la pintora que encontró a sus musas en rincones olvidados – .

Viernes 3.5.2024

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La dinámica de los tiempos, no siempre justa, llevó a que artistas visuales que hoy gozan de renombre internacional hayan quedado, durante buena parte de sus vidas, relegadas a cierto nivel de ostracismo, simplemente por su condición de género. Este es el caso de Ada Tvarkos, una pintora rosarina que vivió durante el siglo XX y desarrolló una obra de contornos singulares, que hoy es más valorada que en vida.

Tvarkos nació en Rosario en 1928, misma ciudad en la que falleció 87 años después. Luego de estudiar en la Escuela Provincial de Bellas Artes de esa ciudad, participó desde muy joven en el Salón Nacional y a partir de entonces su nombre apareció en diversos espacios de la provincia de Santa Fe. Realizó una exposición individual en la Galería Carrillo en 1973 con motivo de sus veinte años con la pintura. “Se dedicó especialmente al paisaje urbano, deteniéndose en la descripción del arrabal”, indica el portal Arte de la Argentina.

Ada mantuvo un contacto muy fluido con el pintor Luis Ouvrard, que fue su maestro. Cuando el artista vacacionaba en Cosquín compartía las tardes con su esposa Esther mientras él dibujaba. Luego, envió postales a sus amigos para contarles sobre su trabajo. Uno de sus destinatarios fue Tvarkos. Allí Ouvrard mencionó que lo importante para el pintor “no son los temas sino la forma en que manipula sus materiales”.

Adriana Armando en “La naturaleza de las mujeres: artistas rosarinas entre 1910 y 2010”, publicado por la Fundación Osde, señala: “las miradas sobre los barrios y los límites de lo urbano pueden presentarse como alternativas a la modernización, y en ese sentido , Ada Tvarkos elige el suburbio como un lugar que fue visitado por muchos artistas en las primeras décadas del siglo XX. Un espacio extramuros asociado a su maestro, Luis Ouvrard, y a las salidas que realizaba con sus alumnos en las décadas de 1940 y 1950 en busca de motivos para pintar.

“Los viejos muros y las construcciones precarias transcritas en clave sintética y con colores de saturación medida fueron las soluciones formales elegidas por el artista en ‘Motivo para mi barrio’, una pintura realizada sugerentemente en un momento de francas expansiones del modernismo en el trazado de la ciudad y en el ámbito del arte”, añade Armando.

En una columna titulada “Vida de un artista”, publicada en 2018 por Rosario 12, Judith Podlubne señala que “Ada ejerció una extravagancia cándida, sentimental e infantil, que hoy la acerca a esa variante sensible del kitsch que Ramón Gómez de la Serna definió”. Y añade: “Esa chica es cursi porque está indecisa entre ser un cuadro y la realidad y porque su voz responde a su ropa y su alma tiene un trasero de amatista y lleva su corazón en una caja de filigranas”. Gómez de la Serna hablaba como si la conociera”.

Junto a otras artistas que fueron sus contemporáneas, como Rosa Tiscornia de Castagnino, Emilia Bertolé, Mele Bruniard, Olimpia Payer, Susana Hertz, Marta Puebla, Paulina Blinder, Ada Tvarkos y Mimi Escandell, Ada Tvarkos jugó un papel activo en la definición del panorama. de las artes plásticas rosarinas del siglo XX y principios del siglo XXI. No apreciado en su momento, pero posteriormente puesto a consideración del público en diversas exposiciones retrospectivas.