra alejada de los márgenes de la placa norteamericana. Su intensidad fue de 4,8 en el escala de Richter, que en esta región es bastante elevado, dado que hacía 140 años que no se registraba uno de esta magnitud. Sin embargo, en los últimos años se han registrado decenas de este tipo de terremotos de menor intensidad.
Se trata de un típico terremoto intraplaca, de mucha menor intensidad y baja frecuencia en comparación con los que ocurren en márgenes activos, como los Andes y el margen del Pacífico. Llama la atención su carácter superficial, de aproximadamente 4,7 kilómetros, lo que favoreció su propagación y se sintió a decenas de kilómetros de distancia.
Esto no se debe exclusivamente a las ondas superficiales, sino al basamento de Nueva York Está formado por rocas antiguas y cristalinas que favorecen una alta velocidad de transmisión de ondas. Los terremotos asociados con el margen andino generalmente tienen más de 30 kilómetros y hasta cientos de kilómetros de profundidad.
Los daños causados son mínimos o inexistentes y posteriormente se han registrado en la región algunas réplicas de intensidad aún menor. El origen se debe a la acomodación de fallas ya conocidas con un comportamiento contractivo oblicuo como lo indican sus mecanismos focales.
Igualmente distantes están las Montañas Apalaches, más al oeste. Por sus características se ha sentido en la ciudad.
* Víctor Ramos. Investigador y docente del Instituto de Estudios Andinos (UBA-CONICET)
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