Estudio de fotografía Conde, un oasis de papel en el imperio digital de la Feria de Abril

Estudio de fotografía Conde, un oasis de papel en el imperio digital de la Feria de Abril
Estudio de fotografía Conde, un oasis de papel en el imperio digital de la Feria de Abril

La Feria de Abril de Sevilla reúne cada día a cientos de miles de personas durante ocho días seguidos, tal y como demuestran los datos ofrecidos por el ayuntamiento. Esto hace que en un mismo espacio también haya un número muy similar de móviles, aplicaciones de fotografía, filtros de belleza o estilismo y, en mucha mayor medida, mensajes directos y publicaciones en redes sociales. En este mastodonte mediático en el que se ha convertido la fiesta sevillana se puede localizar un pequeño oasis del pasado, de lo que fuimos y de la esencia que se pierde.

En el número 65 de la calle Antonio Bienvenida del recinto ferial se encuentra el stand de Navegantes del Sur. Frente a ella, un hombre permanece sentado y lee un libro titulado El paciente silencioso, de Alex Michaelides. Juan Conde, de 62 años, nació junto al mar en La Línea de la Concepción y necesita esa paciencia para poder realizar su trabajo diariamente de dos de la tarde a dos de la madrugada. Comenzó a hacerlo a los 15 años cuando su padre lo obligó a mantener a una familia de ocho hijos.

Su trabajo inicial era sujetar un pony mientras su padre fotografiaba a quien decidiera montarlo para llevarse un recuerdo. Con el tiempo, lo que comenzó como un pequeño escenario hecho de tablas, se convirtió en un remolque que, una vez abierto, conforma un estudio de fotografía portátil de cuatro metros cuadrados que incluye todo el atrezzo necesario para crear un patio andaluz, donde no faltan cacerolas, guitarras. , mantones, sillas, mesas o una fotografía de la Virgen del Rocío encima del borde de un pozo metálico. En el exterior, un caballo de madera y un carro tirado por una mula, utilizados también hace 50 años por su antecesor.

Junto a su padre, y desde hace varios años en solitario, ha visitado las ferias más importantes de las ciudades andaluzas, ahora sólo viaja a las más cercanas. “Sólo hago los de la zona del Campo de Gibraltar, La Línea, San Roque, Algeciras y Ceuta, además de Sevilla”, explica. Desde que empezó a visitar la feria de la capital andaluza solo ha faltado en tres ocasiones, en 2020 y 2021 por la pandemia de la covid-19 y en la edición de 2022 por una “confusión en el plazo de presentación de solicitudes”, afirma. .

Juan Conde muestra una de las fotografías realizadas en el Estudio Conde, en el recinto ferial de Sevilla.PACO PUENTES
El fotógrafo muestra la fotografía a un grupo de mujeres, cuyas copias recogerán al día siguiente.PACO PUENTES
Algunas de las fotografías realizadas en el Estudio Conde, en el recinto ferial de Sevilla. PACO PUENTES

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La subida de las tarifas, que pasaron de “120 euros a casi 500”, y el coste de vida en Sevilla durante esa semana -estos días se aloja en una habitación del barrio de La Macarena que encontró en Airbnb- le hace pensar que esta edición será la última en la que esté presente. “¿Cuántas fotos tengo que tomar al día para cubrir los gastos?” se pregunta. La que antes era su actividad principal ahora se ha convertido en una complementaria, ya que su sustento básico es la fotografía en colegios, celebraciones y fronteras.

La tecnología móvil te ha afectado de dos maneras diferentes. Por un lado, la lógica reducción del volumen de personas que quieren hacer una fotografía y guardarla en papel. Ha llegado a realizar 50 fotografías diarias, cuando antes superaba las 200. De otro lado, el número de vendedores ambulantes y turistas que intentan hacerse un selfie con su instalación de fondo. “Desde que existen los celulares, la gente viene aquí y se toma selfies, tengo que pararme frente a ellos, sin pensar que con eso me gano la vida”, dice.

Son las tres y media de la tarde y aún no ha tenido clientes, suelen llegar por la tarde. Una mujer se acerca y pregunta: “¿Cuánto cuesta fotografiar a mis hijos?” “12 euros por dos fotografías en papel”, responde Conde. “¿Puedo pagar con tarjeta?” pregunta la mujer de nuevo. “No, sólo metálicos o Bizum”, responde Conde. Ella se va sin decir nada. Ese es el coste del trabajo de este fotógrafo, seis euros la copia en papel, imágenes que envía por la noche a un estudio de un centro comercial de la localidad de San Juan de Aznalfarache y que recoge a la mañana siguiente.

Pasa un grupo de mujeres, una de ellas pregunta el precio y anima a las demás a hacerse una foto de grupo. Ana, Déborah, Lola, Pilar, Jessica, Carolina y Macarena llegan desde distintos barrios de Sevilla. Son de generaciones distintas, pero tienen algo en común: inmortalizar el primer día que visitan juntos la feria. Después de tomar la foto, reciben un ticket que tendrán que entregar al fotógrafo al día siguiente para obtener las copias.

Juan Conde, propietario del estudio, fotografía a un grupo de mujeres, este miércoles en Sevilla. PACO PUENTES

En todo este tiempo, Conde asegura no haber fotografiado a muchos famosos, pero recuerda con especial cariño la visita de Juan Joya, El Risitas, a quien le regaló la fotografía por el tiempo que le regaló. Prefiere quedarse con los clientes fieles que siguen usando su estudio año tras año: “Tengo unos clientes desde hace 15 años, un grupo de amigos que vienen y hacen fotografías en el mismo orden, en la misma postura y ven el paso del tiempo. en las imágenes. Esta noche tienen que venir”.

Conde hace fotografías, así de simple. Alguien podría pensar que su trabajo sólo consiste en apretar un botón y que con ello puede ganarse la vida. Pero hay algo más detrás de todo esto, la captura del tiempo, la posibilidad de volver atrás y verlo físicamente, sin miedo a perder archivos o a que se nos caiga la red social.

 
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