De las galerías de Nueva York a Santa Catalina – .

El vacío que dejaron las imágenes y tallas religiosas en el altar del antiguo convento de Santa Catalina se ha convertido en una jungla donde los protagonistas son la naturaleza y la destrucción.

Con siete metros y medio de altura, este retablo contemporáneo de Lacalle preside ‘Desterrados’. Así se llama la colección de lienzos de gran formato con la que el artista pretende mostrar la relación que existe entre el ser humano y la naturaleza. «El tríptico revela una selva en la que muestra la vida, a través de la naturaleza y la destrucción. Siempre promovida por los hombres en este caso a través de la guerra”, explica el comisario de la exposición Julián Mesa.

Una colección que utiliza la naturaleza para hablar de la huella humana, y de cómo destruye todo a su paso. “En todas las pinturas aparece la huella del hombre a lo largo del paisaje, que va cambiando a medida que se agotan los recursos naturales”, explica Abraham Lacalle a HOY.

El artista deja claro que esta colección, formada por ocho lienzos, no es una reivindicación ecologista. “Busco más el análisis de la relación que tiene el hombre con el mundo hostil, las relaciones con el mundo exterior marcan la cultura y lo que somos”, afirma.

En su análisis del paisaje no sólo cobran importancia los elementos que utiliza, sino que la paleta de colores que utiliza también aporta significado a su obra. Un color brillante da fuerza a lo natural. Los árboles, ríos y selvas que el artista recrea con su pincel captan las miradas de todos los visitantes, que se pierden en los tonos rosas, verdes y azules que son protagonistas entre la sobriedad conventual.

Julián Mesa es el curador de la exposición y realiza visitas guiadas los sábados.

C. Moreno

En una evocación a la infancia del autor en Extremadura, su padre es trujillano, las dehesas son uno de los paisajes que más se repiten en sus lienzos. “Veo el descorche desde pequeña y me impresiona bastante porque es como un desollado que evoca la libertad y demuestra que la naturaleza supera la intervención humana”, afirma Lacalle.

Los pastos, ríos, selvas y montañas que Lacalle ha plasmado con su pincel han llegado a Badajoz tras haber formado parte de las paredes del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid o de la Casa de Velázquez.

Sus pinceladas le han convertido en uno de los máximos exponentes del arte contemporáneo, influenciado por el expresionismo alemán.

El dominio de las técnicas es lo que le ha convertido en uno de los pintores más importantes de la actualidad, “de hecho es uno de los pocos artistas españoles que ha estado en la galería Marlborough de Nueva York, que ha sido uno de los principales lugares del arte contemporáneo. en el mundo.

Sarcasmo

El color de su obra poco tiene que ver con el realismo, al menos eso piensan Gema Andújar y Yerai Ruiz, dos de los visitantes que visitaron la exposición hace unos días. «Estamos de visita en Badajoz y no esperábamos para nada encontrarnos con algo así. El color es fascinante, muy alegre y muy vivo”, destacó Andújar.

Unos tonos que en muchos casos no son los habituales en la naturaleza pero que añaden sarcasmo a la obra. «El color tiene mucho que decir. Lacalle utiliza gamas inusuales, lo que hace que su obra sea sarcástica porque asume que la naturaleza tiene un orden que altera pintando un tronco azul o un caballo rosa”, enfatiza Julián Mesa.

Para darle importancia a la gama cromática es importante la relación entre el espacio y los lienzos. Por ello, Mesa se ha preocupado de iluminar mucho el espacio. “De esta manera conseguimos que los colores reboten y la atención se centra en la obra y no en los esgrafiados de las paredes”.

Los focos de Santa Catalina hacen brillar aún más los lienzos colgados en sus paredes, donde la presencia humana sólo se manifiesta explícitamente en uno de ellos. El ‘equilibrista’ es el nombre del único cuadro en el que el protagonista no es el paisaje y que hace referencia a uno de los personajes de los libros de Zaratrusta. “En sus lienzos refleja sus vivencias, los libros que lee, la música que escucha o sus propias vivencias”.

«Mi pintura refleja las relaciones que tiene el hombre con el mundo hostil»

Una obra que pretende ser un llamado de atención sobre los comportamientos que la sociedad tiene con la naturaleza. A las puertas del espacio cultural Santa Catalina, los visitantes salen impresionados. Una selva verde, convertida en altar, les habla de destrucción y belleza. “Es una metáfora, el hombre destruye lo que ve no sólo con las guerras, sino también en su vida diaria”, reflexiona Yeray Ruiz tras su visita.

 
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